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Los niños que se siente que se sienten seguros en sus vecindarios miran hacia el futuro y evitan el peligro

04/03/2008

ANN ARBOR, Michigan— Una nueva investigación revela que los estudiantes de escuelas intermedias urbanas que se sienten seguros en sus vecindarios tienen más capacidad de resistir la búsqueda de una gratificación instantánea, y a la vez se involucran menos en violencia y otras conductas arriesgadas.

En el estudio, investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Michigan encuestaron a alumnos de dos escuelas intermedias en Flint, Michigan. Los investigadores evaluaron las experiencias positivas y negativas en el vecindario, la perspectiva del tiempo (la capacidad de esperar por las gratificaciones), y las tendencias de violencia y crímenes contra la propiedad.

Se considera que la capacidad para postergar la gratificación tiene un gran impacto en la vida de un individuo, incluidas la salud psicológica y el éxito económico. El estudio mostró que los jóvenes que se sienten seguros y experimentan menos acontecimientos negativos en su vecindario tienen menos probabilidades de incurrir en conductas violentas y destructivas. Esta relación depende, sin embargo, del sentido de que ya cosecharán sus frutos quienes son pacientes y hacen un esfuerzo aún si no se benefician de inmediato.

“No se trata de que, simplemente, la gente imita el ambiente que les rodea”, dijo Daniel Kruger, investigador científico en la Escuela de Salud Pública de la UM y autor principal del estudio. “Las experiencias sociales en el barrio realmente cambian la psicología de la persona y esto influye en su patrón de conducta”.

Si los jóvenes sienten que su entorno es muy inseguro como para esperar que sus esfuerzos traigan beneficios en el futuro buscarán la gratificación instantánea.

Las intervenciones en el vecindario que proporcionan un sentimiento mayor de seguridad y estabilidad podrían reducir las conductas riesgosas y destructivas, llevando a un ambiente sano sostenible.

Los investigadores analizaron si los jóvenes se sentían seguros en sus barrios, si veían que las personas en el vecindario se ayudan unas a otras o se pelean, si ellos recibieron amenazas u hostigamientos, o si habían sido víctimas de un robo. Los jóvenes también dijeron si se habían visto involucrados en peleas o si llevaban un arma, y si habían perpetrado un robo, habían ingresado ilegalmente en propiedad ajena, si habían participado en incendios intencionales o si habían dañado deliberadamente alguna propiedad escolar.

Los jóvenes que postergaban la gratificación tenían 40 por ciento menos probabilidades de involucrarse en peleas. Los que estaban más enfocados en las recompensas de corto plazo tenían tres veces más probabilidades de portar un arma, y seis veces más probabilidades de haber causado un incendio o de haber dañado intencionalmente la propiedad escolar.

El estudio aparece en la edición más reciente de la revista Journal of Social, Evolutionary, and Cultural Psychology. Los coautores son Thomas Reischl y Marc A. Zimmerman, ambos de la Escuela de Salud Pública de la UM.

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