ANN ARBOR, Michigan.— Las personas de edad avanzada que pasan por lo menos 14 horas por semana cuidando de un cónyuge incapacitado viven más que otras. Ésta fue la conclusión inesperada de un estudio de la Universidad de Michigan que se publicará en Pyschological Science, una revista de la Asociación para la Ciencia Psicológica.
El estudio sustenta otras investigaciones anteriores según las cuales, en términos de salud y longevidad, dar es realmente mejor que recibir.
“Estas conclusiones sugieren que las personas que brindan cuidado pueden, de hecho, beneficiarse de brindarlo bajo ciertas circunstancias”, dijo la investigadora de la UM, Stephanie L. Brown, autora principal del artículo sobre el estudio. “Otros estudios anteriores han documentado los efectos negativos para la salud de la labor de cuidado. Pero estos resultados muestran que ha llegado el momento de separar el presunto estrés del cuidado a otra persona, del estrés que causa ver que una persona querida sufre”.
Brown es profesora asistente de medicina interna en la Escuela de Medicina de la UM y facultativa asociada en el Instituto de Investigación Social (ISR) de la UM. También está afiliada al Hospital de Asuntos de Veteranos en Ann Arbor.
Para e estudio Brown y sus colegas revisaron siete años de datos en el Estudio de Salud y Jubilación de la UM, una muestra representativa nacional de personas en EEUU con edades de más de 70 años. El análisis se concentró en 1.688 parejas, todas las cuales vivían independientes.
En el comienzo del estudio en 1993 ambos miembros de cada pareja dio cuenta de cuánta ayuda recibía de su cónyuge en una larga lista de actividades cotidianas. Entre éstas se incluyeron comer, vestirse, bañarse, la preparación de comidas, el manejo de dinero y la administración de medicamentos.
En su gran mayoría, aproximadamente 81 por ciento, los participantes dijeron que no recibían ayuda alguna de sus cónyuges. Otro nueve por ciento indicó que recibía menos de 14 horas de ayuda por semana, y el diez por ciento restante indicó que recibía 14 o más horas de ayuda cada semana.
En el curso del estudio murieron 909 personas —aproximadamente el 27 por ciento de la población estudiada. Después de ajustes por salud, edad, grupo étnico, género, educación, situación de empleo y patrimonio, Brown y sus colegas encontraron que los individuos que daban por lo menos 14 horas semanales de cuidado a sus cónyuges tenían probabilidades significativamente menores de haber muerto durante el período del estudio que aquellos que no habían dado cuidado conyugal.
Los resultados de este estudio se suman a un creciente conjunto de investigaciones acerca de los efectos positivos y benéficos para la salud de brindar cuidado y ayuda, y del altruismo según Brown. Su propio trabajo anterior ha mostrado que el brindar apoyo social a amigos, familiares y vecinos tiene un impacto beneficioso sobre la mortalidad y para lidiar con la pérdida de cónyuge.
Brown tiene una teoría acerca de esto: en lugar de presumir que los humanos son egoístas y actúan, necesariamente, sólo sobre la base del interés propio y racional, ella cree que hay poderosas fuerzas de evolución que favorecen la motivación altruista cuando los individuos son interdependientes.
“Existe un reconocimiento creciente de que las decisiones económicas pueden responder a motivaciones complejas que no se limitan al interés propio”, dijo. “No sabemos, todavía, exactamente cómo la motivación y la conducta de quien brinda cuidado pueda influir su salud, pero bien podría ser que la ayuda a otra persona, especialmente una muy querida, alivie algunos de los efectos dañinos del estrés de ver que esa persona sufre”.
Con apoyo de la Fundación Nacional de Ciencia, Brown examinará la forma en que la conducta altruista y de ayuda, incluido el cuidado de otra persona, realza el bienestar. A partir de 2009, esta investigación se concentrará en los mecanismos neuro-afectivos de la conducta de cuidado.
El Estudio de Salud y Jubilación de ISR recibe fondos del Instituto Nacional del Envejecimiento.
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