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La mitad de los pacientes elegibles no reciben cirugía para el reemplazo de válvula aórtica

11/11/2009


El temor a la cirugía y las preocupaciones acerca de otros problemas de salud afectan las referencias para el cirujano, según un estudio del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan

ANN ARBOR, Michigan.— Las preocupaciones por el riesgo de la cirugía se cuentan entre las razones por las cuales la mitad de los pacientes elegibles para la cirugía de reemplazo de válvula aórtica no la obtienen, según un estudio realizado por los médicos en el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan.

Meses atrás la ex primera dama Barbara Bush y el comediante Robin Williams se sometieron a la cirugía para el reemplazo de la válvula aórtica, pero muchos pacientes podrían estar perdiéndose esta intervención que puede salvarles la vida.

En un estudio que se publica en Internet antes de la publicación impresa el 17 de noviembre de la revista Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes, dos tercios de los pacientes que no tuvieron el reemplazo de válvula sufrían síntomas tales como respiración entrecortada que habrían mejorado si hubiesen tenido la operación.

“El reemplazo de la válvula aórtica no sólo trata los síntomas sino que también salva vidas”, dijo el autor principal del estudio Davis S. Bach, profesor de medicina interna en la Escuela de Medicina de la UM y cardiólogo en el Centro Cardiovascular de la UM.

La estenosis de la aorta, un estrechamiento de la apertura en la válvula aórtica, es común entre los adultos mayores. Entre los mayores de 75 años de edad casi el 5 por ciento de los adultos padece esa condición cardiaca.

Con el paso del tiempo, el corazón se engrosa porque trata de bombear la sangre a través de la pequeña apertura de la válvula lo cual puede conducir a la falla cardiaca. Las personas con estenosis aórtica grave pueden experimentar una respiración entrecortada, malestar en el pecho, o la pérdida de conciencia debido al bajo flujo de sangre por la válvula.

Los autores del estudio indicaron que les sorprendió enterarse que a varios pacientes se les había negado la cirugía.

Los investigadores identificaron a 369 pacientes de tres hospitales de Michigan que tenían estenosis aórtica. Todos habían tenido exámenes mediante electrocardiograma. Entre ellos, a 191 no se les había reemplazado la válvula aórtica.

La falta de referencia para cirugía ocurrió en una variedad de contextos —ya fuese que los pacientes consultaran con un médico de la comunidad o uno afiliado con una universidad o un hospital de veteranos— lo cual sugiere una generalizada falta de conocimiento acerca de los beneficios de esta cirugía, o una percepción exagerada de los riesgos vinculados con la cirugía.

Una revisión de los registros médicos de los pacientes mostró que las razones más comunes por las cuales no habían sido referidos para cirugía eran el riesgo quirúrgico, y la presencia de otros problemas graves de salud.

Pero los puntajes de riesgo quirúrgico para los pacientes a quienes no se les practicó la cirugía eran más bajos que lo calculado por los médicos, según las pautas de riesgo quirúrgico creadas por la Sociedad de Cirugía Torácica.

La cirugía está considerada como el mejor tratamiento para la estenosis aórtica y las consecuencias de esperar, o de omitir la cirugía, son sustanciales. Sólo el 66 por ciento de los pacientes que no tuvieron la cirugía estaba vivo doce meses más tarde.

Bach sugiere que los cardiólogos se familiaricen más con las recomendaciones y las pautas, y los datos en que se sustentan, que discutan las opciones más plenamente con sus pacientes, y que cuando sea posible involucren en la consulta a un cirujano cardíaco.

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