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Riñón bioartificial mejora la supervivencia de los pacientes con fallo renal agudo

24/04/2008

Una prueba en varios centros conducida por la UM encuentra que el reemplazo a corto plazo de la función de célula renal con un aparato de asistencia de túbulo renal reduce en 50 por ciento el riesgo de mortalidad.

Ann Arbor, Michigan. — Otra prueba clínica prometedora del riñón bioartificial ofrece a los investigadores más esperanzas de que en el curso de los próximos años el aparato esté disponible para salvar la vida de pacientes con fallo renal agudo.

El estudio más reciente encabezado por el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan revela que el reemplazo a corto plazo de la función de célula renal con el aparato de asistencia de túbulo renal —o RAD por su sigla en inglés y consiste de un “paquete” de células vivas que es clave para la función del riñón bioartificial— reduce significativamente el riesgo de mortalidad y acelera la recuperación de la función del riñón en los pacientes que sufren un fallo renal agudo como resultado de una lesión grave del riñón.

Cuando se le compara con un tratamiento más tradicional —la terapia de reemplazo renal continuo— la tasa de mortalidad después de 28 días para los pacientes que recibieron hemofiltración venovenosa combinada con RAD fue del 33 por ciento. La tasa de mortalidad para quienes tuvieron la terapia de reemplazo renal continuo fue del 66 por ciento.

Además, durante los 180 días siguientes al tratamiento los pacientes que recibieron la terapia combinada mostraron una disminución del 50 por ciento en la mortalidad. Los resultados de la prueba pueden verse ahora en Internet en la revista Journal of the American Society of Nephrology.

“Los resultados de nuestro estudio son alentadores y aumentan las expectativas de que nuestro nuevo enfoque conduzca a un tratamiento mejor de la falla renal aguda, una condición que pone en peligro la vida y cuya alta tasa de mortalidad se ha mantenido sin cambios durante años a pesar de los avances en las terapias convencionales”, dijo el autor principal del estudio H. David Humes, profesor de Medicina Interna en la Escuela de Medicina de la UM. “

Humes señaló que a pesar de los avances en la atención médica en casos agudos y los progresos en la terapia de diálisis la tasa de mortalidad durante las últimas cuatro décadas para los pacientes con fallo renal grave como consecuencia de una lesión grave del riñón se ha mantenido entre el 50 y el 70 por ciento.

La prueba RAD de fase II incluyó a 58 pacientes en condición crítica con falla renal aguda en 12 centros médicos de todo el país. Los pacientes, con edades de 18 a 80 años, fueron seleccionados al azar para recibir la hemofiltración venovenosa combinada con RAD, o solo la terapia renal de reemplazo continuo.

La mayoría de los pacientes recibió el tratamiento por hasta 72 horas. Varios pacientes fueron retirados del tratamiento temprano debido a acceso vascular, coágulos en el paquete del hemofiltro, o debido a complicaciones relacionadas con sus otras condiciones médicas.

La recuperación renal y la mortalidad para los pacientes que completaron el tratamiento se observó a los 28, 90 y 180 días después del tratamiento.

En el día 28 el 53 por ciento de los pacientes en el grupo RAD había recuperado la función renal, el 25 por ciento murió y el 20 por ciento permanecía en mantenimiento renal. Además los investigadores notaron que durante los 180 días del seguimiento en la unidad de cuidados intensivos los pacientes que habían recibido el tratamiento RAD por hasta 72 horas presentaban un riesgo de mortalidad mucho menor.

Si bien el estudio fue limitado por el pequeño número de pacientes en esta prueba de fase II, Humes y sus colegas indican que ofrece la promesa de que pueda desarrollarse en un futuro cercano un aparato relacionado –un riñón usable que desempeñe las funciones naturales que no se pueden lograr mediante la tecnología hecha por humanos— que trate la falla renal crónica.

“La capacidad de dominar los procesos vitales de las células, de apuntar su maquinaria molecular viviente en la restauración de sustancias críticas que se han trastornado por la enfermedad, tiene vastas implicaciones para el futuro de la medicina”, dijo Humes. “El uso aparentemente exitoso de células vivas en esta forma valida nuestro enfoque y debería alentar a otros para que investiguen las terapias de célula para una gama de trastornos”.

Humes y sus colegas iniciaron el desarrollo del riñón bioartificial hace más de una década y actualmente se desarrolla el RAD para futuras aplicaciones comerciales bajo licencia de Nephrion, una compañía de biotecnología que brotó de la UM.

El riñón bioartificial incluye un “paquete” que filtra la sangre como en una diálisis renal tradicional. El paquete está conectado a un aparato de asistencia de túbulo renal, hecho de fibras huecas revestidas con un tipo de célula de riñón llamadas células de túbulos renales proximales. Estas células tienen el propósito de recuperar electrolitos vitales, sal, glucosa y agua como asimismo de controlar la producción de las moléculas del sistema de inmunidad llamadas citokinas, que el cuerpo necesita para combatir las infecciones.

Las máquinas convencionales de diálisis renal quitan estos componentes importantes del plasma sanguíneo junto con los productos de desecho tóxico y no pueden proporcionar la función de regulación inmune de las células vivas. La terapia tradicional para los pacientes con falla renal grave o crónica involucra la diálisis o el transplante de riñón los cuales tienen, ambos, sus limitaciones.

Las pruebas iniciales con animales, que se publicaron en la revista Nature Biotechnology en abril de 1999, encontraron que las células en el RAD desempeñan ls funciones metabólicas y hormonales que se pierden en la falla renal aguda. La primera prueba humana del riñón bioartificial, que se publicó en la edición de octubre de 2004 en la revista Kidney International, mostró que el aparato era seguro para el uso y mejoró la función del riñón en los pacientes con falla renal aguda.

Si bien los resultados iniciales son alentadores, los beneficios del tratamiento RAD deben confirmarse en pruebas más extensas. Asimismo deben resolverse todavía los problemas de la producción en masa, el almacenamiento y el transporte de un aparato hecho con células vivas.

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