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Estudio demuestra que las 'cuotas' informales son comunes

12/09/2006

ANN ARBOR, Michigan—La acción afirmativa es solo un ejemplo de lo dominante y profundamente arraigada de la tendencia humana de equilibrar el número de personas de distintas categorías sociales, según un estudio de la Universidad de Michigan.

Llevar una cuenta informal de los grupos a los que estas personas pertenecen—como por ejemplo, el número de católicos en el Tribunal Supremo, el número de californianos en una determinada plataforma política, el número de doctorados provenientes de un lugar determinado contratados en un departamento académico—es rutinario en la toma de decisiones, especialmente en situaciones altamente competitivas.

Estos son los descubrimientos de los psicólogos de la Universidad de Michigan, U—M, Stephen García y Oscar Ybarra que se publicarán próximamente el artículo “Llevar la Cuenta de Personas: Opciones basadas en las Categorías Sociales” (En Inglés, People Accounting: Social Category—Based Choice) en la revista Journal of Experimental Social Psychology.

En el artículo, García e Ybarra, psicólogos en el Instituto de Investigación Social (En Inglés, Institute for Social Research (ISR), informan sobre una serie de experimentos que muestran como esta tendencia, que ellos llaman “llevar la cuenta de personas” funciona en la vida diaria.

En uno de los experimentos, se les dijo a los participantes: “Imagínese que usted está decidiendo la contratación de un nuevo profesor de psicología en el área de las relaciones intergrupales. Pero antes, aquí hay alguna historia sobre la facultad actual”.

Se les dijo a todos los participantes que los dos candidatos de preferencia eran hombres con nombres de sonido anglosajón (Adams y Smith) y que uno de los candidatos era de la Universidad de Rice y el otro de la Universidad de California Berkeley.

A un grupo de participantes, se les informó, que tres de cinco de los profesores ya existentes habían completado sus doctorados en la Universidad de Berkeley. El otro grupo de participantes no recibió detalles de los lugares donde recibieron los doctorados la facultad de la Universidad que contrataba.

Cuando los participantes sabían la afiliación de la facultad existente, eligieron al candidato de Berkeley, sólo un 34 por ciento de las veces. Sin embargo, cuando no sabían la afiliación de la facultad existente, el candidato de Berkeley fue elegido un 55 por ciento de las veces.

“Quizás la implicación más destacada del análisis actual, es que las políticas de acción afirmativa pueden tener raíces psicológicas mucho más profundas que las que comúnmente se cree”, dice García, el autor principal del artículo y Profesor adjunto de la Escuela de Política Pública Gerald Ford de la U—M.

Mientras que la acción afirmativa se practica sobre la base de raza y sexo, García e Ybarra muestran que el desnivel numérico en muchas categorías sociales, incluyendo en algunas que parecen ser irrelevantes frente a las decisiones a adoptar, provoca el recuento en los encargados de mantener a los grupos en un equilibrio aproximado.

“La tendencia a corregir desigualdades frente a las líneas de categorías sociales no es meramente un legado de la Orden Ejecutiva 11246 en el año 1965 del Presidente Johnson, pero una tendencia más bien básica”, dice García.

“Cuando somos observadores desinteresados con una perspectiva objectiva y no somos sujetos de los prejuicios de un grupo determinado, esta tendencia profundamente arraigada, de equilibrar el número de distintas categorías sociales, se activa”, explica Ybarra. “Sin embargo, cuando nos identificamos con las categorías que están siendo consideradas, incluso aquellas que incluyen sexo, raza o etnicidad, y consideramos que la decisión afectará a nuestro grupo, el sentido innato de justicia, no se practica, necesariamente”.

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