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Descubrimiento sugiere que tratamientos pueden ser alterados prematuramente si el tumor no responde.
ANN ARBOR, Michigan — Los pacientes con cáncer al pulmón no tendrán que esperar el final de sus tratamientos de radiación para saber si la terapia funcionó. Una Tomografía por Emisión de Positrones (PET), realizada varias semanas tras iniciar el tratamiento de radiación puede indicar si el tumor responde al tratamiento, según un nuevo estudio realizado en el Centro Integral de Cáncer del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan, UM.
Tradicionalmente, las tomografías PET se utilizan tras haber finalizar el tratamiento de radiación contra el cáncer al pulmón para evaluar si responde y si los pacientes tienen posibilidades de sanar. Al utilizar tomografías PET varias semanas después de iniciar el tratamiento, los investigadores encontraron una fuerte relación entre la respuesta que los tumores muestran durante el tratamiento y la respuesta tres meses después de haber finalizado el tratamiento. Esto permite potencialmente a los médicos cambiar el plan de tratamiento de radiación antes de finalizarlo para mejorar los resultados..
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El estudio será publicado en la edición del 20 de Julio de la revista Clinical Oncology.
“Esto demuestra que las tomografías PET pueden realizarse durante el transcurso del tratamiento de radiación, lo que nos permitirá modificar el régimen de tratamiento antes de que sea completado. Nuestra muestra fue pequeña, pero los resultados fueron muy prometedores,” dice la autora principal del estudio
Feng— Ming Kong, profesora asistente de Radiología Oncológica en la Escuela de Medicina de la UM.
En un estudio piloto de 15 personas con cáncer al pulmón en estado inicial con célula no pequeña, los investigadores realizaron una tomografía PET con Fluordeoxiglucosa (FDG) antes de iniciar la terapia de radiación, luego tres a cuatro semanas tras iniciar el tratamiento y tres meses tras completar el mismo. Una tomografía FDG— PET utiliza glucosa que es llevada a las células que son metabolizadas rápidamente. Si el tumor responde al tratamiento de radiación, muestra menos actividad FDG en las células.
La preocupación en el pasado era que tejido normal reaccionara a la radiación y además fuera un obstáculo para determinar a través de una tomografía PET si el tumor se estaba achicando. El estudio de Kong descubrió que no era el caso.
“El efecto retardado, en tejido normal no es tan importante durante el tratamiento, como lo es después del tratamiento, lo que es una gran sorpresa. Esta es la parte que más me entusiasma: El efecto retardado es aún más extraordinario después del tratamiento, porque contradice nuestras suposiciones tradicionales. Siempre asumimos que el efecto sería peor durante el tratamiento,” dice Kong. “Estos resultados son lógicos, dice, porque el tejido normal reacciona lentamente al asalto de la radiación y en general hay un atraso antes de producirse inflamaciones pulmonares o el desarrollo de otros problemas,” explica.
“Es mejor realizar una tomografía durante el tratamiento en vez de meses después del tratamiento. Evita el efecto retardado en el tejido normal y ayuda al radiólogo a modificar las dosis si es necesario,” dice Kong.
Los investigadores continúan estudiando tomografías PET para verificar sus descubrimientos del estudio piloto. El próximo paso es evaluar si cambiar el régimen basado en resultados de tomografías PET a mediados de tratamiento, llevará a mejor control de tumores y mejores índices de supervivencia. Si estudios posteriores continúan arrojando estos resultados, Kong tiene esperanzas de que se cambien las prácticas estándar para las tomografías PET en el cáncer pulmonar.
Alrededor de 213,380 personas serán diagnosticadas con cáncer al pulmón este año y 160,390 personas morirán de la enfermedad, según la Sociedad Estadounidense del Cáncer.
Además de Kong, otros autores de la Universidad de Michigan, incluyen a Kirk
Frey, Profesor de Neurología y Radiología; Leslie Quint, Profesora de Radiología;
Randall Ten Haken, Profesor de Radiología Oncológica; James Hayman, Profesor asociado de Radiología Oncológica; Marc Kessler, Profesor asociado de Radiología Oncológica; Indrin Chetty, Profesor asociado de Radiología Oncológica; Daniel Normolle, Profesor asociado de Radiología Oncológica; Avraham Eisbruch, Profesor de Radiología Oncológica y Theodore Lawrence, Isadore Lampe Profesor
y Director de Radiología Oncológica.
El estudio fue financiado por los Institutos Nacionales de Salud, el Premio para Investigadores Jóvenes de la Sociedad Americana de Oncología, el Programa de Subsidios de la Sociedad Radiológica de América del Norte y la Fundación Pardee
Referencia: Journal of Clinical Oncology, Vol. 25, No. 21, Julio 20,
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