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Un medicamento para la epilepsia puede ayudar a que los alcohólicos se recuperen de su dependencia, según sugiere un pequeño estudio de la U. M.

04/08/2008


Hay méritos para que se hagan más estudios del medicamento no adictivo Gabapentín para el insomnio durante la recuperación del alcoholismo, señalan los investigadores

ANN ARBOR, Michigan.— Es un problema que parece sin solución. Las personas que tienen problemas con el alcohol a menudo usan el alcohol para dormirse –pero el alcohol, de hecho, les impide que tengan un sueño de buena calidad durante toda la noche.

Al mismo tiempo, es muy probable que sufran insomnio crónico que les impide que duerman lo suficiente noche tras noche—y se ha demostrado que esta condición reduce sus posibilidades de recuperar la sobriedad.

Mientras tanto es poco probable que sus médicos las receten medicamentos para el insomnio, porque en su mayoría las píldoras para dormir pueden crear un hábito, o pueden tener efectos adversos debido al daño en el hígado causado por el alcohol.

Ahora un nuevo estudio piloto de pequeña escala, realizado por un equipo de investigadores del alcohol y del sueño en la Universidad de Michigan señala una posible salida de este problema.
El estudio, que se publica en la edición de agosto de la revista Alcohol: Clinican and Experimental Research, indica que el medicamento Gabapentin podría reducir el insomnio en los alcohólicos en recuperación, y podría ayudarles a que se mantengan lejos de alcohol. El medicamento, que se usa a menudo para el tratamiento de la epilepsia y el dolor crónico, no forma hábito y no lo procesa el hígado.

Si bien el estudio involucró sólo a 21 insomnes en recuperación de su dependencia del alcohol, y no incluyó el tratamiento de largo plazo con Gabapentin o un seguimiento de largo plazo de su sueño o su recuperación del alcohol, fue un estudio doble ciego, aleatorizado y controlado con placebo.

En total, el 30 por ciento de los pacientes que recibieron Gabapentin durante la recuperación del alcohol recayó en la bebida, comparado con 80 por ciento de los que recibieron placebo, sobre la base de estos resultados los investigadores ha iniciado ya estudios adicionales sobre el papel potencial del Gabapentín en la recuperación del alcoholismo y el sueño.

“Mostramos que los pacientes que recibieron el medicamento real, en lugar de un placebo, tuvieron menos probabilidades de recaer en la bebida, o que si recayeron, fue más tarde”, dice el autor principal Kira Broker, director ejecutivo de los Servicios de Tratamiento de Adicción en la U. M. y profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina inicial de la U. M. “En otras palabras el gabapentín previno y demoró la recaída. Mientras tanto los pacientes dijeron que dormían mejor tanto en el trato al grupo de tratamiento como en el grupo con placebo, lo cual puede deberse al gabapentín en el primer grupo y a que volvieron a perder en el otro”.

La coautora Flavia Consens, profesora de neurología y miembro del Centro de Ttrastornos del Sueño en la U. M., se mostró cautelosamente optimista de que las nuevas conclusiones puedan abrir la puerta a un mejor entendimiento sobre el manejo de los problemas del sueño en las personas que tratan de recuperarse de su dependencia del alcohol. Casi el 70 por ciento de las personas con problemas de alcohol sufre insomnio, señaló Consens, mientras que otras tienen que lidiar con perturbaciones del sueño que incluyen problemas para respirar, denominados apnea del sueño.

Casi 14 millones de personas en Estados Unidos cumplem los criterios de diagnóstico de abuso del alcohol o alcoholismo. Los problemas del alcohol, solos o en combinación con problemas de drogas ilegales, representan el 40 por ciento de todas las admisiones en programas de tratamiento de la adicción cada año, según la Dirección federal de Servicios por Abuso de Substancias y Salud Mental.

“Puede haber algunos cambios químicos subyacentes en el cerebro que hacen que los alcohólicos den cuenta de más insomnio como una condición coexistente, que los no alcohólicos”, agregó Consens. “Una explicación posible de estas conclusiones es que Gabapentín puede disminuir inicialmente el insomnio, y el paciente no necesita o desea el alcohol como un tratamiento para el insomnio. También estudiamos otros factores que puedan tener un efecto en las neuroquímica del cerebro, para ver en qué forma tienen impacto sobre la recuperación y el sueño”.

Los investigadores advierten que no observaron diferencias en los datos de ondas cerebrales recolectados durante los estudios del sueño que se condujeron antes y después que los pacientes recibieron Gabapentín. Asimismo el medicamento al parecer no tuvo un beneficio mayor para el insomnio que el placebo durante las primeras seis semanas el estudio de medicamento. Seis semanas después que se suspendió la medicación, sin embargo, quienes habían tomado Gabapentín dieron cuenta de un insomnio peor que el de las personas que recibían placebo. Se midió el insomnio usando cuestionarios estandarizados para un total 12 semanas.

Todos los voluntarios cumplieron con los criterios nacionales de dependencia del alcohol, y estaba ya en tratamiento por el alcohol o habían expresado su disposición a abstenerse del alcohol. También todos cumplían los criterios de insomnio que había creado más de seis meses no podían tener otras condiciones médicas o de salud mental, ni podían estar tomando medicamentos, que pudieran afectar su sueño, y se sometieron análisis de sangre para descartar enfermedades clínicas tales como la deficiencia de la tiroides y enfermedad del hígado.

Cada uno de los voluntarios que participaron en este estudio pasó tres noches en el Centro de Trastornos del Sueño de la U. M.: dos durante la preparación para el estudio, y una tres semanas después de que habían empezado a recibir el Gabapentín o el placebo. Todos los voluntarios recibieron hasta seis sesiones de terapia de la conducta que no estuvieron enfocadas en los problemas del sueño o el alcohol, sino más bien a la adhesión al medicamento del estudio.

Catorce de los voluntarios completaron exitosamente el estudio entero, incluida una visita de seguimiento seis semanas después de que habían terminado el curso de seis semanas de Gabapentín o placebo, y tres estudios del sueño durante la noche.

Brower señala que las dosis y los horarios de medicación que se usaron en el estudio pueden haber contribuido al efecto relativamente débil sobre el sueño que se notó en el Gabapentín. Los pacientes tomaron una dosis cada noche, el lugar de las tres dosis a lo largo del día que se administran rutinariamente para la epilepsia o el dolor.

“Estos resultados abren más cuestiones para nuestra exploración, incluido el impacto potencial del Gabapentín en las personas que están recuperándose de su dependencia del alcohol pero no dan cuenta de insomnio”, indica.

El equipo ya ha iniciado un estudio de ese tipo, y esta reclutando a personas que tengan un historial de consumo fuerte de alcohol pero que han estado sobrias por un período de tres a 12 semanas. Éstos voluntarios pasarán un total de seis noches en el laboratorio de sueño, y recibirán el medicamento en estudio durante una semana. Asimismo mantendrán un diario sobre su sueño durante 20 días, usarán un aparato que se parece a un reloj de pulsera y que registrará sus ciclos cotidianos y volver a hay más información sobre este estudio disponible en el teléfono 734-232-0465 o por correo electrónico en dreamteam@umich.edu.

El estudio lo financiaron los Institutos Nacionales de Salud, y el medicamento para el estudio lo proporcionó Parke-Davis (ahora Pfizer) que comercializa el Gabapentín con el nombre de Neurontin. Además de Broker y Consens, los autores del estudio incluyen a Hungiin Myra Kim,. Stephen Strobbe, Maher Karma-Hage y el autor señor Robert Zucker.

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