ANN ARBOR, Michigan.—
Las pingüinas se aparean con los machos que les traen piedras para la construcción de los nidos. Los picaflores están disponibles a aparearse para ganar acceso a las flores más productivas custodiadas por los machos más grandes.
Una nueva investigación muestra que aún los estudiantes universitarios más acomodados, que no necesitan recursos, de todos modos intentan canjear los favores sexuales a cambio de provisiones, dijo Daniel Kruger, científico investigador de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan.
El trueque de recursos por sexo—que los científicos llaman delicadamente obsequios nupciales—ha ocurrido a través de la historia en muchas especies incluidos los humanos, indicó Kruger. El macho de la especie ofrece protección y recursos a la hembra y las crías a cambio de derechos reproductivos. Por ejemplo, un matrimonio arreglado puede considerarse un contrato para el trueque de recursos.
Sin embargo las conclusiones más recientes indican que tales conductas están muy arraigadas y persisten sin que importe mucho cuánta riqueza, cuántos recursos o cuánta seguridad obtengan las personas.
“Es notable encontrar estas pautas en los alumnos en el estudio”, dijo Kruger. “Hemos visto ejemplos en los que las personas hacen esto por necesidad, pero seguimos viendo estas tendencias en personas que ya están bien aprovisionadas”.
Además existen diferencias sexuales predecibles en los tipos de canjes que se busca. Es más probable que los hombres traten de canjear inversión por sexo, y es más probable que las mujeres traten de canjear sexo por inversión, señaló Kruger.
Para el estudio los investigadores entrevistaron a 475 alumnos no graduados de la UM a fin de descubrir si intentaban intercambios en moneda sexual afuera de las citas románticas o las relaciones comprometidas formalmente, y si eran conscientes de los intentos de canje que otros habían probado con ellos.
La mayoría de los estudiantes era muy consciente de sus propios intentos de canje en moneda reproductiva, dijo Kruger. Sin embargo, si estaban en relaciones comprometidas no veían la relación de pareja como un intercambio en moneda reproductiva, añadió.
El estudio encontró que, en general, el intento de intercambio de inversión por dinero tiene éxito solamente en alrededor del 25 por ciento de las veces.
Los alumnos que participaron en el estudio tenían entre 18 y 26 años de edad.
En cuanto a los intentos de intercambio hechos, el 27 por ciento de los varones y el 14 por ciento de las mujeres informaron de intentos de canje de inversión por sexo; el 5 por ciento de los varones y el 9 por ciento de las mujeres informaron de intentos de canje de sexo por inversión.
Acerca de los intentos de intercambio iniciados por otros, el 14 por ciento de los varones y el 20 por ciento de las mujeres dijo que alguna otra persona había intentado canjear inversión por sexo con ellos, y el 8 por ciento de los hombres y el 5 por ciento de las mujeres indicó que alguna otra persona había tratado de canjear sexo por sus inversiones.
Un grupo de individuos de más edad, especialmente uno que sea más representativo de la población general, probablemente daría cuenta de frecuencias más altas de estas experiencias, dijo Kruger. La presunción es que una población mayor tendría más necesidades insatisfechas y sería más activa sexualmente.
De hecho Kruger dijo que las conclusiones del estudio son notables porque se haya obtenido informes de los canjes, considerando la juventud y buen pasar económico de los jóvenes, en otras palabras, no es que necesiten demasiado y sin embargo aún intentan estos intercambios.
“La confirmación de las predicciones hipotéticas en relación con estos canjes una vez más demuestra el poder de un marco evolucionario para la comprensión y la psicología de los humanos”, dijo Kruger.
El artículo “Young Adults Attempt Exchanges in Reproductively Relevant Currencies” se publica en la edición de abril de la revista Journal of Evolutionary Psychology.
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