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Investigadora estudia relación de Diabetes II y Alzheimer

13/03/2006

ANN ARBOR, Mich.—La Diabetes Tipo II ha sido relacionada con un mayor riesgo de desarrollar Alzheimer en alrededor de diez estudios prolongados en distintos grupos demográficos de personas mayores. Cada vez hay más pruebas de que los niveles de insulina juegan un papel importante en el nexo entre las dos enfermedades.

Mary Haan, profesora de Epidemología en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan, escribe sobre las pruebas en la conexión entre las dos enfermedades en la última edición de la publicación Nature Neurology Clinical Practice.

Haan realizó una evaluación de las últimas investigaciones publicadas sobre el tema.

En investigaciones recientes sobre Alzheimer se ha buscado la participación de las vías metabólicas, vasculares y oxidantes en Alzheimer, que también están presentes en la diabetes II. Tiene especial importancia los recientes descubrimientos de niveles altos de insulina pueden estar asociados con un mayor riesgo de Alzheimer, independientemente de la Diabetes tipo II.

Estos resultados pueden ser importantes, porque cada vez hay más pruebas de que la falta de ejercicio y el sobrepeso, relacionados con un mayor riesgo para desarrollar diabetes, también están relacionados con un alto riesgo de Alzheimer. Además, ser sedentario y obeso en la mitad de la vida puede aumentar el riesgo de Alzheimer en una edad avanzada.

Tras evaluar las investigaciones más relevantes, Haan advierte que hay dos factores desconocidos que aún deben resolverse: ¿Pueden ser también efectivos en la prevención de Alzheimer, los medicamentos que tratan la Diabetes II?, ¿La prevención de Diabetes II, puede también prevenir el riesgo de Alzheimer?

Haan realiza un estudio sobre la relación entre diabetes, demencia y discapacidad cognitiva en el marco de un estudio sobre el envejecimiento en latinos en el área de Sacramento (En Inglés, Sacramento área Latino Study on Aging. SALSA), que investiga la salud mental y física en latinos de mayor edad. Haan también realiza un estudio en el proyecto SALSA en el que evalúa las diferencias en las estructuras cerebrales en adultos normales, con discapacidad cognitiva y con demencia.

“Hay numerosas personas con demencia inicial, que carecen de diagnóstico”, dice Haan “Se considera que la gente mayor es olvidadiza y no hay nada que puede hacer al respecto”.

En SALSA, la investigadora descubrió que 200 de los 1,800 participantes tenían discapacidades cognitivas importantes o demencia, y la mayoría de ellos no recibían ningún tipo de tratamiento en el momento del diagnóstico. Esto se debe en parte a las deficiencias en el acceso a los cuidados de salud y también a que numerosos médicos generales no tienen ni el tiempo, ni las herramientas para detectar las señales tempranas de demencia.

De manera similar, alrededor de un 50 por ciento de los participantes en el estudio padecen de Diabetes tipo II, muchos aún sin diagnóstico y sin controlarla de ninguna manera. Sólo la mitad de todos los que padecen diabetes tenían un tratamiento.

“Tratar Diabetes II puede ser difícil, incluso si la persona está bajo los cuidados de un médico”, dice Haan. Entre los riesgos del progreso de la enfermedad, sin controles, se incluye ceguera, pérdida de las extremidades, infarto cerebral y fallos en los riñones.

En este grupo demográfico, Haan encontró que el tipo II de diabetes predecía el desarrollo de Alzheimer y es uno de los primeros estudios que muestra esta relación.

Hann advierte que una recomendación fácil a seguir es fomentar un mayor estado de alerta entre el personal clínico y los que desarrollan intervenciones clínicas. Los pacientes de Alzheimer no son evaluados para diabetes en forma rutinaria, como así también las pruebas clínicas relacionadas con diabetes no incluyen un diagnóstico sobre incapacidad cognitiva o demencia. Una intervención temprana en Alzheimer permite un mejor tratamiento y puede ayudar a los afectados a mantener sus funciones cognitivas por más tiempo.

De los 1,800 voluntarios de SALSA, alrededor de la mitad son inmigrantes, y el resto nacidos en EEUU. Haan dice que el estereotipo más común es que los inmigrantes llegan a EEUU, adoptan los hábitos y estilo de vida del país y terminan con sobrepeso y mala salud. Hasta ahora no lo ha visto en otras investigaciones y quiere buscar una vista más generacional sobre el desarrollo de riesgos en enfermedades.

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SALSA

Nature Clinical Practice Neurology

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