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Sólo una sesión de ejercicios causa beneficios dramáticos para la salud

ANN ARBOR, (Michigan), — Una nueva investigación demuestra que sólo una sesión puede prevenir uno de los síntomas principales de la diabetes tipo 2 alterando el metabolismo
de las grasas en el tejido muscular.

Investigadores de la Universidad de Michigan descubrieron que una sesión de ejercicios aeróbicos aumenta el almacenamiento de grasas en la musculatura, lo que mejora la
sensibilidad a la insulina. Una baja sensibilidad a la insulina, o resistencia a la insulina, es la inhabilidad del organismo para absorber azúcar de la sangre, que lleva a
tener niveles de azúcar en la sangre altos o diabetes.

El estudio fue realizado por Jeffrey Horowitz, profesor asociado de la División de Kinesiología de la Universidad de Michigan y su antiguo estudiante de doctorado, en la
actualidad en la Universidad de California, en San Diego y se publica en la última edición de la revista “Journal of Clinical Investigation.”

“Desde hace mucho tiempo se sabe que el ejercicio mejora mucho la sensibilidad a la insulina,” dice Horowitz. “Pero cuanto ejercicio mejora la sensibilidad a la insulina en
la obesidad y cuanto ejercicio es necesario para este efecto no esta claro”.

Una sensibilidad dañada a la insulina es un problema especialmente en personas obesas por la excesiva cantidad de ácidos grasos expulsados por los almacenes de grasa en el
organismo. Esta abundancia de ácidos grasos es absorbida por tejidos musculares e hígado e interfiere con la habilidad de la insulina para regular el metabolismo del azúcar.

En células musculares los ácidos grasos pueden ser quemados para producir energía y ser almacenados como triglicéridos intramusculares o IMTG. IMTG es una reserva para el
almacenamiento de grasas, y niveles altos de IMTG se relacionan con resistencia de insulina en personas obesas y en aquellas que padecen diabetes del tipo 2.

En parte por esta correlación, numerosos investigadores asumen que IMTG está involucrada de alguna manera en la resistencia a la insulina. Sin embargo, personas que hacen
ejercicios regularmente también tienen niveles altos de IMTG, pero son muy sensibles a la insulina. Con esto en mente, los investigadores de la U—M probaron su última y novedosa hipótesis: Que aumentando la capacidad de almacenamiento de grasas en músculos tras una
sesión de ejercicios puede aumentar la sensibilidad a la insulina. Sospechan de que por varias horas después de los ejercicios más ácidos grasos que entran el músculo serán
almacenados como IMTG. Esto evita que se transformen en una metabolina más dañina, que se sabe causan más resistencia a la insulina. Básicamente esto quiere decir que el ejercicio puede causarle un mayor almacenamiento de grasas en los músculos, pero al hacerlo, mejora su sensibilidad a la insulina.

Los investigadores evaluaron a 8 mujeres delgadas y las inyectaron grasa en su flujo sanguíneo para aumentar los ácidos grasos comúnmente encontrados en personas obesas. Los
sujetos fueron admitidos al hospital durante dos días para este procedimiento en dos ocasiones separadas. Durante la primera visita hospitalaria ejercitaron por 90 minutos
a un 75 por ciento del máximo de su capacidad cardiaca, durante la otra visita se mantuvieron inactivas.

Con todas las otras variables iguales, los investigadores descubrieron que durante la visita sin ejercicios, la infusión de grasas redujo la sensibilidad a la insulina a
niveles comúnmente encontrados en personas obesas. Sin embargo, descubrieron que durante la visita con ejercicios, el ejercicio no sólo previo el daño en la sensibilidad a la insulina, pero aumentó los niveles de sensibilidad a la insulina en un 25 por ciento sobre su nivel basal. Los investigadores, también descubrieron que desvió más ácidos
grasos para ser almacenados como IMTG que en la sesión sin ejercicios y como resultado, había menos ácidos grasos disponibles para transformarse en metabolina dañina y
perjudicar así sensibilidad a la insulina. Horowitz dice, “Creemos que describe un mecanismo principal sobre la manera como el ejercicio mejora la sensibilidad a la
insulina en la obesidad”.

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