ANN ARBOR, Michigan. — La mayor atención médica y educación, no los cambios positivos en el estilo de vida, son las razones principales de la disminución durante varias décadas de las tasas de discapacidad entre las personas ancianas en Estados Unidos. Esto es lo que indica un nuevo estudio financiado por el Instituto Nacional del Envejecimiento que proporciona uno de los primeros panoramas integrales de los factores que promueven esta tendencia positiva.
El estudio, que se publica en la edición actual (marzo de 2008) de la revista The Milbank Quarterly, también afirma que el uso generalizado de aparatos y servicios cotidianos y comunes—hornos de microonda, teléfonos inalámbricos y depósitos bancarios directos, por ejemplo—probablemente han desempeñado un papel importante para liberar a una proporción mayor de ancianos de las discapacidades, definidas como la necesidad de ayuda para las compras, la preparación de comidas y otras actividades requeridas en el hogar, o con el baño, la vestimenta y otras actividades relacionadas con el cuidado personal. Lo mismo ha ocurrido con el uso de ayudas para la movilidad como los bastones, los andadores y las modificaciones en la casa tales como las barandas para sujetarse en el cuarto de baño.
Sorprendentemente, el estudio encontró que las reducciones en el tabaquismo no se cuentan entre las razones principales por las cuales la prevalencia de discapacidades entre los ancianos ha disminuido del 22 por ciento en 1983 al 14 por ciento en 2005. Aunque los fumadores tienen tasas de discapacidad más altas que las personas que no han fumado nunca o que dejaron de fumar, las pautas del tabaquismo no han cambiado tanto entre los ancianos desde comienzos de la década de 1980, de manera que el tabaquismo no puede explicar la mejoría en las discapacidades.
“La reducción en la prevalencia de la discapacidad en la edad avanzada es uno de los avances más significativos en la salud y el bienestar de las personas en EEUU en el último cuarto de siglo”, dijo el economista de la Universidad de Michigan, Robert f. Schoeni, quien es uno de los coautores del artículo junto con Vicky A. Freedman, de la Universidad de Medicina y Odontología de New Jersey, y Linda G. Martín de la Corporación RAND.
“El esclarecimiento de qué fue lo que condujo a estas mejorías es mucho más que un ejercicio académico”, añadió. “Teniendo en cuenta que los primeros de la generación ‘baby boom’ cumplirán 65 años en 2001, es imperativo que los gobernantes y los clínicos tengan un sentido claro de qué fue lo que ha llevado a la disminución de las tasas de discapacidad, de manera que puedan tener mejores probabilidades de lograr más reducciones en el futuro que permitan que millones de personas funcionen independientemente hasta una edad muy avanzada”.
“Este estudio es un paso importante para comprender los factores que subyacen en la tendencia de reducciones de las discapacidades crónicas registradas desde 1984 entre las personas mayores de 65 años de edad”, dijo Richard Suzman, director del Programa de Investigación Social y de la Conducta en el Instituto Nacional del Envejecimiento. “Si bien son necesarios más análisis en numerosas áreas, tenemos que empezar a explorar las intervenciones que sean eficientes en términos de costos y que mantengan, y quizá aceleren, esta tendencia hacia un funcionamiento físico y cognitivo mejorado de cara a tendencias adversas tales como la creciente obesidad”.
Para el estudio Schoene, Freedman y Martin revisaron y analizar una amplia gama de datos de las Encuestas de Entrevista Nacional de Salud y otros estudios. Empezar por el análisis de los factores que presuntamente están vinculados más estrechamente con la discapacidad, incluidos los cambios en el alojamiento, el funcionamiento físico, sensorial y cognitivo subyacente, y las enfermedades y condiciones entre los adultos, no institucionalizados, mayores de 70 años en Estados Unidos.
Asimismo consideraron los cambios en la atención médica, las conductas de salud, los factores económicos y sociales, y las exposiciones ambientales. Además revisaron las pruebas existentes limitadas de los factores de vida media y temprana que puedan influir directa o indirectamente sobre las discapacidades, más adelante en la vida. Un estudio reciente y que apareció en la revista Social Science & Medicine, indica la importancia del papel de la educación de la madre, la salud durante la infancia y la ocupación en la vida adulta para las tendencias de discapacidad en años más tardíos.
Entre las conclusiones clave en el artículo de Milbank Quarterly:
Una porción sustancial de la disminución en las discapacidades puede atribuirse a los cambios en la enfermedad cardiovascular, las condiciones musculares y de huesos, y los problemas de la vista. Estas condiciones tienen menos probabilidades de resultar en discapacidad, presumiblemente, debido a las mejorías en los tratamientos, especialmente para las primeras dos condiciones, que se han hecho más comunes entre los adultos mayores.
Los cambios en el tabaquismo y la obesidad no pueden vincularse con las tendencias. Las tasas de tabaquismo no han cambiado sustancialmente entre los ancianos en este período. Sin embargo ha disminuido considerablemente el tabaquismo de larga data entre las personas que pronto entrarán en la vejez, y esto es un buen augurio para el futuro. En el lado negativo, en estos grupos de edad ha estado incrementándose la obesidad.
Los factores demográficos, incluido grupo étnico, condición marital y lugar de nacimiento, ya sea en EEUU u otra parte, tuvieron poco efecto sobre la tasa de discapacidad, y solo puede atribuírseles el 10 por ciento de la disminución.
La educación ha tenido un impacto muy importante. “Casi la mitad de la disminución en discapacidades puede atribuirse al aumento de los logros educativos entre las personas mayores en EEUU”, señaló Schoeni. “Pero los avances educativos del futuro probablemente serán menores a medida que pasen los efectos de la bonanza educativa después de la Segunda Guerra Mundial”. Los datos también indican que las mejorías en los ingresos y las reducciones de la pobreza han contribuido a la disminución de la discapacidad.
Si bien los autores enfatizan que no es probable que estudio alguno identifique indefinidamente todas las causas de la reducción en la discapacidad entre los ancianos, los datos indican papeles importantes de una mayor educación, el uso de tecnologías de asistencia, y la disminución de la discapacidad debida a problemas cardiovasculares, músculo—esqueletales y de visión.
“La ocurrencia en el tiempo de las mejorías en estas condiciones corresponde con la expansión en los tratamientos para las enfermedades cardiovasculares, incluidos los procedimientos médicos tales como la inserción de stents y la angioplastia con balón, y los tratamientos con fármacos como los bloqueadores beta, los inhibidores ACE, los agentes contra el colesterol y las combinaciones antihipersensitivas. El incremento en el número de cirugía de cataratas, y en el número de reemplazo de rodilla y articulación, como asimismo el uso de más medicamentos para las condiciones artríticas y reumáticas, también han desempeñado un papel importante en la reducción del nivel de discapacidad entre las personas ancianas en Estados Unidos y han permitido que las personas vivan independientes hasta bien avanzados en los setenta años y más allá”.
Schoeni es profesor de investigación en el Instituto de Investigación Social (ISR) de la Universidad de Michigan, profesor de política pública en la Escuela Gerald. R. Ford para Política Pública de la UM, y profesor de economía en el Colegio de Literatura, Ciencias y Artes de la UM.
El Instituto de Investigación Social (Institute for Social Research, ISR) se fundó en el año 1948 y es una de las organizaciones más antiguas del mundo en la investigación de sondeos de opinión. El ISR es uno de los líderes mundiales en el desarrollo y aplicación de metodologías de Ciencias Sociales. El ISR realiza estudios que son ampliamente citados en el país e internacionalmente, incluidos los Sondeos de opinión de Actitudes del Consumidor y Estudios sobre elecciones nacionales en EEUU, entre otros.
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