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Los problemas en el trabajo interfieren con el sueño: estudio de la UM

17/04/2008

ANN ARBOR, Michigan.— Los conflictos, apuros y problemas en el trabajo tienen más probabilidades de afectar la vida privada e interferir con el sueño de los empleados que los horarios prolongados, la labor nocturna o la inseguridad laboral.

Ésa es la conclusión a la que llegó un estudio de la Universidad de Michigan que se presenta hoy en la reunión anual de la Asociación Estadounidense de Población.

El estudio analiza dos encuestas representativas en el ámbito nacional de aproximadamente 2.300 adultos en Estados Unidos que observó a los mismos trabajadores por hasta una década. En ese período, casi la mitad de los participantes dijo que habían tenido problemas para dormir.

“En conjunto el trabajo y el sueño ocupan aproximadamente dos tercios de cada día laboral”, dijo la socióloga Sarah Burgard, de la UM. “Pero hasta ahora es poca la investigación que ha enfocado las conexiones entre el trabajo y el sueño para el trabajador promedio en Estados Unidos”.

La investigación previa ha mostrado que la falta de sueño puede tener consecuencias graves que van desde accidentes de tránsito a problemas de salud, enfermedades crónicas y mortalidad. Casi 70 millones de personas en EEUU sufren algún tipo de trastorno crónico del sueño.

Pero éste es el primer estudio en EEUU que clarifica el vínculo entre el trabajo y la calidad del sueño para todos los trabajadores, y no solo los trabajadores que tienen turnos rotatorios o los estudiantes de medicina que tienen arreglos poco comunes de trabajo y sueño. Dado que las encuestas fueron prospectivas—es decir que siguieron a las mismas personas a lo largo del tiempo—los investigadores pudieron mostrar que las condiciones de trabajo afectaron las pautas del sueño, y no al revés.. Su análisis registró y controló la calidad inicial del sueño, la salud, el pesimismo y otros factores que pueden causar confusión.

Las personas que respondieron a la encuesta y que se sentían inquietas o molestas en el trabajo de manera frecuente, o que tenían conflictos personales en curso con sus patrones o con otros trabajadores, tenían aproximadamente 1,7 más probabilidades que las otras de desarrollar problemas para dormir.

“En el último medio siglo ha habido cambios enormes que han reconfigurado el lugar de trabajo y esto tiene implicaciones mayores para el sueño”, dijo Burgard. “Para muchos trabajadores el estrés psicológico ha sustituido los peligros físicos”.

“La tensión física en el trabajo tiende a crear una fatiga física y lleva a dormir de manera restaurativa, pero la tensión psicológica tiene el efecto opuesto y hace que para la gente sea más difícil dormir”, añadió.

Burgard y la estudiante graduada Jennifer Ailshire asimismo exploraron la forma en que el conflicto entre el empleo y la familia, el género, la educación y el status en el empleo afectaban la relación entre el sueño y el trabajo.

A medida que las mujeres se han incorporado a la fuerza laboral en gran número, los hogares en los que tanto el hombre como la mujer son asalariados y las familias encabezadas por un solo adulto han hecho que estas demandas por tiempo sean un factor importante, explicó Burgard.

Tal como se esperaba Burgard y Ailshire encontraron que los conflictos entre empleo y familia, y la presencia de niños menores de tres años de edad, eran predictores significativos de cambios negativos en la calidad del sueño. Las personas que respondieron a la encuesta y que tenían niños menores de tres años tenían 2,2 más probabilidades de informar de una mala calidad de su descanso al dormir, pero la presencia de niños chicos no explicó la asociación entre las tribulaciones en el empleo y la calidad del sueño.

Sorprendentemente, sin embargo, las investigadoras no encontraron pruebas de que los horarios prolongados, o el trabajo nocturno o durante los fines de semana—que son tácticas que muchos padres trabajadores adoptan para acomodar el cuidado de los niños y el empleo minimizando al mismo tiempo el uso de niñeras o guarderías infantiles—tuvieran un impacto negativo sobre la calidad del descanso al dormir.

En una investigación futura Burgard quiere explorar los factores que podrían amortiguar para los trabajadores las condiciones negativas del trabajo, como por ejemplo la edad y un sentido de que la labor que uno hace es útil o que ayuda a otras personas. Asimismo Burgard planifica el examen de las intervenciones que podrían quebrar el eslabón entre las condiciones del trabajo y los problemas para dormir.

Burgard es profesora asistente de sociología en el Colegio de Literatura, Ciencia y Artes de la UM, profesora asistente de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la UM, e investigadora científica asistente en el Instituto de Investigación Social de la UM.

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