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Para bajar de peso, mujeres deben reemplazar el ‘ejercicio’ con actividades físicas que las hagan feliz

23/05/2017

ANN ARBOR– Para muchas mujeres, el hacer ejercicio es una obligación que deben cumplir para bajar de peso– lo que podría limitar los beneficios del ejercicio en sí y desanimarlas.

Así lo asegura en un nuevo estudio Michelle Segar, una investigadora de la Universidad de Michigan, que estudió qué hace que las mujeres sean felices y exitosas, y cómo sus expectativas y creencias acerca del ejercicio fomentan o socavan su éxito.

“Una nueva comprensión de lo que realmente motiva a las mujeres podría hacer una enorme diferencia en su capacidad para incorporar con éxito la actividad física en su rutina diaria y divertirse haciéndolo”, dijo.

La investigación demostró que tanto las mujeres activas como las inactivas reportaron los mismos ingredientes para sentirse felices y tener éxito:

  • Conectarse y ayudar a otros ser feliz y tener éxito.
  • Estar relajadas y libres de presiones durante su tiempo libre.
  • Cumplir metas de muchos tipos (desde las compras del supermercado a metas de carrera).

Pero el estudio también encontró que para las mujeres inactivas, en particular, sus creencias y expectativas sobre el ejercicio realmente frustran aquellas metas que las hacen sentirse felices y exitosas:

  • Creen que el ejercicio “válido” debe ser intenso, pero sin embargo quieren sentirse relajadas durante su tiempo libre.
  • Se sienten presionadas a ejercer para la salud o para perder peso, pero durante su tiempo libre quieren estar libre de presiones.
  • El éxito proviene de la consecución de sus objetivos, pero sus expectativas acerca de cuánto, dónde y cómo deben hacer ejercicio significa que no pueden lograr estos objetivos.

“El conflicto directo entre lo que las mujeres con bajo nivel de actividad creen que deben hacer cuando ejercitan, y su deseo de descomprimirse y renovarse durante su tiempo libre, las desmotiva. Las creencias sobre en qué debe consistir el ejercicio y sus experiencias pasadas  negativas sobre eso realmente les impide adoptar y mantener con éxito vidas físicamente activas”, dijo Segar, directora del Centro de Investigación y de Políticas de Deporte, Salud y Actividad de la U-M.

Los hallazgos del estudio aparecerán en la revista BMC Public Health. Segar ofrecerá la Charla Presidencial durante la Conferencia Presidencial Anual del Colegio Americano de Medicina del Deporte en Denver el 3 de junio, titulada “No Sweat: The Surprising Science Behind Lasting Motivation and Sustained Physical Activity.”

Segar y sus co-autores llevaron a cabo ocho grupos de enfoque entre mujeres blancas, afroamericanas e hispanas de 22 a 49 años de edad, categorizadas como personas de alta o baja actividad física. Aunque los hallazgos acerca de la felicidad y el éxito parecían ser válidos para ambas categorías y en diversos grupos demográficos, las mujeres con bajo nivel de actividad tenían opiniones claramente distintas a las de las mujeres de alto nivel respecto al ejercicio.

“Todos hemos sido socializados para hacer ejercicio y a ser físicamente activos durante los últimos 30 años”, dijo Segar. “En general hemos aprendido que debemos hacerlo a una intensidad alta durante al menos 30 minutos, con el propósito de perder peso o mejorar nuestra salud.”

Este mensaje ha funcionado para una pequeña minoría de la población, pero en general no ha aumentado la actividad física de la ésta, dijo.

“Este mensaje contradice y socava las mismas experiencias y metas que la mayoría de las mujeres tienen para sí mismas”.

Las excepciones encontradas en este estudio estuvieron entre las participantes más activas, quienes tenían opiniones más flexibles sobre el ejercicio. Expresaron que “no era el fin del mundo” si tenían que saltarse el ejercicio de vez en cuando. Hicieron del ejercicio una “prioridad media”, que eliminó la presión y dejó espacio para el compromiso cuando los horarios y las responsabilidades no permitían el ejercicio planificado. Las mujeres muy activas también expresaron sentimientos positivos por el ejercicio, en contraste con la mayoría de las mujeres de baja actividad que temían la idea de éste, dijo.

“Hay importantes implicaciones de este estudio sobre cómo podemos ayudar a las mujeres a priorizar el ejercicio en su vida cotidiana”, explicó Segar. “Necesitamos reeducar a las mujeres para que se muevan de manera que se renueven en lugar de agotarlas, y transmitir el mensaje de que la ciencia sugiere que cualquier movimiento es mucho mejor que nada.

“Para aumentar la motivación para ser físicamente activa”, concluye, “necesitamos ayudar a que las mujeres quieran ejercitar en vez de sentir que deberían hacerlo”.
Esto puede lograrse mediante:

  • Reeducando a las mujeres afirmando que el movimiento puede y debe hacerte sentir bien.
  • Promoviendo la actividad física como una forma importante de conectarse con otros.
  • Reestructurando la actividad física como un vehículo que ayuda a las mujeres a renovarse y re-energizarse a sí mismas para tener éxito en sus roles y objetivos diarios.
  • Explicar la actividad física como un amplio continuo que considera que todo movimiento es válido y vale la pena hacerlo.

Estudio

Michelle Segar

Centro de Investigación y Política de Deporte Salud y Actividad de la U-M (ING)

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