Ethriam Brammer nació y creció en El Centro a veces referido como “el centro de la palma de la mano de dios,” un pueblo en el sur de California en el cual la gran mayoría de habitantes son Mexico-Estadounidenses.
Sin embargo, a pesar de haber crecido entre niños y niñas que compartían su identidad como latinos, vivían en las mismas calles, celebraban las mismas tradiciones, y cuyas familias contaban con los mismos problemas, los libros que leían en la escuela no tenían nada en común con su experiencia como niños latinos en el sur de California.
Brammer y sus compañeros nunca se encontraron con personajes que se parecieran a alguien en su vida o en el que se identificaran con un personaje. Brammer leía sobre una vida ajena a la cual no tenía ninguna conexión.
“Aunque crecí en un pueblo en donde la mayoría éramos Mexico-Estadounidenses, nunca tuvimos literatura que reflejara nuestra realidad, perspectiva, cultura, ni lenguaje,” dijo Brammer.
Fue durante su tiempo en la universidad que Brammer descubrió lo que siempre le faltó a su vida y a su educación: la literatura Latinx. Aunque al principio pensó que estudiaría ingeniería, Brammer comenzó a leer piezas escritas por autores latinos, como Tomás Rivera y Sandra Cisneros, y se vio inspirado a contar la historias que algún día le habían faltado. Su pasión por la literatura le llevó a seguir una carrera en escritura creativa.
Brammer comenzó a trabajar traduciendo literatura del inglés al español con la meta de tener más literatura disponible en ese idioma. Mas tarde escribiría su libro original, Allá en el Rancho Grande, un libro muy especial para él y su esposa, Sandra, ya que refleja sus valores familiares y los sueños de algún día disfrutar del rancho con sus nietos.
Aunque comenzó a escribir esos libros mucho antes de empezar su propia familia, dijo tener una nueva perspectiva sobre el valor de su trabajo al poder leerles a sus hijos a una edad muy pequeña. El ser autor de esos libros fue muy importante para su desarrollo como padre y en lo que ha inculcado en sus hijos.
Brammer dijo que es importante que las historias con una perspectiva latina existan para que niños crezcan con esas experiencias puedan ver sus vidas reflejadas en lo que leen y para la escuelas puedan ser más inclusivas en su currículum.
“Ahora que esos libros existen, las escuelas no tienen excusas,” dijo Brammer, decano asistente en la Escuela de posgrado Rackham y también sirve como líder de implementación para el plan de diversidad, equidad, e inclusión en Rackham. En su tiempo libre le encanta pasar tiempo con su familia en su rancho y su comida favorita son los mariscos mexicanos.
Por Kim Morales, una estudiante de kinesiología en la Universidad de Michigan. Además de sus estudios dedica su tiempo libre en la organización estudiantil La Casa.