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La evolución explica porque las mujeres son más longevas que los hombres

09/05/2006

ANN ARBOR, Michigan—La diferencia en las expectativas de vida de hombres y mujeres es antigua y universal, a pesar de los múltiples esfuerzos de la comunidad científica de atribuirla a factores de la vida moderna, según un estudio difundido hoy, martes, por investigadores de la Universidad de Michigan.

“Las mujeres viven más tiempo en casi todos los países, y la diferencia de sexo en la longevidad ha sido reconocida a lo menos desde la mitad del siglo XVIII”, dice Daniel J. Kruger, un investigador de la Escuela de Salud Pública y del Instituto de Investigación Social de esa universidad. “No es una tendencia reciente y se origina en lo más profundo de la historia de nuestra evolución”.

Esta asimetría en la mortalidad no es única a nuestra especie; en chimpancés comunes y numerosas otras especies, los machos también tienen un pronóstico de vida menor, advierte Kruger.

Kruger y Randolph Nesse, coator del estudio, profesor de psicología y psiquiatría y director del Programa de Adaptación Humana, argumentan que la diferencia en las expectativas de vida se surge de los imperativos biológicos para atraer a la pareja.

“Todo este modelo es el resultado de la selección sexual y los roles que hombres y mujeres juegan en la reproducción”, dice Kruger. “Las mujeres generalmente invierten más en su prole y tienen más limitaciones en las cantidad de descendencia, mientras que por lo general, los hombres, compiten entre sí para atraer y retener a sus parejas femeninas”.

Por ejemplo, en chimpancés comunes, la mayor diferencia en los índices de mortalidad para machos y hembras ocurre alrededor de los 13 años de edad, cuando los machos recién entran al periodo de la reproducción y compiten agresivamente por estatus social y las hembras.

Desde las plumas en la cola de un pavo real, a los todoterrenos con accesorios, los machos compiten agresivamente por la atención de la hembra y eso tiene un coste. En la naturaleza, esto crea una psicología y conducta más arriesgada para los machos, que despliegan más recursos, en un plumaje más llamativo o incurriendo en entrenamiento físico.

Incluso en la vida moderna, donde la mayoría de los duelos son una forma de entretención, el comportamiento y la psicología masculina acortan las expectativas de vida en relación a las mujeres, dice Kruger. De hecho, los estilos de vida modernos exacerban aún más la distancia en las expectativas de vida masculinas y femeninas.

La psicología masculina, formada por eones de competencia sexual, sitúa a la longevidad de los machos en desventaja. Los sistemas inmunológicos de los machos, son más débiles y sus organismos tienen menos capacidad para procesar las grasas que comen, dice Kruger. Las causas relacionadas con la conducta, como fumar, comer en exceso, conducir de manera imprudente y la violencia, entre otros, colocan a los hombres a una cierta distancia de la mayoría de las mujeres. “Debido a que los índices de mortalidad general se están reduciendo, las causas de muertes por tipos de conductas son más frecuentes”, dice Kruger.

Si se evalúan los índices de mortalidad de acuerdo al estatus socioeconómico, se muestra que las diferencias entre sexos se ven afectadas por la posición económica. Los hombres en niveles socioeconómicos más bajos tienen la tendencia a presentar índices más altos de mortalidad que sus iguales en situaciones socioeconómicas más elevadas. El impacto de la posición socioeconómica es mayor en la mortalidad masculina, que en la femenina, advierte Kruger, porque los hombres tienen un estatus relativamente más bajo o les falta una pareja, se ocupan en modelos de conducta más arriesgados en un intento de avanzar.

El artículo “An evolutionary life—history framework for understanding sex differences in human mortality rates,” aparece en la edición de Primavera 2006 de la revista Human Nature.

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Daniel J. Kruger, Ph.D.

Randolph Nesse, M.D.

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