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Una condición vulvar que torna doloroso el sexo afecta dos veces más a las hispanas

22/01/2014

La incidencia de la vulvodinia varía por edad, grupo étnico y condición marital; el riesgo puede ser mayor para las mujeres con depresión, dolores o trastornos del sueño pre existentes

ANN ARBOR, Michigan.— Las mujeres hispanas encuestadas en el área metropolitana de Detroit resultaron dos veces más propensas que las blancas a ser afectadas por vulvodinia, un dolor no explicado de la vulva que torna doloroso el sexo, el uso de tampones o aún el sentarse. Mientras tanto la condición afectó a una mujer negra por cada dos blandas, según la investigación de la Universidad de Michigan.

En todos los grupos étnicos las tasas de prevalencia e incidencia fueron sustanciales.

Las mujeres más jóvenes, las que experimentaban dolores durante la relación sexual o dolor vulvar en los últimos seis meses y las mujeres con problemas para dormir, depresión y dolor crónico preexistentes también resultaron más propensas a desarrollar vulvodinia, según el estudio que se publica en la revista Obstetrics and Gynecology.

La condición crónica afecta entre ocho millones y diez millones de mujeres en algún momento.

Los investigadores observaron durante tres años a las mujeres cuyos síntomas no indicaban, previamente, vulvodinia y encontraron que cada año aproximadamente cuatro de cada cien que antes no tenían el diagnóstico mostraban la aparición de nuevos síntomas correspondientes a la vulvodinia.

“Teníamos una idea bien aproximada de cuál era la prevalencia de la vulvodinia pero estos datos nos dan una comprensión mejor de cómo a menudo se desarrollan casos nuevos y los factores de riesgo potenciales que pueden estar involucrados”, dijo la investigadora principal Barbara D. Reed, profesora de medicina familiar en la Escuela de Medicina de la UM. “Encontramos las diferencias más impresionantes e inexplicables entre grupos étnicos y raciales. Otros factores predictores incluyen la edad más temprana, la disfunción del sueño, condiciones comórbidas de dolor, síntomas genitales que no cumplen todavía criterios de diagnóstico y angustia psicológica”.

Lea un blog relacionado de Reed sobre las señales de que el sexo o el ejercicio dolorosos pueden ser causados por la vulvodinia.

Las autoras usaron datos de encuestas de seguimiento cada seis meses el estudio Salud de Mujer a Mujer de Michigan, un contingente de población de 2.542 adultas en el sudeste de Michigan.

La vulvodinia se caracteriza por una irritación ardiente, o un dolor agudo cerca de la apertura de la vagina. La localización, constancia y gravedad del dolor varía entre las mujeres. Para algunas el dolor vulvar puede ser consecuencia de actividades como el andar en bicicleta, el uso de tampón o el coito, y para otras puede ser un dolor constante y espontáneo.

“Uno de los problemas mayores con la vulvodinia es que los médicos tienden a no reconocerla, diagnosticarla o tratarla y por eso tantas mujeres sufren sin saber que sus síntomas tienen un nombre y que es posible un tratamiento”, dijo Reed. “Cuanto más los médicos sean conscientes de la frecuencia con que esto ocurre y a quién afecta la condición, más probable es que eduquen a las pacientes acerca de la vulvodinia y les den tratamiento o las refieran para recibir asistencia”.

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