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Las mujeres y los mexicano estadounidenses corren riesgo mayor de ruptura de aneurisma cerebral, según un estudio de la UM

11/06/2008

El tipo de “infarto sangrante” mata a una de cada tres personas que lo sufren.

ANN ARBOR, Michigan—Un tipo de infarto cerebral que puede ocurrir en cualquier edad y mata a una de cada tres de sus víctimas aparentemente es más común entre las mujeres y los mexicano estadounidenses que entre los hombres blancos no hispanos, según un nuevo estudio del Programa de Infarto de la Universidad de Michigan.

En estudio que publica la revista Neurology el 11 de junio en su edición de internet, los investigadores informan que las mujeres mostraron probabilidades 74 por ciento mayores de sufrir un tipo de infarto relacionado con la ruptura de un aneurisma cerebral. Los mexicano estadounidenses tanto hombres como mujeres mostraron un riesgo 67 por ciento mayor.

El tipo de infarto considerado en el estudio es la llamada hemorragia subaracnoide, o HSA. La nueva investigación puede ayudar a que los responsables de la salud pública proporcionen a los grupos de riesgo más alto la información sobre prevención y la importancia de un tratamiento rápido.

El nuevo estudio asimismo brinda una imagen más realista del riesgo de muerte por HSA, que fue de casi uno en cada tres casos en la región geográfica del estudio. Esa región, el Condado Nueces en Texas, donde está ubicada la ciudad de Corpus Christi, tiene una numerosa población mexicano-estadounidense y no cuenta con un importante sistema universitario de asistencia para la salud.

Aunque los afroamericanos y asiático-estadounidenses estuvieron incluidos en la porción inicial del estudio, la cual revisó los registros médicos de 6.550 pacientes que sufrieron infarto, su número fue demsiado pequeño como para que se evaluaran diferencias en el riesgo de HSA.

“Los médicos y las autoridades de salud pública deberían ocupase de que los mexicano-estadounidenses y las mujeres tomen medidas de prevención de la hemorragia subaracnoide y otros tipos de infarto que ya se ha mortado que son más comunes en estos dos grupos”, dice el autor principal Lewis Morgenstern. “Dado que los mexicano-estadounidenses son el grupo minoritario de crecimiento más rápido en Estados Unidos es importante que se entienda cómo esta condición puede afectarles de manera diferente, y que se adecuen los mensajes para ellos”.

Morgenstern, quien dirige el Programa de Infarto en el Centro Cardiovascular de la UM, es un profesor de neurología y neurocirugía en la Escuela de Medicina de la UM, y de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de la UM. La primera autora del estudio, Sonia Eden, fue jefa residente en neurocirugía en la UM.

El estudio es el más reciente surgido del proyecto BASIC, cuya sigla procede de la denominación en inglés para Encuesta de Ataque Cerebral en Corpus Christi. El proyecto comprende el registro de todos los infartos y miniinfarctos en el Condado Nueces y un análisis detallado de los registros de pacientes anónimos.

Anteriormente y sobre la base de los datos de BASIC, Morgenstern y sus colegas han demostrado las diferencias entre grupos étnicos y géneros en otros tipos de infarto, incluido el más común que es el infarto isquémico.

El nuevo estudio se sustenta en los datos de 107 pacientes con hemorragia subaracnoide, mayores de 44 años, que sufrieron los infartos entre 2000 y 2006. Todos sus diagnósticos fueron validados por neurólogos que revisaron los registros en detalle.

Las razones para las diferencias étnicas y de género apreciadas en el nuevo estudio no son claras porque los investigadores no pudieron tomar en cuenta aspectos como la presión sanguínea, la edad, el uso excesivo de alcohol, tabaquismo, y situación de seguro médico, y hacer los ajustes correspondientes.

En total el 40 por ciento de los 107 casos de HSA ocurrió en blancos no hispanos, aunque el 52 por ciento de la población mayor de 45 años de edad en el área de estudio es blanco no hispano. Mientras tanto, el 60 por ciento de los casos de HSA ocurrió en mexicano estadounidenses, que son el 48 por ciento de la población mayor de 45 años de edad en el área de estudio.

Al mismo tiempo mientras que el 53,5 por ciento de la población en el área lo componen mujeres, el 67,3 por ciento de los pacientes con HSA fueron mujeres. Los investigadores determinaron que las mujeres mexicano-estadounidenses tenían el riesgo más alto.

Las hemorragias subaracnoides representan el 3 por ciento de los 780.000 casos de infartos que ocurren cada año en Estados Unidos. Dado que estos infartos son el resultado de la ruptura de aneurismas, que son puntos débiles en los vasos sanguíneos del cerebro que se hinchan como bolsones y que ocurren por razones desconocidas en cualquier etapa de la vida, las hemorragias subaracnoides también pueden ocurrir a cualquier edad.

Una HSA es diferente del otro tipo de infarto sangrante, la hemorragia intercerebral o HIC, que también puede resultar de la ruptura de un aneurisma o de un vaso sanguíneo malformado, la llamada malformación arterovenosa.

Ambos tipos de infarto sangrante son un tanto más peligrosos que los infartos isquémicos o de “bloqueo”, que resultan de un coágulo u otro bloqueo adentro de un vaso sanguíneo cerebral. Los infartos isquémicos representan más del 85 por ciento de los infartos en Estados Unidos.

Las señales de HSA habitualmente incluyen un dolor de cabeza repentino, extremadamente fuerte, comparado a menudo con “un trueno adentro de la cabeza”. Los pacientes también pueden experimentar dolor de cuello, náusea y vómitos, o pueden perder conciencia.

Cualesquiera sean las señales, un infarto o lo que se sospecha que sea un infarto de cualquier tipo es una emergencia que pone en peligro la vida y requiere atención médica inmediata, dice Morgenstern. Aunque la HSA implica probabilidades desalentadoras puede tratarse si el paciente llega a un hispital donde un neurocirujano o un radiólogo de intervención puedan cerrar el aneurisma roto y detener el sangramiento.

El estudio BASIC, incluidos los análisis llevados a cabo para el nuevo estudio, fue financiado por el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos e Infarto.

Además de Morgenstern y Eden los autores incluyen a William Meurer, Melinda A. Smith, y Devin Brown de la Escuela de Medicina de la UM, y Brisa Sánchez y Lynda Lisabeth, de la Escuela de Salud pública de la UM.

Referencia: Reference: Neurology, www.neurology.org, DOI 10.1212/01.wnl.0000319690.82357.44

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