De niño en el suroeste de Detroit, Manuel “Manny” Martínez pasaba muchos días jugando al paintball en la descomunal y abandonada estación central de Michigan.
Hoy, este graduado de la Universidad de Michigan desempeña un papel clave en la restauración de la estación de tren de 1.000 millones de dólares que está llevando a cabo la empresa Ford Motor Company. Es el superintendente del proyecto en el sitio para Christman-Brinker, una empresa conjunta de construcción que está transformando el edificio en un gran centro de oficinas para Ford y otras empresas dedicadas a la movilidad.
Se espera que unos 5.000 trabajadores ocupen el edificio y el campus de movilidad e innovación de 30 acres que lo rodea.
“Jugar al paintball en el edificio era el lado más loco de Manny”, dice. “Ahora voy por ahí con un cepillo de dientes y donde veo marcas de paintball, las limpio”.
Martínez tiene tres títulos de la U-M; una licenciatura en arquitectura y maestrías en arquitectura e ingeniería civil que completó en el año 2015.
Manuel Martinez
Los beneficios de la educación fueron inculcados en él a una edad temprana por sus padres, quienes trasladaron a su familia a Detroit desde la República Dominicana cuando Martínez estaba en la primaria.
“Renunciaron a todo para que pudiéramos venir aquí y educarnos”, afirma.
Pero aunque era un buen estudiante, Martínez no se veía adecuado para estudios universitarios. En parte porque le inculcaron a trabajar para pagar lo que quisiera. Martínez creía que ir a la universidad retrasaría su capacidad para ganarse la vida. Además, muchos de sus amigos no tenían aspiraciones universitarias.
Sin embargo, la mentalidad de Martínez cambió en la secundaria tras conocer al difunto Tyrone Winfrey Sr., que por entonces trabajaba en la oficina de divulgación para la Universidad de Michigan en Detroit.
“Me dijo que para eso habían venido tus padres, para que pudieras recibir una educación”, cuenta Martínez. “Me dijo: ‘Vas a continuar con eso’. Yo no era consciente de que era capaz de eso. Fue un ángel, por no decir otra cosa, para nosotros los de Detroit”.
Martínez había planeado, por sugerencia de Winfrey, ingresar en el ejército como oficial tras su graduación. Pero su madre, que temía perder a su único hijo en la guerra de Afganistán, lo desaconsejó de hacerlo.
A medida que avanzaba en sus estudios de ingeniería y arquitectura, Martínez dijo que le apasionaba reconstruir la ciudad de Detroit. La historia de la estación central de Michigan formaba parte incluso de su plan de estudios.
Pero Martínez trabajó primero en varias asignaciones de trabajo fuera de Detroit antes de sumergirse en la ciudad. Uno de ellos fue la renovación del Museo Ernest Hemingway en La Habana, Cuba.
“Fue un proyecto único, una de las primeras interacciones entre Estados Unidos y Cuba para trabajar juntos en un proyecto”, explica. “Yo prácticamente dirigí ese proyecto”.
Martínez ha estado trabajando en la estación central de Michigan durante los últimos tres años y medio, encabezando un proyecto con un equipo de 23 personas que dirige a cientos de trabajadores de la construcción. Se espera que el proyecto, que Ford anunció en el año 2018, termine el próximo año.
“Poder trabajar en un edificio icónico que es un hito histórico a diario en mi propia comunidad es la parte más emocionante del trabajo”, dijo Martínez, que vive en el suroeste de Detroit. “Lo mejor de todo es que va a crear un montón de puestos de trabajo. Me parece impresionante. Soy afortunado por hacer esto”.
Por: Rick Haglund
Fuente: Especial para Michigan News
Fotos de: Scott Soderberg, Michigan Photography