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Investigaciones: La obesidad infantil se debe a numerosas presiones del medioambiente

25/09/2007

ANN ARBOR, Michigan— Opciones y presiones no saludables influyen en casi todos los aspectos de la rutina diaria de los niños, según varios estudios publicados esta semana en un suplemento especial de la revista American Journal of Preventative Medicine (AJPM).

Los estudios a nivel nacional, que incluyen una investigación realizada por la Universidad de Michigan, revelan que en la mayor parte de las escuelas intermedias y secundarias en Estados Unidos, los contratos con las compañías que producen gaseosas ofrecen a los estudiantes acceso fácil a cargadas de azúcar.

En los vecindarios pobres, en relación a los ricos, hay una mayor proporción de restaurantes que ofrecen comida chatarra, menos supermercados y tiendas de alimentos. En los medios de comunicación, la publicidad lleva a los niños a gastar su dinero en comida chatarra y los estudiantes de minorías están expuestos considerablemente más tiempo a este tipo de mensajes.

Para el suplemento especial, Salvando la Brecha un programa de investigación nacional financiado por la Fundación Robert Wood Johnson, que se basa en la Universidad de Michigan y en la Universidad de Illinois de Chicago arrojó una colección reveladora de pruebas sobre los factores que contribuyen al aumento en la obesidad infantil.

Los estudios ofrecen nueva información sobre la forma en que las directivas actuales de las escuelas, características de vecindarios y publicidad tiene un impacto conjunto en la obesidad infantil— y combinados crean un medioambiente que es abrumadoramente no saludable para gente joven.

En un estudio realizado por Lloyd Johnston, investigador de la UM y sus colegas revela que la mayoría de las escuelas intermedias (67 por ciento) y escuelas secundarias (83 por ciento) tienen contratos con alguna compañía embotelladora de gaseosas, que en la muchos casos da acceso a los estudiantes durante todo el día a bebidas azucaradas.

Un promedio de las ganancias anuales de las compañías de gaseosas arrojados por sus contratos con escuelas secundarias llega a $6.000 ($6,48 por estudiante), mientras que en las escuelas intermedias, las ganancias anuales llegan a $500 (70 centavos de dólar por estudiante).

“Los beneficios financieros de los contratos con escuelas son modestos en relación a la amenaza a la salud que representa fomentar el consumo de gaseosas representa y claramente el problema es más grave a nivel de la Escuela Secundaria,” dice Johnston.

Otros estudios realizados por la UM revelan que las escuelas secundarias carecen de educación física para estudiantes mayores. El número promedio de minutos en educación física por estudiante baja de 172 minutos en octavo año a 89 minutos en el último año, en el que sólo un tercio de los estudiantes incluso participan en educación física en el ciclo escolar.

Estudiantes de minorías de niveles socioeconómicos más bajos asisten a escuelas en los que menos estudiantes se involucran en deportes de equipos de selección, probablemente porque esas escuelas tienen menos recursos disponibles para ofrecer una amplia gama de disciplinas.

En el estudio de la UM también se revela que hay directivas no saludables de nutrición en las escuelas y disparidades raciales y étnicas graves incluyendo:

— En Un artículo del Profesor Jorge Delva, Profesor Asociado de la Escuela de trabajo Social y del Instituto de Investigación Social, ISR de la UM documenta que los niños en las escuelas tienen acceso a alimentos que tienen altos contenidos de grasa, azúcar y sal a través de las máquinas y carros

— Minorías raciales y étnicas tienen menos acceso a alimentos saludables, tales como tentempiés sanos.

— En promedio, en las Escuelas Secundarias Hispanas, los estudiantes se exponen dos veces más a alimentos chatarra de marca durante el almuerzo, que los estudiantes afroamericanos o blancos.

“Hay muchas influencias en nuestras escuelas, comunidades y los medios de comunicación que influyen de manera importante al problema y pueden ser cambiados para mejorarlo. Si no realizamos estos cambios, las consecuencias en términos de salud, longevidad y los costes de salud para nuestras nuevas generaciones serán asombrosos,” dice Johnston.

Más información www.impacteen.org
www.yesresearch.org.

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