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Si tu primer cigarrillo te gustó y ahora fumas, quizá la culpa la tengan un gen, indica un estudio

08/08/2008

Un equipo encabezado por la U. M. encuentra un vínculo entre el placer inicial al fumar, los hábitos de tabaquismo a lo largo de la vida y las variaciones en un gen receptor de la nicotina

ANN ARBOR, Michigan.— Cualquier persona que alguna vez haya probado fumar probablemente recuerda nítidamente ese primer cigarrillo. Para algunos puede haber traído náusea o una tos fuerte. Para otros aquellas primeras pitadas también trajeron una sensación de placer.

Ahora un nuevo estudio vincula las primeras experiencias de fumar y la probabilidad de que una persona sea actualmente fumadora, con una particular variación genética. Estos hallazgos podrían explicar la senda que conduce de ese primer cigarrillo a un hábito de fumar de toda la vida.

Estos descubrimientos también se suman a las crecientes sospechas que rodean el papel que desempeña un gen particular receptor de nicotina en los comportamientos relacionados con el tabaquismo y en el cáncer de pulmón. Otros investigadores han vinculado las variaciones en la misma región genética con el nivel de dependencia de la nicotina de los fumadores, con el número de cigarrillos formados por día y con un riesgo mucho más alto de cáncer de pulmón, que es el resultado último de una vida fumando.

En un artículo publicado hoy en internet en la revista Addiction un equipo de investigadores de varias universidades especializados en genética estadística, análisis de genes, y análisis de rasgos da cuenta de una asociación entre una variante del gen CHRNA5 receptor de la nicotina, las experiencias iniciales de fumar y el patrón presente de tabaquismo.

Los datos genéticos y de tabaquismo provienen de 435 voluntarios. Quienes no fuman ahora habían probado por lo menos un cigarrillo pero no había fumado más de 100 cigarrillos en su vida, y jamás formaron el hábito de fumar. Los fumadores regulares habían fumado por lo menos cinco cigarrillos por día por, al menos, los últimos cinco años.

Los fumadores regulares en el estudio tenían muchas más probabilidades que los que jamás fumaban de tener la forma rs16969968 menos común del gen CHRNA5, en el cual sólo un par base en la secuencia del gen es diferente de la forma más común. Este tipo de variación genética se denomina un polimorfismo de nucleótido simple, o PNS.

Así mismo los fumadores mostraron ocho veces más probabilidades de decir que su primer cigarrillo les había dado una sensación placentera.

“Al parecer las personas que tienen cierta configuración genética, la reacción física inicial al fumar puede desempeñar un papel significativo para determinar qué ocurrirá después”, dice el autor principal del artículo y jefe del proyecto, Ovide Pomerleau, profesor de psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan y fundador del Laboratorio de Investigación de la Nicotina en la U. M.

“Si se continúa fumando cigarrillos, la adicción a la nicotina puede ocurrir en unos pocos días unos pocos meses”, agrega. “El descubrimiento de una asociación genética con las primeras experiencias placenteras al fumar puede ayudar a explicar cómo la gente sea adicta, y, por supuesto, una vez adictas muchas personas seguirán fumando por el resto de sus vidas”.

Los investigadores señalan que la variación genética explica sólo una porción del comportamiento de fumar humano, y que una explicación más completa de por qué la gente fuma y porque no puede dejar de fumar requerirá mucho más información acerca de cómo los genes interactúan con las influencias sociales y otros factores ambientales.

Pomerleau señala que la capacidad para vincular las pautas de conducta al fumar con genotipos individuales necesitará de una extensa información relacionada con el comportamiento, los genes, y el contexto ambiental, como asimismo instrumentos de bioinformática que pongan todo esto junto. “El entendimiento del aspecto genético de trastornos complejos, tales como la adicción a la nicotina, requerirá de mucha más investigación sobre aspectos clave”, añadió.

El equipo apuntó que las relaciones entre el CHRNA5 parecen ser fuertes, y que las aplicaciones prácticas de esta investigación incluyen nuevos exámenes genéticos para determinar el riesgo de tabaquismo, y el desarrollo de medicamentos dirigidos a los genes del riesgo de fumar.

Pomerleau afirma que este nuevo estudio amplía las conclusiones de las cuales informó el año pasado la coautora Laura Beirut, según la cual un estudio del genoma completo había encontrado que el mismo polimorfismo de nucleótido simple, rs16969968 del gen CHRNA5 estaba asociado con el nivel de dependencia de la nicotina del fumador.

Así mismo apuntó que este año tres artículos publicados independientemente uno de los otros demostró que las variaciones en el mismo gen, y en genes relacionados, incrementa enormemente el riesgo de cáncer de pulmón.

Tomando en cuenta sus vínculos con un mayor agrado inicial del cigarrillo, una probabilidad más alta de hacerse adicto a la nicotina, y una probabilidad mayor de desarrollar cáncer de pulmón, esta variante genética bien podría constituir una “combinación triple” para las enfermedades relacionadas con el tabaquismo, dijo.

Un mecanismo que explicaría el mayor riesgo de enfermedades, propuesto por uno de los investigadores de genética del cáncer, es la posibilidad de que ciertos compuestos químicos, por ejemplo la nitrosonornicotina-N en el humo del tabaco, actúen sobre los receptores de nicotina en el pulmón produciendo cambios que causan el cáncer, un proceso conocido como tumorigénesis.

Los nuevos descubrimientos que relacionan las primeras experiencias de fumar, los hábitos de tabaquismo, y la variación genética continúan y aumentan la investigación previa realizada por Ovide Pomerlau y Cynthia Pomerlau en la U. M. En estudios conducidos a lo largo de 10 años, esos documentaron el eslabón entre el tabaquismo dependiente de la nicotina y las primeras experiencias positivas al fumar.

Ovide Pomerlau a la investigación anterior hecha con animales por sus colegas Allan Collins y Jerry Stitzel en la Universidad de Colorado y que dio el ímpetu para la idea de que la reacción inicial la nicotina podría preparar el escenario para el desarrollo de la dependencia de la nicotina, y que las variaciones genéticas al receptor de nicotina subyacen en este proceso. Stitzel trabajó antes en la U. M.

Los autores del nuevo estudio son are Richard Sherva, John P. Rice, Laura J. Bierut and Rosalind J. Neuman, del Departamento de Psiquiatría en la Escuela de Medicina de la Universidad Washington; Kira Wilhelmsen del Departamento de Genética y neurología en el Centro Carolina para Ciencias del Genoma; Ovide Pomerleau, Cynthia S. Pomerleau y Sandy M. Snedecor del Departamento de Psiquiatría de la UM, y Stocc A. Chasse del Departamento de Bioquímica y Biofísica de la Universidad de Carolina del Norte.

Referencia: Addiction, doi:10.1111/j.1360-0443.2008.02279.x). El estudio lo financiaron los Institutos Nacionales de Salud. Ovide Pomerleau y Laura Beirut forman parte de las juntas asesoras de fármacos para el tratamiento de la nicotina para Pfizer, Inc. Laura Beirut y John Rice, de la Universidad Washington, son titulares de la patente del PNS CHRNA5, que tiene licencia de Perlegen Sciences.