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Estudio no encuentra relación entre el consumo de marihuana y cáncer

10/10/2006

ANN ARBOR, Michigan—A pesar de que los cigarros de marihuana contienen agentes cancerígenos y numerosos estudios en humanos, animales y en cultivos de células han indicado que fumar marihuana predispone al cáncer, un gran estudio epidemiológico de pacientes con cáncer junto a un grupo de control, sin cáncer, en la ciudad de Los ángeles, descubrió que no hay vínculo claro entre fumar marihuana y cáncer.

“No encontramos ninguna evidencia de un aumento de riesgo de cáncer de cabeza y cuello o cáncer de pulmón en fumadores de marihuana empedernidos y a largo plazo”, dice el autor principal del estudio, Hal Morgenstern, Director de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan. “No iría tan lejos como para decir que no hay un aumento en el riesgo para desarrollar cáncer por fumar marihuana, pero si es que hay un efecto, este no es muy grande”, dice Morgenstern.

El estudio, que incluyó a colegas de la Universidad de California en Los ángeles (UCLA) y la University of Southern California (USC) se centró en los cánceres de cabeza y cuello y cáncer al pulmón, porque son los que típicamente se relacionan con el consumo de tabaco.

El equipo entrevistó a más de 1,200 pacientes de cáncer en el área de Los ángeles y a más de 1,000 personas sin cáncer (grupo de control), combinándolos por edad, sexo y vecindario. Si las personas informaban sobre el consumo de marihuana, este era cuidadosamente medido y cuantificado como “años—porro” de uso, siendo un año—porro equivalente a fumar un cigarro de marihuana al día durante un año.

Los consumidores que habían acumulado 30 años—porro tenían una incidencia mayor de cáncer, pero esta asociación desapareció cuando se ajustaba a otros factores de riesgo de cáncer, incluidos el uso de tabaco. “La asociación de estos cánceres con el consumo de marihuana, incluso a largo plazo y consume intenso, no es fuerte y puede que sea muy pequeña para ser detectada”, dice Morgenstern.

A pesar de que hay amplia evidencia biológica de que el fumar marihuana debería ser dañino para los seres humanos, estudios epidemiológicos anteriores sobre su potencial cancerígeno han encontrado resultados mixtos, dice Morgenstern. Lo que ha faltado ha sido un estudio científicamente riguroso que incluya un numeroso grupo de adultos de edad mediana que haya fumado grandes cantidades de marihuana durante largo periodos de tiempo. Debido a que el uso intenso de marihuana es relativamente un nuevo fenómeno cultural que empezó alrededor de 1970 entre personas menores de 25 años, este tipo de estudio no había sido posible hasta muy recientemente. La mayor parte de los sujetos en este estudio eran mayores de 45 años, el periodo en la vida cuando el riesgo de cánceres de pulmón y el cáncer de cabeza y cuello se hacen más notables.

“Los resultados negativos subrayan la importancia de realizar estudios epidemiológicos basados en la población, para evaluar los riesgos de la salud”, dice el coautor del estudio, Dr. Donald Tashkin, especialista en medicina pulmonar de UCLA. “Varios informes clínicos indicaban una proporción inusualmente alta entre los fumadores de marihuana jóvenes diagnosticados con cánceres de pulmón y cáncer de cabeza y cuello. Mientras esto fue interpretado como una relación entre la marihuana y los cánceres respiratorios. Estos descubrimientos no han sido controlados y requieren estudios epidemiológicos rigurosos para ser confirmados”.

A pesar de que este estudio fue más riguroso que los anteriores “tuvimos cierta preocupación de que los participantes podían no acordarse de cuanta marihuana fumaban exactamente hace muchos años atrás”, dice Morgenstern. “Esperábamos que informaran de un menor consumo, pero lo que realmente encontramos estaba en línea con los estudios de California sobre el consumo de droga”. Un once por ciento del grupo de control acumuló 10 o más años—porro (equivalentes a 3,650 o más porros).

Otra dificultad en el estudio fue que la potencia en la marihuana es mucho menos estandarizada que el tabaco en los cigarros y que además es fumada de distintas formas, por lo que las cantidades y dosis son más difíciles de evaluar con una medida como “años—porro”. Los estudios de tabaco se han basado largamente en una medida llamada “años cajetilla”.

A pesar de estas limitaciones, Morgenstern dice que los resultados, utilizando distintos tipos de análisis, no sugieren ningún efecto dañino del uso de la marihuana. Fumar marihuana no aumentó el riesgo de cáncer en esta población, sin importar cuanto tabaco hubiesen consumido anteriormente a lo largo de sus vidas.

El estudio “Marijuana use and the risk of lung and upper—aerodigestive—tract cancers: results of a population—based case—control study,” fue financiado por el Instituto Nacional del Abuso de Drogas y será publicado en la edición de Octubre de la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers and Prevention.

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