ANN ARBOR, Michigan— Una nueva investigación muestra que, si bien la pérdida involuntaria del empleo puede ser dañina para la salud de todos los trabajadores, las personas que sufren la pérdida involuntaria de su empleo por razones vinculadas con la salud experimentan una depresión más significativa y consecuencias en detrimento de la salud después de la pérdida del empleo, que quienes pierden su trabajo por razones que no están relacionadas con la salud.
El estudio indica asimismo que las personas que consiguen otro empleo rápidamente tienen mejores condiciones de salud que las que permanecen sin empleo.
No es del todo claro cuántas personas pierden, involuntariamente, su empleo por razones de salud, pero es muy importante que se establezcan políticas que atiendan a las necesidades de esta población de desempleados. “Necesitamos saber más acerca de esta población por razones de políticas e intervenciones,” dijo Sara Burgard, profesora asistente de sociología en la Universidad de Michigan con asignaciones en el instituto de Investigación social y la Escuela de Salud Pública. “El nuevo empleo parece ser la clave para la mitigación de estos efectos sobre la salud entre las personas que han perdido su empleo, ya sea por razones vinculadas con la salud u otras, como puede ser un despido de empleados”.
Las personas que han perdido su empleo y quieren retornar al trabajo pueden necesitar la ayuda de una cobertura médica interina, el subsidio por desempleo y los programas para retornar al trabajo. Esto puede ser particularmente cierto para las personas que tienen problemas de salud que causaron la pérdida de sus empleos. Sin embargo, estos beneficios tradicionales del empleo se diseñaron para atender las necesidades de los trabajadores en empleos de tiempo completo, que eran la norma.
Cada vez más los empleos de tiempo parcial, por períodos cortos o temporarios en el sector de servicios están reemplazando la norma de los empleos de tiempo completo que desaparecen del sector fabril y otras industrias, y los nuevos empleos a menudo carecen de cobertura de la asistencia de la salud, o de elegibilidad para el subsidio por desempleo. Esto significa que las personas que trabajan a tiempo parcial o en otros empleos con contratos que no cumplen con las normas del pasado encaran los retos más grandes para retornar a la fuerza laboral si experimentan una pérdida del empleo; es decir no se benefician de aquellos programas.
Estas conclusiones muestran la importancia social y económica de que se estructuren el seguro de salud, los beneficios de desempleo y los programas de retorno al empleo para atender las necesidades de una fuerza laboral cambiante a medida que se hacen más comunes los contratos de empleo sin las normas tradicionales. Por ejemplo, dado que el seguro de asistencia médica a menudo está vinculado con el empleo a tiempo completo y a largo plazo, los trabajadores más vulnerables en la nueva economía de servicios no tienen acceso a cuidado de la salud patrocinado por el empleador mientras estén empleados. Después de una pérdida de empleo por razones de salud, estos trabajadores tienen menos recursos para recuperarse y menos ayuda en la búsqueda de un nuevo trabajo.
Gran parte de la investigación existente sugiere una conexión entre la pérdida involuntaria del empleo y las consecuencias para la salud, pero tales análisis no toman en cuenta la condición de salud preexistente u otros factores externos, tales como el contexto socioeconómico que pueden hacer tales vínculos espúreos.
Burgard y sus colaboradores, James Houson, professor en el Instituto de Investigación Social dela UM, la Escuela Ford de Política Pública y el Departamento de Sociología, y Jennie Brand, profesora asistente de Sociología en la Universidad de California, Los Ángeles, mejoraron la investigación existente al distinguir entre las pérdidas de empleo relacionadas con la salud y otras pérdidas involuntarias del empleo, tales como los despidos por reducción de personal, para reevaluar el efecto de la pérdida involuntaria del empleo sobre la salud. Burgard y sus coautores querían saber si las pérdidas involuntarias de empleo causaban el deterioro de la salud, o si la mala salud pre— existente o un episodio grave y negativo de salud causaba la pérdida de empleo que, a su vez, precipitaba un deterioro mayor de la salud.
Los investigadores encontraron que la pérdida involuntaria de empleo estaba, de hecho, vinculada con una percepción propia de mala salud y más síntomas depresivos, dijo Burgard. Entre las personas que habían perdido involuntariamente sus empleos, los que lo perdieron por razones de salud mostraron los deteriores mayores de la salud en general. Las pérdidas involuntarias de empleo por razones no vinculadas con la salud causaron síntomas depresivos pero los deterioros en la percepción propia de mala salud fueron pequeños, indicó el artículo.
El estudio, titulado “Toward a Better Estimation of the Effect of Job Loss on Health,” (Para un cálculo mejor del efecto de la pérdida de empleo sobre la salud), aparece en la edición de diciembre de la revista Journal of Health and Social Behavior.
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