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Los pacientes actúan de manera diferente cuando se les da la información de manera interpretativa en lugar de una simple evaluación numérica del riesgo

05/11/2007

ANN ARBOR, Michigan.— Los pacientes cuyos médicos dan descripciones interpretativas de los resultados de sus análisis, como “normal” o “anormal,” “positiva” o “negativa,” tienden a tomar decisiones diferentes acerca del cuidado de su salud que aquellos que reciben los mismos resultados solamente en términos de números y otras medidas cuantificables, según un nuevo estudio del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan y el Sistema de Cuidado de la Salud de la Administración de Veteranos en Ann Arbor.

El estudio, que observó el uso de expresiones interpretativas en los exámenes genéticos prenatales, sugiere que los proveedores de cuidado de la salud deberían considerar cuidadosamente el lenguaje que emplean cuando describen a los pacientes los niveles de riesgos y los resultados de las pruebas, indican los autores. El estudio aparece en la edición de Noviembre de la revista American Journal of Obstetrics and Gynecology.

“Puede que parezca que la expresión que describe el resultado de un análisis como positivo o negativo, anormal o normal es una práctica inocua. Pero nuestra investigación muestra que el uso de esas descripciones puede cambiar lo que harán los pacientes, aún cuando hayan recibido ya la información numérica acerca de su nivel de riesgo,” señala el autor principal del estudio Brian J. Zikmund— Fisher, un científico que estudia las decisiones y es profesor investigador asistente en el Centro de Ciencias de la Conducta y la Decisión en Medicina (CBDSM por su sigla en inglés). El centro es un programa conjunto del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan y el Sistema de Cuidado de la Salud de la Administración de Veteranos en Ann Arbor.

Zikmund— Fisher traza una analogía con una práctica que los consumidores encuentran habitualmente en las tiendas de ropa y los supermercados. “Si usted ve una camisa que cuesta 20 dólares, no debería afectarle que la tienda le ponga una etiqueta que diga ‘precio bajo’,” señala Zikmund— Fisher. Pero los hábitos de los consumidores sugieren que la etiqueta que anuncia “precio bajo” puede, de hecho afectar muchas decisiones de los compradores.

El estudio examinó las percepciones que tienen las mujeres de su riesgo de problemas cromosomáticos del feto en un escenario hipotético que incluyó el embarazo y la amniocentesis, una prueba prenatal que proporciona información de salud acerca del feto mediante la extracción del fluido amniótico.

A las participantes en el estudio se les dio la misma información numérica de riesgo en relación con los potenciales problemas cromosomáticos del bebé, pero a algunas se les dijo que los resultados eran “positivos” o “anormales,” o “negativos” o “normales”. Las mujeres que estaban en el grupo a las que se dieron resultados positivo/anormal mostraron una percepción más alta de su riesgo, mayores niveles de preocupación y más interés por que se les practicase una amniocentesis que los grupos que recibieron resultados negativo/normal.

“Yo pienso que este es un asunto mucho más amplio que simplemente un estudio acerca de la amniocentesis,” dice el autor principal del artículo, el doctor Peter A. Ubel, director del CBDSM y profesor de medicina interna en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan. “Este tipo de lenguaje es común en todos los contextos clínicos y nuestras conclusiones sugieren que los médicos deberían ser cautelosos acerca de las implicaciones de las palabras que usan cuando presentan la información a los pacientes”.

El peligro, dice Ubel, es que “el agregado de descripciones interpretativas induce una parcialidad en las personas haciendo que piensen en términos de categorías más amplias en situaciones en las cuales, para una toma de decisiones bien informada, puede que se requiera una consideración más detallada de los resultados específicos de la prueba”.

En el estudio se le pidió a 1.688 mujeres que imaginaran que estaban en el cuarto mes del embarazo y hablaban con sus médicos acerca del examen para la detección de problemas cromosomáticos fetales. Las mujeres completaron un escenario hipotético en la Internet y se las distribuyó al azar en dos grupos: riesgo alto de problemas cromosomáticos fetales (definido como un nivel de riesgo de 12,5 entre 1.000) y riesgo bajo (2 en 1.000).

A las participantes se les preguntó si estaban interesadas en que se les hiciese un análisis de sangre, y a todas las que lo quisieron se les informó que el análisis hipotético se había efectuado e indicaba un riesgo de 5 en 1.000. En otras palabras, al grupo definido inicialmente como de riesgo alto ahora tuvo un riesgo más bajo, y al grupo que inicialmente era de riesgo bajo ahora tuvo un riesgo mayor.

A un tercer grupo se le dijo simplemente que su riesgo de problemas cromosomáticos fetales era un número: 5 en 1.000. Un segundo grupo recibió sus resultados precedidos por una descripción interpretativa: sus resultados habían sido “positivos” o “negativos,” y esto significaba que tenían un riesgo aumentado o disminuido de problemas cromosomáticos fetales. Estas mujeres no se enteraron hasta la próxima página del escenario de que el cálculo del riesgo era de 5 en 1.000. Finalmente a un tercer grupo se le dio resultados similares, pero con las palabras “anormal” o “normal” en lugar de positivo o negativo.

Las reacciones de las mujeres fueron magnificadas e influenciadas significativamente por el uso de descripciones interpretativas, señalan los autores. Cuando se les dijo que su bebé tenía un riesgo de 5 en 1.000 de una anormalidad, el riesgo fue percibido peor por las mujeres a quienes se les dijo que el número era resultado de una prueba anormal. Entre este grupo, el 56 por ciento estuvo a favor de que se efectuase una amniocentesis. Esto contrasta con el 37 por ciento de las mujeres a quienes se les dijo que era el resultado de una prueba normal, aun cuando los niveles de riesgo eran exactamente los mismos.

“Aunque nuestros resultados surgen de un scenario hipotético, sugieren que los obstetras y consejeros genéticos deberían ser cuidadosos cuando proporcionan a las pacientes las interpretaciones verbales de los resultados de las pruebas y exámenes prenatales,” escribieron los autores. Es comprensible que los expertos médicos quieran ayudar a sus pacientes brindándoles un contexto, anotan los autores, pero los expertos deberían cuidarse de no usar un lenguaje que pueda afectar significativamente las decisiones de la paciente”.

Además de Zikmund— Fisher y Ubel los autores del artículo son Angela Fagerlin del CBDSM, y la doctora Kristie del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la UM.

La investigación tuvo el apoyo, en parte, de los Institutos Nacionales de Salud, una contribución para desarrollo de carrera de la Sociedad Estadounidense del Cáncer, y una contribución del Programa Merit Review Entry de carrera temprana del Departamento de Asuntos de Veteranos.

Referencia: American Journal of Obstetrics & Gynecology, Edición Nov.

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