ANN ARBOR, Michigan.— Las personas que apuestan en los casinos saben cuándo ha llegado el momento de llevarse lo ganado, es decir que no siguen apostando cuando van en ganancia, pero tienen problemas en decidir cuándo más vale cortar las pérdidas, según un investigador de la Universidad de Michigan.
Un nuevo estudio realizado por Puneet Manchanda, profesor asociado de comercialización en la Escuela Ross de Administración de Empresas de la UM, muestra que es menos probable que los apostadores sigan arriesgando si van ganando, pero es más probable que sigan apostando si van perdiendo, un fenómeno conocido como la “falacia del apostador”.
“Éste es un conjunto importante de resultados dado que es, hasta donde sabemos, el primer estudio que documenta la falacia del apostador entre los jugadores en el casino, que usó datos de comportamiento a nivel individual”, indicó Manchanda.. “También confirma los resultados de estudios previos que usaron experimentos de laboratorio o la observación directa de pequeñas muestras de consumidores”.
Manchanda y su colega Sridhar Narayanan de la Universidad de Stanford estudiaron una muestra representativa de 2.000 consumidores que apostaron en un solo casino en el sudoeste de Estados Unidos durante 2004 y 2005. Los consumidores eran miembros del programa gratuito de tarjeta de lealtad del casino, que observa sus actividades de apuesta y provee incentivos tales como cupones y compensaciones. Las tarjetas rastrean las cantidades apostadas, y las ganadas o perdidas en jada jugada, el monto de compensación entregado cada día al cliente, y alguna información demográfica de cada consumidor.
Mediante el uso de varios modelos estadísticos los investigadores encontraron que más del 95 por ciento de los consumidores que ganaron en su última jugada (en su mayoría en las maquinitas tragamonedas y no en los juegos de mesa), la probabilidad de volver a jugar disminuyó, un resultado que es coherente con la falacia del apostador.
De la misma manera cuantas más veces los consumidores perdieron más veces siguieron apostando, en tanto las pérdidas fuesen pequeñas Una vez que sus pérdidas excedieron cierto monto, sin embargo, dejaron de jugar.
“Los consumidores se comportan de manera un tanto racional en promedio, y cobran sus ganancias cuando les va bien, y cortan sus pérdidas cuando han dejado mucho en las apuestas”, dijo Manchanda. “Continúan jugando por ganancias pequeñas, pero al parecer prefieren hacerlas en efectivo e irse después que sus ganancias acumuladas llegan a un nivel alto”.
Los invetigadores encontraron asimismo, mediante el uso de una definición aceptada de “adicción” de la literatura económica, que el 8 por ciento de los apostadores en la muestra mostraban evidencias de estar adictos a las apuestas. Específicamente, para estos apostadores, la utilidad ganada del juego era más alta si habían jugado y apostado más en el pasado. En otras palabras, estos apostadores exhibieron una conducta que reforzaba positivamente la apuesta a lo largo de una secuencia de apuestas.
“Si bien esta proporción puede parecer pequeña, en términos absolutos, es coherente con la investigación hechas por otros enfocada en los apostadores de casinos”, dijo Manchanda. “Esto también sugiere que para una mayoría de los apostadores en los casinos, el hecho de que no se encuentren patrones de adicción puede interpretarse como un sustento de la opinión de que el papel de los casinos para estos apostadores es la provisión de esparcimiento”.
Manchanda y Narayanan también examinaron si la actividad de promoción interna del casino, en forma de compensaciones (obsequios tales como tragos, comidas y habitaciones de hotel gratuitas para atraer a los jugadores) afecta la conducta en las apuestas. Encontraron que esas actividades de comercialización de hecho influyen en la decisión de jugar y en el monto de la apuesta, especialmente en los consumidores que exhiben una conducta más adictiva.
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