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La investigación con ratones sustenta las tácticas agresivas de los hospitales de prevención y respuesta a las trombosis de vena profunda

13/03/2008

Las venas dañadas sanan más rápido por el tratamiento con heparina, según un estudio de laboratorio en la UM

ANN ARBOR, Michigan. — Un medicamento que se usa comúnmente para impedir la formación de coágulos de sangre también puede impedir que los coágulos existentes dañen las delicadas paredes de las venas, y podría acelerar la curación en el área de la pared venosa dañada por coágulos, según una nueva investigación del Centro Cardiovascular en la Universidad de Michigan.

Las conclusiones, obtenidas de ratones de laboratorio, agregan pruebas que sustentan los agresivos esfuerzos contra los coágulos que se llevan a cabo en los hospitales y las residencias para enfermos en Estados Unidos. Estos esfuerzos apuntan a prevenir muchas de las 300.000 muertes que ocurren cada año cuando los coágulos se sueltan de las paredes de las venas y se trasladan a los pulmones.

El nuevo estudio, que se publica en la edición de marzo de la revista Journal of Vascular Surgery, analizó el impacto de la Heparina de Bajo Peso Molecular, o LMWH por su sigla en inglés, una forma de medicamento anticoágulos que a menudo se administra a los pacientes hospitalizados. Éste es diferente de la forma no fraccionada de heparina que recientemente ha sido motivo de preocupaciones.

Los investigadores de la Sección de Cirugía Vascular de la UM crearon coágulos venosos en ratones de laboratorio y estudiaron cómo el tamaño del coágulo, el daño infligido en la pared de la vena, y el proceso natural de reparación en las células de las paredes venosas cambiaban con el tiempo. Algunos de los ratones recibieron LMWH antes de que se formase el coágulo, mientras que otros la recibieron después. Otro grupo de ratones no recibió heparina.

“Los ratones que recibieron LMWH antes de que se formara el coágulo experimentaron un proceso de curación mucho más rápido y completo en comparación con los que recibieron LMWH después de la formación del coágulo y con los que no recibieron el compuesto”, dice el autor principal Meter Henke, un cirujano cardiovascular. “Y entre los que recibieron LMWH sólo después que se formó el coágulo los ratones que recibieron el tratamiento más pronto después de la formación del coágulo sanaron de manera más rápida y completa”.

Los experimentos, realizados en el Laboratorio Conrad Jobst de Investigación de la Cirugía Vascular en la UM, simular una condición humana denominada trombosis de vena profunda, o TVP (DVT por su sigla en inglés). Ése es el término para los coágulos de sangre que se forman en las venas de los miembros inferiores y que se adosan y dañan la pared de la vena. Cuando tales coágulos se sueltan y se trasladan a los pulmones se llaman embolismos pulmonares, o EP (PE por su sigla en inglés).

Cada año un millón de personas en EEUU sufre TVP, y muchas de ellas mientras están en un hospital, en muchos casos sin síntomas. Aproximadamente la mitad de esos casos desarrolla un PE que causa síntomas repentinos y debe ser tratado inmediatamente. Y aún así más de la mita de los pacientes con PE morirá, por lo cual esta condición es una de las causas de muerte más evitables entre los pacientes hospitalizados.

La LMWH se receta cada vez más a los pacientes hospitalizados que pueden estar en riesgo de desarrollar TVP o PE, especialmente las personas de más edad, lo pacientes de cirugía y los que tienen antecedentes personales o familiares de problemas de coagulación. Es más probable que la TVP ocurra en las piernas que están inmovilizadas por períodos largos, que han tenido heridas, o tienen mala circulación. Los pacientes de cáncer, las mujeres embarazadas, y las personas con exceso de peso también tienen un riesgo mayor de desarrollar una trombosis.

A medida que los mecanismos de reparación del propio cuerpo desintegran el coágulo a menudo dejan atrás un área dañada en la pared de la vena que nunca se repara plenamente e interfiere con la capacidad de la vena para impulsar la sangre hacia el corazón, una condición que se llama insuficiencia venosa crónica. El área dañada también puede ser más hospitalaria para la futura formación de coágulos.

La LMWH ayuda a estimular la desintegración de los coágulos e impide que se formen otros nuevos. Por eso los investigadores de la UM, encabezados por Henke y la, doctora Daria Moaveni, egresada de la UM iniciaron su investigación de la forma en que las células en la pared venosa, o endotelio, reaccionan a una TVP cuando está presente el medicamento.

Primero estudiaron la “historia natural” de las TVP mediante detallados análisis moleculares del tejido en la pared de la vena en el área de un coágulo después de uno, cuatro y 14 días.

Así encontraron que los coágulos crecían en los primeros cuatro días, luego empezaban a achicarse a medida que actuaban los mecanismos de reparación del cuerpo. Los investigadores usaron una tinta especial que les permitió ver que las células del endotelio y las células del músculo vascular suave morían inmediatamente después de la formación del coágulo, y luego vieron otras nuevas que crecían en el revestimiento interno de la vena en el área dañada por el coágulo.

Después los investigadores indujeron la TVP en los tres grupos de ratones usados en el experimento con la heparina. Los ratones que recibieron LMWH antes de que se formara la TVP tuvieron la reparación endotelial más rápida, seguidos por los que recibieron LMWH pronto después de que se indujo la TVP. La diferencia más grande se observó a los cuatro días después de la formación de la TVP, pero para el día 14 los dos grupos de ratones tratados con heparina presentaban aproximadamente el mismo grado de reparación. Los ratones que tuvieron tratamiento previo también tuvieron la recuperación más grande en el revestimiento de la pared de la vena.

Mediante el uso de pruebas de reacción en cadena de la polimeriza en tiempo real los investigadores también pudieron ver las pautas de expresión de genes en muestras del tejido de la vena en cultivo. Al igual que con el teñido de las células, vieron señales de que los ratones tratados previamente reaccionaban de una manera que indicaba una recuperación más rápida.

Si bien los nuevos resultados no pueden trasladarse inmediatamente a los pacientes humanos, sí ayudan a esclarecer el proceso por el cual funcionan la LMWH, incluidas las ventas del tratamiento previo en pacientes en riesgo o el tratamiento temprano de los pacientes en los cuales se ha formado una TVP.

“Los pacientes hospitalizados que tienen una profilaxis con heparina también pueden desarrollar coágulos pero estos resultados sugieren que el tener la heparina ‘a bordo’ puede disminuir el impacto de una TVP a largo plazo”, dice Henke. “Al mismo tiempo nuestras conclusiones también indican que el tratamiento rápido con heparina después que se forma un TVP es importante para la curación a largo plazo”. Esta conclusión la sustenta un estudio anterior de la UM publicado en las revistas Trombosis y Haemostasis en 2007, que muestran que cuanto más tiempo un coágulo esté en contacto con una vena peor es el daño”.

Ahora Henky y sus colegas estudian las proteínas en la pared venosa que participan en la promoción de la salud y la regeneración del endotelio después de una herida y otro daño. También trabajan a nivel clínico para incrementar el uso apropiado de medidas preventivas entre los pacientes hospitalizados en la UM. Una nueva herramienta estandarizada para la evaluación de factores de riesgo se usa ahora entre todos los pacientes de cirugía para determinar cuáles necesitan más la profilaxis.

Por más información sobre la TVP, vea www.umcvc.org.

Además de Henke y Moaveni, los autores del artículo incluyen a los cirujanos vasculares Gilbert R. Upchurch y Thomas Wakefield, los investigadores asociados Erin Lynch y Cathy Luke, y la estudiante de grado Vikram Sood. Referencia: Journal of Vascular Surgery, Volume 47, Issue 3, March 2008, pp 616–624

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