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ANN ARBOR, Michigan.— La “zona muerta” del Golfo de México, con un área similar a la del Estado de New Jersey, probablemente crecerá en los próximos años a menos que cambien las políticas federales para controlarla, en parte debido a que la demanda de combustible etanol, que se obtiene del maíz, empeorará el problema, indican científicos de la Universidad de Michigan.
La zona muerta se forma en cada primavera frente a las costas de Louisiana y Texas cuando los niveles de oxígeno caen demasiado como para sustentar la mayoría de las formas de vida en las aguas del fondo y cerca del fondo. Este verano la zona deficiente en oxígeno se extendió a 7.900 millas cuadradas (20.460 kilómetros cuadrados), la tercera zona muerta más grande en el Golfo de México desde que se iniciaron las mediciones en 1985.
Los residuos de fertilizantes que llegan de sitios tan lejanos como la Franja del Maíz son responsables en gran medida por los bajos niveles de oxígeno, o hipoxia, que amenaza las pesquerías con un valor de 500 millones de dólares en la Costa del Golfo, dijo el investigador de la Universidad de Michigan, Donald Scavia.
“No hemos progresado en el control de este fenómeno. Y si seguimos poniendo más tierra al cultivo de maíz debido al frenesí ahora por el etanol, habrá más nitrógeno y zonas muertas más grandes,” dijo Scavia, un científico de la Escuela de Ambiente y Recursos naturales que dirigió la primera evaluación federal integrada de la zona muerta del Golfo en 2000.
En un artículo que publica la revista Environmental Science & Technology, Scavia y la investigadora de UM, Kristina Donnelly, concluyen que la mejor manera de achicar la zona muerta es mediante la reducción de los volúmenes de dos nutrientes clave, el nitrógeno y el fósforo, que llegan al Golfo por el río Mississippi.
Los esfuerzos anteriores se enfocaron solamente en la reducción de los volúmenes de nitrógeno, que se usa para la producción de fertilizantes para los cultivos.
Scavia y Donnelly tomaron los cálculos que ha hecho la nueva Encuesta Geológica de EEUU de los niveles de nutrientes que entran en el río Mississippi y los ingresaron en un modelo de computadora de la UM que proyecta el futuro de la hipoxia del Golfo.
Su estudio mostró que la reducción solo de los niveles de fósforo, un curso de acción por el cual abogan algunos en la industria agropecuaria, podría causar el crecimiento de zonas muertas aún mayores en las aguas del oeste del Golfo. El fósforo se encuentra en las descargas de las plantas de tratamiento de aguas de cloacas, como asimismo en los fertilizantes.
El artículo está disponible hoy y se publicará en la edición del 1 de diciembre de Environmental Science & Technology.
“Entendemos lo que debe hacerse y la tecnología necesaria para hacerlo está disponible,” dijo Scavia. “Todo lo que necesitamos, realmente, es la voluntad política y los fondos”.
Scavia encabezó una evaluación en 2000 según la cual el exceso de nitrógeno procedente de los fertilizantes alimentó el crecimiento de la zona muerta del Golfo en los años 1970. En 2001 se entregó al Congreso y al presidente un Plan de Acción sobre la Hipoxia. Su meta era achicar la zona muerta mediante la reducción de los residuos de nitrógeno que llegan a los cursos de agua.
El plan de 2001 está ahora bajo consideración de la Junta Científica Asesora de la Agencia de Protección Ambiental (EPA). Sciava informó meses atrás al panel de la EPA sobre los resultados más recientes de su modelo por computadora, y el panel, en su borrador de evaluación aprobado recientemente adoptó este nuevo enfoque que atiende al nitrógeno y al fósforo.
“Los datos en este artículo (Environmental Science & Technology) influyeron en esa recomendación,” dijo Scavia. “Antes de nuestro estudio, el panel de la EPA no tenía una base firme para llegar a la conclusión a la cual llegó”.
Cada año al final de la primavera y en el verano, los nutrientes del río Mississippi alimentan la eclosión de algas en el Golfo de México. Las algas, eventualmente, mueren y se hunden al fondo donde las bacterias las descomponen, consumiendo oxígeno en el proceso.
En su discurso de este año sobre el Estado de la Unión, el presidente George W. Bush propuso que para 2017 haya una producción de 35.000 millones de galones de etanol, lo cual equivaldría al 15 por ciento de los combustibles líquidos usados en EEUU para el transporte. En agosto, el Departamento de Agricultura calculó que el cultivo de maíz en la zafra 2007 cubrirá 85,4 millones de acres (34,5 millones de hectáreas), la mayor extensión desde 1933 y 14,8 millones de acres (5,9 millones de hectáreas) más que el año anterior.
El mes pasado el Consejo Nacional de Investigación emitió un estudio según el cual los aumentos de la producción de etanol obtenido del maíz podrían dañar las aguas subterráneas y los ríos de Estados Unidos como asimismo las aguas costeras y de mar adentro.
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