ANN ARBOR, Michigan.— Casi la mitad de las personas sometidas a cirugía cardiaca pueden experimentar niveles de azúcar en la sangre suficientemente altos como para requerir un tratamiento con insulina después de la operación, aún si nunca antes han tenido diabetes, según un nuevo estudio del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan. Y una minoría significativa de esos pacientes puede necesitar medicamentos por varios días o aún semanas después que salgan del hospital para que sus niveles de azúcar en la sangre retornen a la normalidad, señalaron los investigadores. Los pacientes obesos, los de más edad y aquellos cuyos niveles de azúcar en la sangre seguían siendo altos dos días después de la operación son los que probablemente necesiten más este tipo de tratamiento, agregaron. Aunque el estudio no consideró si tales pacientes más tarde desarrollaron una diabetes o prediabetes reales, los resultados son tan sorprendentes que ameritan un nuevo proyecto de investigación de la UM. Este proyecto reclutará a pacientes antes de sus operaciones e incluirá un seguimiento de más largo plazo y pruebas más rigurosas de los niveles de azúcar en la sangre antes de la cirugía y después de la hospitalización. El domingo en las Sesiones Científicas de la Asociación Estadounidense de Diabetes en San Francisco, un equipo de la UM presentará sus conclusiones en un afiche que incluirá datos retrospectivos de 1.362 pacientes que tuvieron ciertas operaciones cardiacas y vasculares en la UM en 2006 y 2007. De ellos 662 desarrollaron “hiperglicemia inducida por estrés”, esto es altos niveles de azúcar en la sangre después de la cirugía, y 87 necesitaron medicamentos para el azúcar en la sangre después que salieron del hospital. El estudio fue posible porque el Sistema de Salud de la UM cuenta con un equipo dedicado de médicos, asistentes de médico y enfermeras llamado el Programa Hospitalario de Insulina Intensiva que atiende y trata la azúcar elevada en la sangre en todos los pacientes de cirugía cardiaca y vascular. Encabezado por la endocrinóloga Roma Gianchandani el equipo administra insulina y medicamentos por vía oral durante la estancia de estos pacientes en el hospital, y receta medicamentos para que los pacientes lleven a su casa. Asimismo recomiendan que tales pacientes se sometan a otros análisis de azúcar en la sangre por parte de sus médicos de cabecera. Pero el alto nivel de azúcar en la sangre en los pacientes no diabéticos después de la cirugía no se ha estudiado mucho, indica Sima Saberi, endocrinóloga de la UM que presenta el estudio en la reunión de la Asociación de Diabetes. La hiperglicemia inducida por estrés (HIE) ocurre cuando el cuerpo reacciona a la doble agresión de una cirugía en el corazón o las vías sanguíneas mayores, y del enfriamiento causado por la máquina de desvío coronario y que protege al músculo cardiaco durante la cirugía. Los cirujanos cardiacos y vasculares ya saben que el nivel alto de azúcar en la sangre durante la operación misma está relacionado con una recuperación más difícil y un riesgo más alto de infección y muerte. Por eso a la mayoría de los pacientes sometidos a cirugía cardiaca y de vías sanguíneas actualmente se les controla el azúcar en la sangre mientras están en el quirófano, y muchos pacientes reciben dosis de insulina mientras se lleva a cabo la operación. El nuevo estudio observó qué ocurre después de la cirugía y cuáles factores predicen la necesidad de un tratamiento por el azúcar en la sangre. De lejos la señal más clara de que una persona probablemente necesitará ese tratamiento, tanto en el hospital como en la casa, es el promedio de azúcar en la sangre dos días después de la cirugía. Los pacientes cuyos niveles de glucosa seguían elevados dos días después de la operación tenían dos veces y media más probabilidades de necesitar medicamentos después de la hospitalización, aún después que se tomaron en cuenta otros factores. Los pacientes con un índice de masa corporal de más de 35, que es un indicador coherente con un diagnóstico de obesidad, mostraron también un poco más de probabilidades de desarrollar HIE al igual que los pacientes de más edad. Pero esos factores no fueron predoctores tan fuertes de HIE como lo fue el nivel de glucosa en el segundo día después de la cirugía. Aún así, dice Saberi, los pacientes con exceso de peso que lo cargan principalmente en torno a la cintura en la forma de grasa en el abdomen, son los que tienen más probabilidades de un síndrome metabólico, lo cual involucra a la vez un riesgo cardiaco incrementado y mayor riesgo de diabetes. Los pacientes en el estudio habían tenido una operación de desvío de las arterias coronarias, una operación de válvula cardiaca o una operación en la parte superior de su aorta, la principal vía sanguínea que lleva la sangre del corazón hacia el resto del cuerpo. El nuevo proyecto, que encabezaran Gianchandani y Rodica Pop-Busui, coautora de este estudio, se ha propuesto para que empiece en la UM antes del fin de año. Este estudio reclutará a cientos de pacientes que se preparan para estas operaciones y que acepten someterse a análisis de tolerancia de glucosa oral tres meses después de su operación a fin de medir cuán bien se han recuperado sus cuerpos de un “desafío” de azúcar en la sangre. Los voluntarios asimismo permitirán que los investigadores observen sus niveles de azúcar en la sangre durante y después de la cirugía, y que registren otros datos acerca de ellos. Además de Gianchandani, Pop-Busui y Sberi, otra autora del estudio es Mary Fisher. Gianchandani y Pop-Busui son profesoras en la División de Metabolismo, Endocrinología y Diabetes, parte del Departamento de Medicina Interna en la Escuela de Medicina de la UM. Más información sobre el Programa Hospitalario de Insulina Intensiva en el Sistema de Salud de la UM á disponible Contacto (español): Vivianne Schnitzer
Teléfono: 1-734-763-0368 Contacto (inglés): Kara Gavin
Teléfono: (734) 764-2220