Noticias

Estudio relaciona el consumo continuado de tabaco con una mayor lentitud en el pensamiento y un coeficiente intelectual más bajo

11/10/2005

Ann Arbor, Michigan—Los fumadores aseguran que un cigarrillo les ayuda a concentrarse y a estar más alertas. Sin embargo, años de consumo de tabaco causan un efecto contrario, reduciendo rapidez y claridad en las habilidades de cognición, y una reducción en el coeficiente intelectual, según un estudio de la Universidad de Michigan difundido hoy, martes.

La relación entre el consumo continuado de tabaco y la reducción en la capacidad mental de 172 hombres alcohólicos y no alcohólicos fue el descubrimiento inesperado de un estudio iniciado originalmente para investigar los efectos del consumo continuado de alcohol en el cerebro y en las habilidades cognoscitivas.

Investigadores confirmaron estudios anteriores, que asocia el alcoholismo con problemas en el pensamiento y una reducción del coeficiente intelectual, pero el análisis reveló además, que el consumo continuado de tabaco, tiene un efecto similar. Las consecuencias en la memoria, capacidad para resolver problemas y coeficiente intelectual fue más pronunciado entre aquellos que fumaron durante años. Los hombres alcohólicos, que además fumaban, presentaron una habilidad de pensamiento aún menor, incluso tras ponderar los efectos del alcohol.

Los estudios, son los primeros que indican una relación directa entre tabaquismo y la función cognoscitiva en hombres alcohólicos. La investigación concluye que el consumo de tabaco se relaciona con la reducción en la habilidad del pensamiento, incluso entre hombres sin problemas de alcoholismo.

Los resultados de la investigación, difundidos por línea antes de ser publicados por la revista Drug and Alcohol Dependence, fueron realizados por un equipo del Centro de Investigación sobre la Adicción de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan (UMARC, en Inglés) e investigadores del Sistema de Salud de la Universidad Michigan State.

La autora líder del estudio, Jennifer Glass, Ph.D., investigadora del Departamento de Psiquiatría, señala que los resultados del estudio deben de ser repetidos en otra investigación para llegar a resultados concluyentes sobre los efectos del consumo de tabaco en el cerebro y en las mujeres.

Glass advierte que estos resultados llevarán a investigadores sobre alcoholismo a reevaluar la información sobre el impacto de fumar, un factor que generalmente no es ponderado en los estudios sobre los efectos del alcoholismo en el cerebro, a pesar de que entre un 50 y un 80 por ciento de los alcohólicos fuman. El mismo equipo de investigadores de la Universidad de Michigan iniciará un estudio con adolescentes y realizará pruebas nuevamente con los 172 hombres que participaron en la investigación.

“No podemos decir que hemos encontrado una relación causa—efecto entre el fumar y la disminución en la habilidad de pensar o habilidad cognoscitiva”, dice Glass. “Pero esperamos de que nuestros resultados sobre esta relación originarán más investigaciones sobre este tema tan importante. Quizás ayudará a fumadores a tener una razón más para dejar de fumar y motivará también a dejar el tabaco a aquellos que tratan de controlar su consumo de alcohol”, añade.

Numerosos programas de recuperación para alcohólicos no le dan importancia a suspender el consumo de tabaco , a pesar de que fumar puede ser un motivador social y posiblemente químico asociado al consumo de alcohol.

Glass señala que el estudio será publicado al mismo tiempo que otra investigación de la Universidad de California en San Francisco, que presenta tomografías computarizadas del cerebro de alcohólicos fumadores que muestran un volumen cerebral menor a alcohólicos no fumadores.

Estas investigaciones sumadas a estudios epidemiológicos anteriores, forman parte de las pruebas que establecen una relación entre fumadores y su habilidad cogniscitiva, asegura Robert Zucker, Profesor de Psicología en los Departamentos de Psiquiatría y Psicología de la U—M, además de director de UMARC.

“El impacto de fumar sobre las funciones más complicadas del cerebro es aún incierto, pero puede incluir efectos neuroquímicos y daños a las arterias que suministran al cerebro”, dice Zucker. “Esto es similar a otros resultados sobre personas con enfermedades cardiovasculares y pulmonares, que tienden a tener una función cogniscitiva reducida”.

La información para la investigación de Glass y Zucker viene de un estudio de años, que utiliza entrevistas y cuestionarios estandarizados para investigar la salud mental y física de familias, a intervalos de tres años.

El estudio, que se inició hace 15 años, recibió financiación por otros 5 y es apoyado por el Instituto Nacional sobre Alcoholismo y Abuso de Alcohol (National Institute of Alcoholism and Alcohol Abuse) , parte de los Institutos Nacionales de Salud. La nueva investigación , estudiará a particpantes y será financiado por el Instituto sobre Abuso de Drogras (National Institute on Drug Abuse).

En el noveno año del estudio, los participantes completaron un grupo de pruebas estándar (MicroCog Assessment of Cognitive Function), para evaluar la memoria de corto plazo, memoria de una historia reciente y tardía, analogías verbales, razonamiento matemático y procesamiento visual—espacial.

Los puntajes para cada prueba, además de puntajes para una prueba de habilidades globales, se basan en la rapidez y exactitud de los participantes para responder, ajustados de acuerdo a la edad y nivel de educación. Los participantes también realizaron una versión breve de la prueba estándar de coeficiente intelectual y los resultados obtenidos también fueron ajustados a la edad.

Cuarenta de los hombres que participaron en la prueba tenían un diagnóstico clínico de alcoholismo, pero una hora antes de iniciar la prueba, suspendieron el consumo de alcohol. De estos, 24 eran fumadores. La investigación incluyó además a otros 63 participantes ex alcohólicos, con 29 fumadores entre ellos. En el estudio se incluyó además un grupo adicional de 69 hombres que nunca fueron alcohólicos, 13 de los cuales fumaban. A los fumadores se les permitió fumar a su gusto durante las sesiones de pruebas, por lo que ninguno sufrió de falta de nicotina durante laspara evaluar sus capacidades de cognición.

Glass y sus colegas analizaron a los participantes utilizando dos medidas estándar: Problema Severo de Alcohol (Lifetime Alcohol Problem Severity, or LAPS) y Paquetes—por años, una medida que incluye como factores el número de paquetes de cigarrillos diarios consumidos y el número de años en que fumó esas cantidades.

En los grupos estudiados, el alcoholismo y el tabaquismo mostraron un efecto: Entre más años de alcoholismo y tabaquismo se estableció una relación significativa con una habilidad de cognición más baja y un menor coeficiente intelectual.

Cuando los investigadores limitaron el análisis sólo a aquellos participantes sin diagnóstico de alcoholismo establecieron que el impacto del tabaquismo prolongado tenía un efecto mayor que el consumo de alcohol prolongado.

Los investigadores sobre alcoholismo que han encontrado un déficit de cognición entre alcohólicos, pero no han incluido en su análisis el consumo de tabaco, puede que hayan visto resultados que son una combinación de los efectos de fumar y beber alcohol entre los participantes, advierte Glass. La investigadora asegura que se necesitan más análisis sobre estos estudios, aislando el consumo de tabaco como una variable, tal como se aísla el consumo de una droga.

Glass, que tiene un cargo en el Instituto de Investigación Social y el Centro para la Investigación del Dolor Crónico y la Fatiga, fue la coautora del estudio con Zucker, además de Kennet Adams, PH.D, profesor de Psicología en Psiquiatría de la Universidad de Michigan, jefe de servicios psicológicos en VAAAHCS, Maria Wong, Anne Buu, Jennifer Jester y Leon Puttler de UMARC y Noel Nigg y Hiram Fitzgerald de la Universidad de Michigan State.

Contacto: Vivianne Schnitzer

Teléfono: 1-734-763-0368

O

Contacto: Kara Gavin

Teléfono: 734-764-2220

Archivado En:
, ,