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ANN ARBOR, Michigan.— Una prueba común para determinar la exposición al mercurio por los rellenos de amalgama dental puede sobre estimar significativamente la cantidad de metal tóxico liberada por esos rellenos, según los investigadores en la Universidad de Michigan.
Los científicos están de acuerdo en que los rellenos de amalgama liberan lentamente vapor de mercurio en la boca. Pero tanto la cantidad de mercurio liberada y la cuestión de si esta exposición presenta un riesgo significativo para la salud siguen siendo puntos controvertidos.
Los estudios de salud pública a menudo presumen que el mercurio presente en la orina (compuesto mayormente de mercurio inorgánico) puede usarse para calcular la exposición al vapor de mercurio de los rellenos de amalgama. Los mismos estudios usan el mercurio en el cabello (compuesto principalmente de mercurio orgánico) para calcular la exposición al mercurio orgánico presente en la dieta de una persona.
Pero un estudio de la UM que midió los isótopos de mercurio en el cabello y la orina de doce dentistas de Michigan encontró que la orina contenía una mezcla de mercurio de dos fuentes: el consumo de pescado que contiene mercurio orgánico y vapor de mercurio inorgánico procedente de los rellenos de amalgama de los propios dentistas.
“Estos resultados cuestionan la presunción común de que el mercurio en la orina deriva totalmente del vapor de mercurio inhalado”, dijo Laura Sherman, investigadora fellow doctorada en el Departamento de Ciencias de la Tierra y el Ambiente y autora principal de un artículo que publica en Internet hoy la revista Environmental Science & Technology.
“Estos datos indican que en las poblaciones que comen pescado pero no tienen una exposición al vapor de mercurio por su trabajo, las concentraciones de mercurio en la orina pueden sobre estimar la exposición al vapor de mercurio procedente de las amalgamas dentales. Ésta es una consideración importante para los estudios que procuran determinar los riesgos para la salud de la inhalación de vapor de mercurio de las amalgamas dentales”, señaló el biogeoquímico de la UM, Joel D. Blue, coautor del artículo y profesor en el Departamento de Ciencias de la Tierra y el Ambiente.
El estudio realizado por Sherman, Blum y sus colegas demuestra que pueden usarse los isótopos de mercurio para evaluar la exposición humana al metal, y los riesgos de salud vinculados, con más precisión que con las mediciones tradicionales de las concentraciones de mercurio en muestras de cabello y orina. Específicamente los isótopos proporcionan un rastreador químico novedoso que puede usarse para “tomar las huellas digitales” del mercurio orgánico procedente del pescado y del vapor de mercurio inorgánico que procede de las amalgamas dentales.
El mercurio es un elemento que ocurre naturalmente pero cada año más de dos mil toneladas de mercurio pasan a la atmósfera procedente de fuentes generadas por los humanos tales como las plantas de energía que queman carbón, las operaciones de minería del oro en pequeña escala, la producción de metales y cemento, la incineración y la producción de soda cáustica.
Este mercurio se deposita en la tierra y en el agua donde los microorganismos convierten parte de él en metil mercurio, una forma orgánica altamente tóxica que se acumula en los peces y los animales que los comen, incluidos los humanos. Los efectos sobre los humanos incluyen daños al sistema nervioso central, el corazón y el sistema de inmunidad. Los cerebros en desarrollo de los fetos y los niños pequeños son especialmente vulnerables.
El mercurio inorgánico también puede causar daños al sistema nervioso central y los riñones. La exposición al mercurio inorgánico ocurre principalmente por la inhalación del vapor de mercurio elemental. Los trabajadores industriales y los mineros del oro pueden estar en riesgo, como asimismo los dentistas que instalan las amalgamas con mercurio, aunque los dentistas han estado usando en años recientes cada vez más rellenos y restauraciones de compuestos con base de resina.
Aproximadamente el 80 por ciento del vapor de mercurio inhalado pasa al torrente sanguíneo por absorción en los pulmones, es transportado a los riñones y de allí se excreta en la orina. Dado que el mercurio que se encuentra en la orina es casi todo inorgánico, las concentraciones totales de mercurio en la orina se usan comúnmente como un indicador, o biomarcador, de la exposición al mercurio inorgánico en las amalgamas dentales.
Pero el estudio de Sherman, Blue y sus colegas indica que la orina contiene una mezcla del mercurio inorgánico de las amalgamas dentales y de metil mercurio del pescado que pasa por un tipo de descomposición química en el cuerpo llamada desmetilación. El mercurio desmetilizado del pescado contribuye significativamente al volumen de mercurio inorgánico en la orina.
Los científicos de la UM recurrieron a un fenómeno natural, llamado fraccionación isotópica, para distinguir entre los dos tipos de mercurio. Todos los elementos de un elemento particular contienen el mismo número de protones en sus núcleos. Pero un elemento determinado puede tener varias formas, conocidas como isótopos, cada una de ellas con un número diferente de neutrones en el núcleo.
El mercurio tiene siete isótopos estables no radioactivos. Durante la fraccionación isotópica los diferentes isótopos del mercurio reaccionan para formar un nuevo compuesto a tasas levemente distintas. Los investigadores de la UM recurriron a un tipo de fraccionación isotópica conocida como fraccionación independiente de masa a fin de obtener las huellas digitales químicas que les permitieron distinguir entre la exposición al metil mercurio procedente del pescado y el vapor de mercurio que procede de los rellenos de amalgama dental.
Además de Sherman y Blue, otros co autores del artículo en Environmental Science & Technology son Alfred Franzblay y Niladri Basu, de la Escuela de Salud Pública de la UM. Los fondos provinieron de la Cátedra John D. MacArthur para Blue, y una concesión de capacitación del Instituto Nacional para Seguridad y Salud Ocupacional y una Donación del Instituto Michigan para Investigación Clínica y de Salud para Basu.