El dolor en el pecho sigue al tope de la lista para ambos sexos pero es más probable que las mujeres tengan síntomas atípicos y bloqueos “invisibles” lo cual puede explicar las demoras en el tratamiento.
ANN ARBOR, Michigan—La brecha entre géneros persiste en la enfermedad cardiaca, según un nuevo estudio internacional que muestra que las mujeres son diferentes de los hombres en varios factores, desde los síntomas hasta el tratamiento.
El estudio publicado hoy, martes, en la edición de Internet de la revista Heart fue realizado por un equipo encabezado por investigadores del Centro Cardiovascular de la Universidad de Michigan, y se apoya en datos de 25.755 hombres y mujeres en 14 países que tuvieron un ataque cardiaco o un episodio de dolor en el pecho entre 1999 y 2000, y están incluidos en el Registro Global de Acontecimientos Coronarios Agudos.
Todos los pacientes tuvieron un angiograma, un procedimiento que permite que los médicos vean las obstrucciones en los vasos sanguíneos que irrigan el corazón y que son la causa principal de ataques cardiacos y dolores en el pecho. Pero uno de los hallazgos más sorprendentes fue que las mujeres tienen dos veces más probabilidades que los hombres de tener resultados “normales” o “leves” en este examen lo cual significa que ninguna obstrucción ocupa más del 50 por ciento de algún vaso sanguíneo.
Esto fue así a pesar del hecho de que los otros resultados de la prueba mostraron que las mujeres tenían, claramente, un ataque cardiaco o la forma de dolor de pecho que se denomina angina.
La ausencia de obstrucciones graves puede estar relacionada con las otras diferencias que encontraron los investigadores: el tratamiento distinto que reciben las mujeres y en qué forma respondieron a esos cuidados.
En conjunto entre los pacientes con el mismo grado de enfermedad de las arterias coronarias, las mujeres tuvieron significativamente menos probabilidades que los hombres de recibir los medicamentos llamados bloqueadores beta, estatinas e inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina (conocidos como inhibidores ACE por su sigla en inglés) todos los cuales se consideran cruciales en la prevención de episodios cardiacos posteriores. Y, no importa cuán graves sean las obstrucciones en sus arterias, las mujeres tienen menos probabilidades de recibir una angioplastia o un stent para la reapertura de sus vasos sanguíneos.
A los seis meses de su ataque cardiaco o ataque de angina, las mujeres con enfermedad avanzada de las arterias coronarias tenían más probabilidades que los hombres de haber muerto, de haber sufrido otro ataque cardiaco, un infarto cerebral u otro problema que las llevó nuevamente al hospital.
Los investigadores encontraron asimismo que los síntomas de los cuales daban cuenta las mujeres al llegar al hospital eran, a menudo, diferentes de los que causaban la queja de los hombres. Mientras que el 94 por ciento de los hombres y el 92 por ciento de las mujeres indicaron que sentían dolor en el pecho, las mujeres que no citaban el dolor de pecho tenían más probabilidades de experimentar síntomas atípicos como náusea y dolor en la mandíbula.
“Hemos hechos grandes avances en el tratamiento de las mujeres con enfermedad cardiaca pero estos datos nos muestran que queda mucho por hacer y necesitamos determinar si las mujeres pueden tener obstrucciones que sean ‘invisibles’ en los angiogramas”, dijo Kim Eagle, profesor de medicina cardiovascular y director del Centro Cardiovascular de la UM.
Eagle es copresidente del comité de publicación de GRACE, iniciado en 1999 y financiado con fondos irrestrictos de Sanofi-Aventis. La compañía no participa en la recolección, análisis o publicación de datos del registro GRACE, que incluye pacientes de hospitales en América del Norte y del Sur, Europa, el Oriente Medio, Asia, Australia y Nueva Zelanda.
La coautora del estudio Lisa Jackson, profesora de medicina cardiovascular en la UM, dijo que “sobre la base de estos datos hay dos tareas de educación que debemos encarar: enseñar a las mujeres que deben recurrir a la atención inmediata tanto por los síntomas clásicos de un ataque del corazón como por los síntomas atípicos repentinos, y educar a los médicos en el sentido de que la enfermedad no obstructiva de las arterias coronarias es también una enfermedad y debe tratarse seriamente”.
Las nuevas conclusiones hacen eco a estudios similares que han encontrado diferencias en los síntomas que experimentan las mujeres durante un ataque cardiaco y en las pruebas y tratamientos que reciben durante y después del ataque.
La ausencia de bloqueos graves, u obstrucciones, en los angiogramas de muchas mujeres que sufren ataques cardiacos ha llevado a que los expertos sospechen que muchas mujeres pueden tener bloqueos en los vasos sanguíneos menores que no pueden verse en los angiogramas convencionales. O que esos bloqueos pueden haber sido pasajeros y desaparecen antes de que puedan tomarse las imágenes.
En cualquier caso estas mujeres igual tienen problemas graves suficientes como causa de ataque cardiaco o angina inestable, y los autores dicen que estos asuntos deben atenderse con un tratamiento preventivo.
El tratamiento inapropiado de las mujeres, y de los hombres, con enfermedad no obstructiva de las arterias coronarias puede dejar a los pacientes expuestos a más ataques cardiacos u otros problemas en el futuro, dicen Jackson y Eagle. De hecho, tanto los hombres como las mujeres con obstrucciones leves tuvieron resultados similares seis meses después de su ataque cardiaco o episodio de angina.
Parte del problema es que muchos pacientes y médicos todavía no consideran la enfermedad de las arterias coronarias de la forma en que la ciencia la muestra: un problema de todo el cuerpo que puede prevenirse o manejarse mediante cambios en los estilos de vida al igual que con medicamentos y, para los casos de emergencia, con tratamientos tales como la angioplastia o la cirugía de desvío coronario.
Solo mediante mejorías en la dieta y los hábitos de ejercicio, la cesación del tabaquismo, el control de la presión sanguínea y el azúcar en la sangre, y el uso de medicamentos cuando sea necesario las personas que tienen enfermedad arterial no obstructiva puede evitarse el progreso a problemas más graves, dice Jackson, quien forma parte del Programa Cardiaco de Mujeres en la UM. “Necesitamos un enfoque más integral, de todo el cuerpo, para la prevención”, sostiene.
El proyecto Grace, que tiene su sede en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, ya no acepta pacientes nuevos, pero el análisis de los resultados que se obtengan en el futuro probablemente darán un conocimiento mayor de las diferencias entre hombres y mujeres en el área de la enfermedad cardiovascular.
Al mismo tiempo, Eagle y Jackson estudian ahora los datos del registro de pacientes de la UM con ataques cardiacos y dolores de pecho para hallar nuevas pistas en la investigación.
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