10/04/2017

Estudiantes de jazz se sumergen en la música cubana

por Marilou Carlin

En Cuba, la música está en todas partes. Emana de los edificios de apartamentos densamente poblados, de los bares y restaurantes al aire libre, de la corriente interminable de coloridos coches americanos propios de postales que atraviesan las amplias avenidas cosmopolitas de La Habana y serpentean las estrechas calles de adoquines de Trinidad.

Pero aún más memorable es la música en vivo, tocada día y noche en ciudades grandes y pequeñas. En una sola calle de La Habana se puede encontrar varios músicos callejeros -un trompetista, un guitarrista, un flautista- cada uno plantado en su pequeño territorio dedicados a perfeccionar su música. En parques y plazas de todo el país se encuentran conjuntos entreteniendo a multitudes de turistas y cubanos, de todas las edades y grupos étnicos, bailando, aplaudiendo y cantando. 

Rumba, son y jazz. A un grupo de estudiantes de la escuela SMTD de la Universidad de Michigan pudieron disfrutar y compartir con todo tipo de músicos durante una reciente visita a Cuba.

Rumba, son y jazz. A un grupo de estudiantes de la escuela SMTD de la Universidad de Michigan pudieron disfrutar y compartir con todo tipo de músicos durante una reciente visita a Cuba.

Los estilos pueden variar -la herencia musical Cuba es extremadamente rica e incluye la rumba, salsa, son cubano, el jazz, y mucho más- pero son los percusionistas los que controlan el ritmo del corazón palpitante de Cuba.

Para un estudiante de jazz, Cuba es el Santo Grial de influencia musical. Los ritmos, instrumentos y técnicas que tuvieron origen en este pequeño país a partir de la fusión única de tradiciones españolas y africanas ayudaron a crear una de las músicas regionales más influyentes del mundo. Todos los percusionistas de jazz estudian a los maestros cubanos, principalmente escuchando grabaciones y viendo vídeos. La oportunidad de escuchar y ver artistas en persona y estudiar y tocar con ellos es rara.

Pero gracias a la generosidad de un donante anónimo, 12 estudiantes de jazz de la Escuela Música, Teatro y Danza de la Universidad de Michigan (SMTD por sus siglas en inglés) tuvieron esta oportunidad durante las vacaciones de primavera de este año. Por una semana, los estudiantes -diez percusionistas, un bajista y un pianista- realizaron una gira por el país, aprendiendo sobre su historia, religión, economía, política, arte, y, por supuesto, su música.

Dirigido por Michael Gould, profesor de  improvisación contemporánea y de música (percusión jazz) en el Departamento de Jazz de SMTD, el recorrido en autobús incluyó tres días en La Habana seguidos por paradas en Cienfuegos, Trinidad, Matanzas y Varadero. Además de Gould, Jonathan Ovalle, profesor de percusión, y Robert Hurst, profesor asociado de jazz e improvisación contemporánea (bajo), participaron en el tour.

“Debido a que estudiamos tanto la música de otras culturas, tenemos que poner nuestros pies en el suelo y ver a los maestros en sus lugares de origen”, dijo Gould. “Tenemos que experimentar no sólo los sonidos, sino las vistas y los olores.”

 

“Estar en un entorno foráneo, escuchando un idioma diferente todo el tiempo, probando diferentes comidas, escuchando música completamente diferente a la que he escuchado en los Estados Unidos, es combustible para una dirección completamente diferente del pensamiento creativo.”
—Everett Reid, estudiante de la SMTD

Esa experiencia de inmersión hizo que el viaje fuera tan estimulante para Everett Reid, un estudiante de jazz y tecnología de artes interpretativas.

“Cuba ha alimentado mi proceso creativo; es toda una amalgama de estímulos diferentes que no hubiera encontrado en los EE.UU.,” dijo. “Estar en un entorno foráneo, escuchando un idioma diferente todo el tiempo, probando diferentes comidas, escuchando música completamente diferente a la que he escuchado en los Estados Unidos, es combustible para una dirección completamente diferente del pensamiento creativo”.

Gould dice que el rico legado musical de Cuba se vive mejor en persona, especialmente para los aspirantes a músicos de jazz. “Una cosa es el estudio de la música, pero es otra cosa estar aquí, hablar con los músicos individualmente y conocer a los nuevos músicos”, dijo.

“Esto es donde los ritmos son tocados auténticamente”, añadió Kayvon Gordon, un estudiante de tercer año. “Hay músicos en Nueva York, Miami, pero Cuba es donde todos los ritmos se originaron, donde nacieron. Creo que es necesario que una persona que quiera estudiar música vaya a la fuente”.

La Habana al atardecer durante un viaje de estudiantes de SMTD de la U-M a Cuba, primavera 2017.

La Habana al atardecer durante un viaje de estudiantes de SMTD de la U-M a Cuba, primavera 2017.

BAILANDO EN LA HABANA

La capital de Cuba y su ciudad más grande, La Habana fue la primera parada para del grupo. Ahí, recorrieron los lugares típicos –La Habana Vieja, El Morro, el Museo de la Revolución, y la discoteca Tropicana (un vistazo increíble al glamour de la Habana  pre-revolución), que proveyeron inestimable contexto, historia, y visión de las fuerzas políticas y culturales que han formado a la Cuba de hoy. Pero las experiencias más mordaces fueron las musicales, y se llevaron a cabo diariamente.

Durante el primer día en la ciudad, el grupo visitó la Fábrica de Arte Cubano, reconocido como una galería y espacio de exhibición de vanguardia y localizado en una antigua fábrica de aceite de cocina. La instalación incluye El Cocinero, uno de los mejores restaurantes de la ciudad, donde el grupo cenó.

El F.A.C. es un embate de artes visuales y auditivas: un laberinto de habitaciones, la mayoría decoradas con obras de algunos de los más artistas más innovadores Cuba, y grandes espacios que ofrecen espectáculos musicales, presentaciones, video e instalaciones, a menudo simultáneamente. Proporcionó una introducción inesperada a una ciudad vibrante y llena de creatividad donde el arte vive en las calles.

Después de F.A.C., durante un recorrido a pie por La Habana Vieja, el casco histórico de la ciudad que data del siglo XXVI y ahora es un sitio del patrimonio mundial de la UNESCO, los estudiantes pudieron admirar la arquitectura sólo mínimamente afectada por el desarrollo moderno.

En medio de esta rica historia y hermosa arquitectura, la música tradicional salió al paso de los estudiantes, que se apresuraron a tocar bongos con una banda de la calle.

“En el jazz, el sentarse con la banda es parte de la tradición”, dijo Gould. “En Cuba, si dices que quieres tocar, los músicos te dan la bienvenida con los brazos abiertos, y están tan emocionados de que no sólo seas un músico de otra parte sino que también tienes algún conocimiento de su música. Cuando eres capaz de comunicarte de esta manera, caen todas las barreras.”

Más tarde, el grupo visitó el Callejón de Hamel, donde se realiza un concierto de rumba todos los domingos. Con edificios altos a ambos lados – la mayoría decorados con coloridos murales- y rodeado de un público casi en su totalidad cubano, esta experiencia demostró ser una de las más memorables para estudiantes y profesores.

“No puedo expresar lo increíble que era el tocar ahí”, dijo Gould. “Tenía a algunos de los mejores bateristas y cantantes en La Habana. Tenía la piel de gallina escuchándolos y viendo a los estudiantes absolutamente encantados, saltando y bailando. Dijeron que si esto fuera lo único que experimentaran en Cuba, estarían felices”.

Estudiantes de percusión en la escuela de música, teatro y danza de la Universidad de Michigan (SMTD por sus siglas en inglés) en un viaje a Cuba que incluyó Havana, Trinidad y Varadero, en la primavera del 2017.

Durante su visita a Habana, Cuba, en la primavera del 2017, estudiantes de la escuela de música, teatro y danza de la Universidad de Michigan (SMTD por sus siglas en inglés), visitaron los lugares típicos –La Habana Vieja, El Morro, el Museo de la Revolución, y la discoteca Tropicana– dándoles una vista al glamour de la Habana pre-revolución, proveyendo inestimable contexto, historia, y visión de las fuerzas políticas y culturales que han formado a la Cuba de hoy.

“Estábamos todos muy apretados,” dijo David Alvarez, un estudiante de cuarto año. “Vi a un pequeño bebé, y su mamá lo cargaba y tenía una pequeña cosa para cubrir los oídos del bebé. Pero para mí, era como la definición de inmersión, ¡Estar expuesto a esta música a tan temprana edad! Me sentía como ese pequeño bebé- tan nuevo en esta cultura y la experiencia fue increíble”.

Más tarde, después de la cena, los estudiantes se detuvieron en una sala de conciertos al aire libre. Los estudiantes y profesores se sentaron en la banda, turnándose para tocar claves, congas, bongos, güiro, maracas, y otros instrumentos.

A la mañana siguiente, el grupo tuvo la oportunidad de participar en un taller con Yissy Garcia, una percusionista considerada en la vanguardia de la mezcla de jazz, pop y hip-hop con rumba, reggae, funk y música electrónica para dar un fresco enfoque al jazz cubano. (En la actualidad viaja con Dave Matthews.) Gould había conocido a la artista en Ann Arbor en la Casa de Concierto de Kerrytown donde inició el plan para la clase, que también contó la conguera Maripaz. No es típico que las mujeres sean percusionistas en Cuba, donde la religión abakuá, traída de África, les prohibió tocar el instrumento. Pero esos tabúes se han ido desvaneciendo y estas jóvenes dieron una clase dinámica en las que los estudiantes aprendieron ritmos cubanos básicos en una serie de instrumentos.

Yissy Garcia y el estudiante David Alvarez durante un viaje a Cuba.

Yissy García y el estudiante David Álvarez durante un viaje a Cuba.

 

Tras el almuerzo, el grupo visitó la Universidad de las Artes (ISA), que ofrece educación en música, teatro, danza y artes visuales. La histórica universidad, fundada por Fidel Castro y Che Guevera, se encuentra en los terrenos de un antiguo club de campo y está formada por múltiples edificios que incluyen algunas de las piezas arquitectónicas más importantes del país.

Ahí, los estudiantes de la U-M disfrutaron de un concierto impresionante presentado por estudiantes del ISA, que sin esfuerzo iban del piano a la conga y del clarinete a bajo, con una destreza magistral en todos los instrumentos y deslumbraron al público americano. Algunos de los estudiantes de SMTD también hicieron presentaciones.

En el Museo Municipal de Regla, al otro lado de la bahía de La Habana, los estudiantes presenciaron un concierto privado de santería, en el cual al ritmo de tambores y cantos, bailarines representando a santos u orishas (espíritus) danzando. Traídas al Nuevo Mundo por los esclavos de Yoruba, las tradiciones orishas se ocultaron en el sincretismo con el catolicismo romano para proteger a los esclavos, que tenían prohibido mantener sus creencias tradicionales.

“Fue una experiencia sin igual,” dijo Michael Gardner, un alumno de tercer año. “Nunca me he sentido tan cerca de mi cultura como me he sentido aquí. Escuchar acerca de todos los paralelos entre la santería, la religión tradicional Yoruba, y el catolicismo, y como los africanos usaron su ingenio para practicar su religión, fue muy significativo para mí”.

Esa noche, los estudiantes tuvieron el honor de visitar a Jeffrey DeLaurentis, el primer embajador de Estados Unidos a Cuba desde 1961, y su esposa Jennifer quienes acogieron al contingente de Michigan en su casa. El grupo tuvo la oportunidad de recorrer los hermosos jardines de la residencia, que se encuentra en la zona más exclusiva de la ciudad. La visita concluyó con la actuación improvisada por de Molly Radosevich, una estudiante de la U-M que deleitó a sus compañeros con música jazz.

“No fue una actuación planificada, lo que la hizo aún más emocionante”, dijo Radosevich. “Definitivamente fue una experiencia que nunca olvidaré”.

“Fue una experiencia sin igual. Nunca me he sentido tan cerca de mi cultura como me he sentido aquí”
Michael Gardner, alumno de tercer año

TRINIDAD

Situada en la costa sur central de Cuba, Trinidad es una de las ciudades más antiguas y mejor conservadas del país, y otro patrimonio de la humanidad. Fundada en 1514, la ciudad está completamente  adoquinada y llena de plazas españolas coloniales, casonas e iglesias. Se ha convertido en un importante destino turístico, con su encanto del viejo mundo y las playas cercanas del Caribe, así como su música.

En Trinidad, los estudiantes disfrutaron de una cena con una serenata de un dúo de guitarras y de un concierto al aire libre de “son cubano”, el estilo de musical hecho famoso a nivel internacional por el Buena Vista Social Club.

Los estudiantes de la escuela de música, teatro y danza de la U-M disfrutaron de un concierto al aire libre en Trinidad durante un viaje a Cuba en la primavera de l 2017.

Los estudiantes de la escuela de música, teatro y danza de la U-M disfrutaron de un concierto al aire libre en Trinidad durante un viaje a Cuba en la primavera del 2017.

“Algo que me sorprendió en este viaje fue sido sin duda los grandes grupos de cubanos que participan en la música. Realmente llega a todos”, dijo Cory Tripathy. “Aquí todo el mundo parece apreciar y participar en la música”.

Después de un recorrido a pie de Trinidad en la mañana, los estudiantes regresaron a la plaza donde una banda de salsa clásica se había instalado, donde disfrutaron de la música antes de partir a Varadero y Matanzas.

Los Muñequitos de Matanzas

La rumba cubana tiene una clasificación propia. La música de percusión, acompañada por canto y danza, exuda la intensidad física y emocional de sus raíces africanas.

 

Los estudiantes de percusión y jazz de la escuela SMTD de la Universidad de Michigan con los Muñequitos de Matanzas en un viaje en la primavera del 2017.

Los estudiantes de percusión y jazz de la escuela SMTD de la Universidad de Michigan con los Muñequitos de Matanzas en un viaje en la primavera del 2017.

Una síntesis de diversas tradiciones africanas e influencias españolas, la rumba se convirtió en la música de las personas más pobres del país, con sus inicios en La Habana y Matanzas, una ciudad portuaria en la costa norte. Fue allí donde Los Muñequitos de Matanzas fue fundado en el 1952, en una taberna donde sus “instrumentos” eran la barra de bar, mesas, vasos y botellas. Desde entonces, el grupo se ha convertido no sólo una de las bandas de rumba más famosas de Cuba, sino también una de las más admiradas y amadas. Han grabado continuamente desde 1956, con la incorporación de nuevos miembros a medida que los más antiguos se retiran. 

El extraordinario viaje de los estudiantes SMTD a Cuba culminó con un concierto privado de Los Muñequitos de Matanzas, seguido de una clase magistral.

La experiencia resultó ser altamente emocional. “Estaba casi llorando cuando los músicos Muñequitos tocaban todos esos distintos tipos de rumbas”, dijo Álvarez. “Realmente sentí la cultura. Esa es una de las cosas que no se puede obtener en un libro de texto o de un profesor. Cuando se fusionan los conocimientos con los sentimientos y puedes integrarlos con tus emociones, eso mejora tu comprensión y apreciación”.

Los estudiantes de percusión y jazz de la escuela SMTD de la Universidad de Michigan con los Muñequitos de Matanzas en un viaje en la primavera del 2017.

Los estudiantes de percusión y jazz de la escuela SMTD de la Universidad de Michigan con los Muñequitos de Matanzas en un viaje en la primavera del 2017.

La clase magistral tuvo lugar a pocos cuadras del estudio en la casa de un ex cantante  famoso de rumba, que sirvió un almuerzo tradicional de arroz, frijoles y pollo. A continuación, la cocina de 10 x 10 pies cuadrados fue despejada para abrir paso a los estudiantes, profesores e instructores de Muñequitos.

En este ambiente, lleno de gente y caluroso, los estudiantes escucharon con atención mientras los Muñequitos más jóvenes –siguiendo la tradición de la banda de enseñar a los más jóvenes a aprender a enseñar– le daban una lectura acerca de la técnica y el ritmo de la rumba.

“Fue una importante culminación del viaje”, dijo Gould. “Para mí, fue difícil no llorar considerando que he estado escuchando a los Muñequitos durante más de 20 años. Los estudiantes fueron muy afortunados de conocer a este grupo y ser testigos de uno de los tesoros nacionales de Cuba en, literalmente, su propia casa. Creo que casi todos quieren regresar y estudiar con ellos algún día”.

“Sentarme al lado y tocar con los músicos cubanos me ayudó a capturar las complejidades de lo que están haciendo”, dijo Tripathy. “Participando de esta manera se siente muy diferente; realmente puedes sentir tu propio lugar dentro de la música”.

 

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