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No todos los riesgos son creados de igual manera

28/08/2007

ANN ARBOR, Michigan— Un campista que persigue a un oso pardo, pero no se arriesga a mantener relaciones sexuales sin protección un paracaidista se lanza en caída libre, pero no se rebela frente a su jefe: Una nueva investigación revela de que no todos los riesgos son creados de igual manera y la gente expresa una mezcla de conductas arriesgadas y no arriesgadas.

El estudio también demuestra que en general, los hombres son considerablemente más arriesgados que las mujeres.

La investigación de la Universidad de Michigan, UM refuta las teorías clásicas del riesgo que asegura que existen dos grupos de personas, las buscadoras de riesgos o las que eluden el riesgo y sugiere que los seres humanos presentan una mezcla de conductas arriesgadas y no arriesgadas, dependiendo del tipo de riesgo.

El estudio, se publica en la revista Evolutionary Psychology. Daniel Kruger, un investigador de la Escuela de Salud Pública de la UM y sus colegas X.T. Wang, de la Universidad de South Dakota, y Andreas Wilke, de la Universidad de California (Los Angeles) identificaron las áreas de adopción de riesgos (dominios de riesgos) basándose en los tipos de desafíos que nuestros antepasados enfrentaron durante miles de años de evolución humana.

“La gente es compleja” dice Kruger. “Sólo porque una persona parece ser muy arriesgada en un área no quiere decir que adoptará riesgos en todas las áreas”.

Los tipos de riesgos identificados en el estudio clasifican distintos tipos de riesgos: Competencia con otras personas; competencia con otros grupos; apareando y destinando recursos para atraer a una pareja; riesgos del medio ambiente (perseguir a un oso pardo o lanzarse en paracaídas) y riesgos de fertilidad.

“Es extraordinario no sólo que pudimos ubicar áreas de adopción de riesgo, sino que también muchos de los desafíos enfrentados por nuestros antecesores son similares a los que enfrentamos al mundo moderno de la actualidad,” dice Kruger.

La gente que participó en el sondeo quiso tener la menor cantidad posible de riesgos de fertilidad y mostró más posibilidades de adoptar riesgos relacionados a su estatus social dentro de su propio grupo, como enfrentarse a su jefe. En todas las áreas, los hombres tomaban significativamente más riesgos que las mujeres. Durante la evolución humana, los hombres compitieron por estatus social y recursos para atraer a sus parejas. Por lo tanto, el modelo revelado en la investigación, no resulta es una sorpresa.

Los riesgos que amenazan la fertilidad funcionan de manera distinta a los otros, dice Kruger. Otros tipos de riesgos tienen un beneficio posible en términos de supervivencia y reproducción. Pero con riesgos de fertilidad hay una amenaza directa a la reproducción. Sólo pueden causar daño al sentido de la evolución ya que sólo dañarían nuestra capacidad de procrear.

“Estos son riesgos que no resultan atractivos a otras personas, son riesgos con menores posibilidades de ser adoptados y la gente (en el estudio) los percibió como no atractivos en una parejas potenciales,” dice Kruger.

Aunque en la mayor parte del mundo las amenazas de depredadores pueden estar limitadas a aquellos que realizan expediciones en la naturaleza salvaje, aún vivimos en un mundo con desafíos complejos que involucran a otras personas e inversiones materiales. Los elementos básicos de nuestro ambiente social no han cambiado según los investigadores, que advierten que ahora se vive en una escala mucho mayor.

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El estudio se publica en la Revista Evolutionary Psychology (.pdf)

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