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Investigadores dela UM descubren cómo la lejía mata las bacterias

13/11/2008

ANN ARBOR, Michigan.— El cloro blanqueador, conocido como hipoclorito o
lejía y desarrollado hace más de 200 años, ahora se encuentra en los hogares
de todo el mundo y es uno de los desinfectantes de uso más amplio pero los
científicos no sabían, exactamente, cómo este producto tan popular mata las
bacterias. Una nueva investigación de la Universidad de Michigan, sin
embargo, revela detalles clave en el proceso por el cual el hipoclorito es
eficaz contra las bacterias.

En un estudio que se publica en la edición del 14 de noviembre de la revista
Cell, un equipo encabezado por la biología molecular Ursula Jakob describe
un mecanismo por el cual el hipoclorito, el ingrediente del blanqueador
hogareño, ataca proteínas esenciales en las bacterias y termina matándolas.

“Como ocurre a menudo en la ciencia, nosotras no nos habíamos propuesto
responder a esta pregunta”, dijo Jakob, de biología molecular, celular y de
desarrollo. “Pero cuando tropezamos con la respuesta a mitad de camino en un
proyecto diferente, que fue muy excitante para todas”.

Jakob y su equipo llevaban a cabo un estudio sobre una proteína bacterial
conocida como la proteína del golpe de calor 33 (Hsp33 por su sigla en
inglés) la cual está clasificada como una chaperona a molecular. La tarea
principal de las chaperonas es proteger a las proteínas de las interacciones
desfavorables, una función que es particularmente importante cuando las
células están en condiciones de estrés, tales como las temperaturas altas
que resultan de la fiebre.

“A temperaturas altas las proteínas empiezan a perder su estructura
molecular tridimensional, comienzan a aglomerarse y forman conjuntos grandes
e insolubles tal como ocurre cuando cueces un huevo”, dijo la suyots
principal Jeannette Winter, quien realizaba trabajo de post doctorado en el
laboratorio de Jakob. Y al igual que los huevos, una vez que están cocidos
jamás se vuelven líquidos otra vez, las proteínas aglomeradas habitualmente
siguen siendo insolubles, y las células estresadas eventualmente mueren.

Jakob y su equipo investigador tuvieron la idea de que la lejía y las altas
temperaturas tienen efectos muy similares sobre las proteínas. Al igual que
el calor, el hipoclorito en la lejía hace que las proteínas pierdan su
estructura y formen grandes aglomeraciones.

“Muchas de las proteínas a las cuales el hipoclorito ataca son esenciales
para el crecimiento bacterial, de modo que la desactivación de esas
proteínas probablemente mata la bacteria”, dijo la segunda autora Marianne
Ilbert, que a ese trabajo doctoral en el laboratorio de Jakob.

Estas conclusiones son importantes no sólo para entender cómo la lejía
mantiene sanitarias las mesadas de nuestras cocinas, sino porque pueden
conducir a un mejor conocimiento en la lucha contra las infecciones
bacteriales. Nuestras propias células de inmunidad producen cantidades
significativas de hipoclorito como primera línea contra los microorganismos
invasores. Desafortunadamente el hipoclorito no daña solamente a las células
bacteriales sino también a las nuestras. Se cree que es la producción
descontrolada de ácido hipoclorito lo que causa daños de los tejidos en los
sitios de inflamación crónica.

¿Cómo fue que el estudio de la proteína Hsp33 llevó a este descubrimiento
sobre la lejía? Las investigadoras encontraron que el hipoclorito, en lugar
de dañar la Hsp33 como daña a la mayoría de las proteínas, en realidad
activa a la chaperona molecular. Cuando la bacteria encuentra el
desinfectante la Hsp33 entra en acción para proteger las proteínas
bacteriales contra la aglomeración inducida por la lejía.

“Con la Hsp33 las bacterias han evolucionado un sistema muy astuto que
percibe directamente el ataque, responde a él e incrementa la resistencia de
la bacteria a la lejía”, dijo Jakob.

Por más información: Ursula Jakob

Cell — http://www.cell.com/

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