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Conservación Agrícola y Tropical: Renacen antiguas ideas

08/08/2006

ANN ARBOR, Michigan—En círculos de conservacionistas del medio ambiente existe una idea largamente concebida, que las actividades rurales campesinas se enfrentan con los esfuerzos para conservar la biodiversidad en los trópicos. Sin embargo, a menudo, justamente lo opuesto es cierto, aseguran los investigadores de la Universidad de Michigan John Vandermeer e Ivette Perfecto.

Mediante la combinación del estudio de casos con teoría ecológica, Vandermeer y Perfecto descubrieron que prácticas campesinas fomentadas por movimientos autóctonos u organizaciones locales, como el Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra en Brasil o los Zapatistas en México o los internacionales Vía Campesina, realmente apoyan la conservación, mientras que las prácticas de terratenientes extremadamente ricos, a menudo lo deterioran. Los investigadores presentarán sus descubrimientos el próximo 8 de agosto durante el simposio de la Sociedad Ecológica de América en Memphis, Tennesse.

“Cuando usted le habla a los productores campesinos en las áreas tropicales, generalmente se sorprenden cuando escuchan que los conservacionistas piensan que son los enemigos de la conservación”, dice Vandermeer, Profesor de Ecología y Biología Evolucionaria. “Ellos aman a sus campos y a todas las plantas y animales en el área, y ven que son los terratenientes grandes y ricos los que llegan, cortan todos los árboles y convierten la tierra en pastizales. La letanía estándar no suena a verdad para ellos”.

Vandermeer y Perfecto revisaron estudios de biodiversidad en la selvas tropicales de la costa Atlántico de Brasil, una región, que es extraordinaria por tener áreas de tremenda diversidad biológica vecina a áreas industrializadas muy desarrolladas.

“El área tiene una de las mayores biodiversidades del mundo, pero todo ocurre en los fragmentos del bosque”, dice Vandermeer. En un estudio, que los investigadores examinaron, un científico brasileño documentó en el valle de un solo río a 28,000 fragmentos separados del bosque, donde especies vulnerables, como por ejemplo viven monos Muriqui. Vandermeer y Perfecto combinaron este tipo de observaciones con teoría ecológica actual.

“Sabemos que numerosos organismos por lo general viven en estado fragmentario en la naturaleza, con subpoblaciones diseminadas en el área”, dice Vandermeer. Enfermedades o depredadores pueden eliminar una subpoblación en particular, pero migrantes de subpoblaciones cercanas entran y establecen una nueva subpoblación.

“Ahora pensamos que las situaciones de más alta diversidad funcionan de esta manera, con un proceso continuo de extinción local y nuevas migraciones. Cuando se une esta teoría ecológica con la observación de los bosques altamente fragmentados en las selvas tropicales de la costa Atlántica, la pregunta importante es ¿cuánto bosque queda, lo que hay entre esos fragmentos que quedan y podrán estas sostener las migraciones necesarias de fragmento en fragmento mientras ocurren las extinciones locales, que inevitablemente ocurren?”

Si las parcelas o fragmentos de bosques están separadas por pastizales inhóspitos con una sola cosecha, como soya, entonces los monos, pájaros y otros animales de la selva probablemente no van a transitar a través de ellos para repoblar áreas de extinción. Pero no es el caso en los “bosques agrícolas”, áreas de intervención tradicionales, que son granjas donde árboles frutales y de madera comparten su espacio con otras cosechas, dice Vandermeer. “Ese es el tipo de cosecha beneficiosa para la biodiversidad y es el tipo de agricultura que practican los campesinos lugareños”.

Vandermeer y Perfecto, profesor adjunto de la Escuela de Recursos Naturales y el Medio Ambiente, visitaron selvas agrícolas en la región del Pontal de Paranepanema en Brasil, donde campesinos sin tierra, organizados por sacerdotes católicos establecieron granjas en la décadas de los 50 y los 60. Allí, los investigadores descubrieron que las granjas sirvieron como carreteras para animales migrantes. “Estos campesinos tienen monos que pasan a través de sus granjas”, dice Vandermeer.

Los científicos de la U—M y Jefferson Ferreira Lima, su colaborador del Instituto de Investigación Ecológica de Brasil (En portugués, Instituto de Pesquisas Ecologicas) también hablaron con El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (En portugués, Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra, o MST), miembro de la organización internacional campesina, Via Campesina. “Es un movimiento político, pero es muy pro conservación y entienden lo que están haciendo al crear una nueva clase de agricultura utilizando metodologías orgánicas o semi orgánicas en granjas con árboles”, dice Vandermeer.

Con estos grupos fomentando estas prácticas de biodiversidad, dice Vandermeer, “Pienso que conservacionistas y movimientos de campesinos deben ser aliados”

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