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ANN ARBOR, Michigan—Los hábitos de viajar de un continente a otro de los primates primitivos han sido un enigma para los científicos desde hace muchos años y se han propuesto varios escenarios para explicar como los primeros miembros del grupo aparecieron simultáneamente en Asia, Europa y América del Norte, hace 55 millones de años. Sin embargo, nuevas investigaciones, utilizando las últimas pruebas sugieren una trayectoria de migración completamente distinta a las previamente propuestas e indica que un calentamiento global repentino y rápido condujo a la dispersión.
Investigadores de la Universidad de Michigan, U—M, la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y el Instituto Real Belga de Ciencias Naturales presentan los resultados de su investigación en la edición de hoy, martes, de la publicación Proceedings of the National Academy of Sciences.
El estudio se centra en la especie Teilhardina,un género que se parece a los primates de los tiempos modernos, de ojos anchos, conocidos como los tarsiers. Tal como los tarsiers, monos, simios y humanos, Teilhardina era un veradadero primate. Es el tipo de primate conocido más antiguo de Asia y Europa; En América del Norte, aparece en los registros aproximadamente al mismo tiempo que otro primate, el Cantius.
Anteriormente, los científicos explicaban de cuatro maneras los modelos de distribución geográfica. La primera, es que los primates se originaban en África y se dispersaron a través de Europa y Groenlandia para llegar a América del Norte. Otra posibilidad es que se originaron en América del Norte y cruzaron a través de un puente temporal de tierra que conectaba Siberia con Alaska. Una tercera hipótesis es que los primates tuvieron sus orígenes en África o Asia y viajaron a través de América del Norte para llegar a Europa Occidental. Finalmente, se ha sugerido que el grupo se originó en Asia y se dispersó en dirección al Este, a América del Norte, y al Oeste, en dirección a Europa.
En el Nuevo estudio, Philip Gingerich, paleontólogo de la U—M, y el equipo de investigación reevaluaron las cuatro hipótesis comparando con una precisión sin precedentes el tiempo de la primera aparición del Teilhardina en Asia, Europa, y América del Norte. Para llegar a tal precisión, utilizaron la curva de isótopos del carbono recientemente documentada en los tres continentes. Las proporciones presentes en la atmósfera, tierra y organismos vivos de carbono 12 y carbono 13, son distintas. Una inundación de carbono 12 se asocia con el comienzo de un evento conocido como el máximo termal de Paleoceno—Eoceno (En Inglés, PETM), Uno de los calentamientos globales más rápidos y extremos que se han registrado en la historia geológica. Fue durante este evento, que los primates modernos aparecieron por primera vez 55.5 millones de años atrás. Teilhardina en Asia fue anterior a la máxima inundación de Carbono—12, Teilhardina en Europa coincide con este, y el Teilhardina en América del Norte aparece justo después del máximo. Basándose en esta evidencia, los investigadores concluyeron que ninguno de los escenarios propuestos anteriormente eran posibles. Los científicos aseguran que Teilhardina migró desde el Sur de Asia a Europa, cruzando a través del estrecho de Turgai—una remota ruta marítima entre Europa y Asia—y después se dispersaron a América del Norte a través de Groenlandia.
Todo el evento de la dispersión sucedió en un lapso de 25 mil años. “Es extraordinario poder estudiar eventos evolucionarios que están anclados tan profundamente en el pasado, con tanta precisión”, dice Gingerich, que es profesor de Paleontología y Director del Museo de Paleontología de la U—M. “La velocidad de la dispersión y la velocidad del cambio evolucionario durante la dispersión son las máximas para esos índices observados en la actualidad, y los rápidos cambios y dispersión fueron con toda seguridad generados por un calentamiento profundo en la era del Paleoceno—Eoceno”.
Otros autores de la investigación son Thierry Smith del Instituto Real Belga de Ciencias Naturales y Kenneth Rose de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. Los investigadores recibieron financiamiento de la Sociedad National Geographic Society, La Oficina Belga Federal de Política de Ciencias y la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
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