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Inseguridad en el empleo afecta seriamente la salud

31/03/2006

ANN ARBOR, Michigan.—Los efectos de la inseguridad en el empleo son tan graves como los causados por enfermedades serias o que hacen peligrar la vida, según un estudio de la Universidad de Michigan presentado hoy, sábado, en la conferencia anual de la Asociación de Estudios de la Población en Los Angeles.

Sumado al aumento de noticias sobre despidos masivos, externalización de recursos y personal, bancarrotas corporativas y reducciones en los centros productivos, la investigación sobre inseguridad en el empleo y salud en EEUU asegura que hay efectos mentales y físicos causados por el temor y ocurren aunque la persona afectada pierda o no pierda el puesto de trabajo.

El estudio se basa en un análisis de información representativa a nivel nacional de un sondeo longitudinal realizado por el Instituto de Investigación Social de la Universidad de Michigan e incluye información sobre más de 1,000 hombres y mujeres menores de 60 años que fueron entrevistados en dos oportunidades, con un intervalo de tres años.

“La solidez de este estudio es que no solamente tenemos múltiples formas de medir la inseguridad, pero también tiene mediciones sobre las pérdidas de empleos”, dice Sarah Burgard, una socióloga del instituto y autora líder del estudio.

Sólo los que se mantuvieron en el empleo durante el intervalo son los que fueron incluidos en el análisis, por ello, los resultados de este estudio no son atribuibles a la pérdida de empleo o desempleo prolongado.

La investigación también controló traumas importantes de salud ocurridos durante el periodo de tres años y además midió los niveles de neurosis entre los participantes, para controlar la tendencia de personas neuróticas de presentar índices bajos de su salud mental, física y de la seguridad en sus empleos.

“¿Qué posibilidades existen de que en los próximos años usted pierda su puesto de trabajo involuntariamente?, se preguntó a los participantes. Los que respondieron “es muy posible” o “hay algo de posibilidades” fueron considerados inseguros, mientras los que respondieron “no es demasiado posible” o “de ninguna manera es posible” fueron considerados seguros.

Alrededor de un 25 por ciento de los que respondieron dijeron sentirse inseguros sobre sus puestos de trabajo en a lo menos una de las entrevistas.

Burgard encontró que las evaluaciones personales del estado de salud eran significativamente más bajas en los participantes que expresaron sentirse inseguros en sus empleos. En comparación con trabajadores que se sentían seguros de su empleo en las dos entrevistas, los que se sentían crónicamente inseguros tenían el doble de posibilidades de expresar un estado de salud física menor a “muy buena” o “excelente”. La investigadora también encontró que en el sector privado de la economía, los empleados eran más vulnerables a los efectos negativos en la salud por inseguridad en el empleo, que los empleados en el sector público.

Inseguridad en el puesto laboral es particularmente elevada entre negros, según el estudio. Los afro americanos crónicamente inseguros de sus empleos tenían tres veces más posibilidades que los blancos inseguros y más de cuatro veces más que blancos seguros, de presentar síntomas de una depresión profunda.

Mientras el mercado laboral de EEUU aumenta los trabajos con menos horas y beneficios, ofreciendo la flexibilidad a los empleadores de contratar y despedir para ajustarse a la demanda, el estudio muestra algunas de las consecuencias para los trabajadores.

Otras investigaciones han revelado que la preocupación sobre la posibilidad de perder el empleo ha comenzado a afectar a una porción más grande y más diversa de la población en mayor o menor grado. El aumento de flexibilidad en el mercado laboral crea preocupaciones sobre el futuro de sus puestos, en un mayor número de empleados de todos los niveles y la inseguridad crecerá como un riesgo que es potencialmente nefasto para la salud de la población.

“Los legisladores quizás podrían poner atención en las diferencias y las consecuencias para algunos grupos de trabajadores, incluidos afro americanos y los del sector privado”, dice Burgard.

Entre los colaboradores de Burgard en este estudio se incluyen a los investigadores de la Universidad de Michigan Jennie Brand y James House. Burgard y Brand fueron apoyados por el programa Robert Wood Johnson Health & Society Scholars Program, y la información para el análisis fue reunida con el apoyo de subsidios del Instituto Nacional del Envejecimiento y el programa Robert Wood Johnson Foundation Investigators in Health Policy Research Program.

El Instituto de Investigación Social (Institute for Social Research, ISR) se fundó en el año 1948 y es una de las organizaciones más antiguas del mundo en la investigación de sondeos de opinión. El ISR es uno de los líderes mundiales en el desarrollo y aplicación de metodologías de Ciencias Sociales. El ISR realiza estudios que son ampliamente citados en el país e internacionalmente, incluidos los Sondeos de opinión de Actitudes del Consumidor y Estudios sobre elecciones nacionales en EEUU, entre otros. Para más información sobre el ISR, visite: www.isr.umich.edu

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