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Los derrames costarán $2.2 trillones de dólares hasta el año 2050 si no mejora la prevención y el tratamiento, según estudio de la U-M

16/08/2006

Se proyectan enormes costos para latinos y afro americanos debido a desigualdades en los cuidados de salud y un mayor riesgo de derrame a edad temprana.

ANN ARBOR, Michigan— Estados Unidos pagará $2.2 trillones de dólares en los próximos 45 años a no ser que los estadounidenses hagan más para reducir los riesgos de derrames y mejorar los tratamientos para los que sufren de las formas más comunes de derrames, predice un nuevo estudio de la Universidad de Michigan difundido hoy, miércoles.

Además, una porción desproporcionada de la factura será para los pacientes negros y latinos, por su tendencia de sufrir derrames a edad temprana y recibir una calidad más pobre de cuidados de salud, especialmente de prevención, en relación a otros grupos de la población. De hecho, los costos relacionados con los derrames en las personas menores de 65 años son alrededor de la mitad del total de gastos, que incluye salarios perdidos.

El estudio, publicado hoy en la edición por línea de la revista Neurology y financiado por los Institutos Nacionales de Salud, destaca la importancia de los esfuerzos de prevención en todos los grupos étnicos, pero especialmente en afro americanos y latinos jóvenes y de edad mediana, dice Devin Brown, la autora principal del estudio y Profesora Asistente en el Departamento de Neurología de la Escuela de Neurología y Miembro del Programa de Derrame de la Universidad de Michigan.

“Hacer lo adecuado ahora, podría finalmente reducir costes a futuro, pero tenemos un largo camino que recorrer antes de que todos los estadounidenses reciban prevención y tratamiento adecuado de emergencia por derrames”, dice. “Si nuestra sociedad no lo hará por las razones correctas, quizás podemos hacerlo porque será obscenamente caro”.

Brown y sus colegas aseguran que el cálculo de $2.2—trillones de dólares es extremadamente conservador, porque se basa en los índices actuales de las condiciones médicas, que colocan a las personas en un mayor riesgo de derrame, tales como diabetes, enfermedades cardiovasculares y obesidad. Se proyecta que esas condiciones sean más comunes en el futuro.

Los $2.2 trillones de dólares incluyen los costes desde ambulancias, hasta los hospitales, fármacos, cuidados en sanatorios, cuidados en el hogar y visitas médicas. También incluyen las ganancias perdidas de supervivientes de derrames menores de 65 años, basándose en los salarios promedio de cada grupo étnico. Las ganancias de los afectados mayores de 65 años no fueron incluidas.

¿Qué puede hacerse para disminuir la amenaza de esta factura gigantesca? Sin importar la edad o el grupo étnico, individuos pueden reducir sus propios riesgos de un derrame a futuro dejando de fumar, bajar de peso, comer sano, ejercitarse, mantener la presión sanguínea los niveles de colesterol y cualquier problema de ritmo cardiaco bajo control, dice Brown. Al mismo tiempo, los hospitales y médicos pueden ofrecer mejores cuidados preventivos y evaluaciones a pacientes con la presión alta, arterias bloqueadas y problemas de ritmo cardiaco. Además, pueden mejorar la utilización de una droga que se usa después de los derrames, llamada, tPA.
El estudio proyecta los costes de los derrames isquémicos, que representan un 88 por ciento del total de todos los derrames. Estos ocurren cuando un coágulo o un vaso sanguíneo bloquean el flujo de sangre a una parte o a todo el cerebro. Los derrames son la tercera causa de muerte en los EEUU y la primera causa de discapacidades serias. Alrededor de 700,000 estadounidenses sufren derrames cada año y 157,000 de ellos, mueren por su causa.

La interrupción del flujo sanguíneo causa síntomas repentinos, severos que pueden causar mareos, adormecimiento, parálisis del rostro, brazos o piernas, problemas para hablar, tragar, pueden causar confusión en el pensamiento, pérdida de visión y desmayo. Si un derrame no es diagnosticado, tratado rápidamente y de manera adecuada, el afectado puede morir en minutos u horas, o la persona puede sobrevivir, pero quedar con discapacidades permanentes causadas por la muerte de un gran número de células cerebrales. Los pacientes con síntomas de derrame deben llamar al teléfono de emergencia, en el caso de EEUU, el 911, para aumentar las posibilidades de recuperarse después de sufrir un derrame.

El tratamiento con tPA durante las tres primeras horas de un derrame isquémico puede restaurar el flujo sanguíneo en el cerebro, previniendo el daño y reduciendo los costes de los cuidados de salud futuros del paciente. Pero sólo alrededor de un 3 por ciento de los pacientes con derrames isquémicos que pueden recibir tPA, lo reciben. Atrasos en el reconocimiento de un derrame y llegar a una sala de emergencia es la causa que hace llegar a muchos pacientes muy tarde para el suministro de tPA. La voluntad de los hospitales y médicos de suministrar rápidamente el fármaco constituyen un obstáculo. Si es suministrado al paciente equivocado, tPA puede causar un sangramiento fatal.

El nuevo estudio se basa en parte en información de dos grandes investigaciones sobre derrames realizadas en Texas y en Nueva York con un número más alto que el promedio de residentes latinos—para obtener un cuadro preciso de la incidencia de los derrames y de los cuidados en las minorías más grandes como así también en los afro americanos y en los blancos no hispanos. Estas investigaciones son llamadas los estudios BASIC y NOMASS. Esta información fue combinada con información nacional del censo, proyecciones demográficas y costes promedios de cuidados de salud por derrames. Fueron incluidos los salarios perdidos del 47 por ciento de los supervivientes de derrames menores de 65 años que no regresan a sus puestos de trabajo, pero no se incluyó la productividad perdida del 53 por ciento que regresa al trabajo.

“Debido a que miembros de las dos minorías más grandes sufren de derrames más temprano que los blancos no hispanos, el impacto de las pérdidas de ganancias es mayor per cápita, que en los blancos no hispanos” dice Brown. En promedio, un 2 por ciento de los blancos no latinos menores de 65 años tuvieron un derrame, mientras que un 9 por ciento de los mayores de 65 años ya había tenido uno. Esos índices son más altos para minorías: 2.3 y 10 por ciento para Latinos y 4.8 y 10 por ciento para afro americanos. Las diferencias en los factores de riesgo, genética y cuidados de salud, pueden ser responsables de una gran parte de esta diferencia.

Latinos, que son en la actualidad la minoría más grande en EEUU con un 13 por ciento de la población, crecerán a un 25 por ciento de la población en el año 2050. Los afros americanos, que son un 12 por ciento de la población, crecerán a un 14 por ciento del total en el año 2050. Ambos grupos tienen un promedio de edad de alrededor de 10 años menos que los blancos y en ambos grupos se espera que alcancen un mayor estatus socioeconómico en la medida que avance el tiempo.

En general, el estudio asegura que el total de costes directos e indirectos de derrames en los próximos 45 años será de $1.52 trillones para blancos no hispanos, $313 mil millones para Latinos, y $379 mil millones para afro americanos. Una víctima blanca de derrame tendrá un coste promedio justo bajo $16,000 dólares, mientras que el coste para cada paciente latino será un poco más arriba de $17,000 dólares y el de afro americanos sobre $26,000 dólares por paciente.

“Necesitamos examinar más los derrames en afro americanos y latinos y fortalecer los esfuerzos para mejorar la prevención y tratamiento de emergencia para todos los pacientes, pero especialmente para esos dos grupos” dice otro de los autores Lewis Morgenstern, profesor de Neurología, Neurocirugía y medicina de emergencia y director del programa de derrame de la U—M .
Además de Brown y Morgenstern, se incluye entre los autores Ken Langa, Lynda Lisabeth, Malika Fair, Melinda Smith, y los investigadores de la Universidad de Columbia B. Boden—Albala, y R.L. Sacco

Contacto: Kara Gavin
Teléfono: (734) 647-1154

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