ANN ARBOR, Michigan.— La tasa de adolescentes en Estados Unidos que fuman en 2008 se encuentran en sus niveles más bajos desde, por lo menos, comienzos de la década de 1990, de acuerdo con el estudio Monitoring the Future (MTF), de la Universidad de Michigan, que ha estado encuestando a estudiantes de octavo, décimo y duodécimo grado cada año desde 1991.
El MTF rastrea el uso de tabaco con encuestas administradas a una muestra de más de 45.000 estudiantes en unas 40 escuelas secundarias cada año. Este año representa el punto más bajo en el tabaquismo para los tres grados. Las proporciones de estudiantes que indicaron que habían fumado en los 30 días antes de la encuesta (la llamada “prevalencia mensual”) se encuentra en el 7 por ciento, 12 por ciento y 20 por ciento en los grados 8, 10 y 12, respectivamente.
Estas tasas reflejan grandes disminuciones desde las cimas recientes a mediados de los años 1990: la tasa de tabaquismo entre los alumnos de octavo grado han caído en dos tercios, las de los alumnos de décimo en más de la mitad y la de los estudiantes en el duodécimo grado han disminuido en casi la mitad.
“No puedo siquiera empezar a decirle qué gran diferencia hará esto en la salud y la longevidad de esta generación”, dijo Lloyd Johnston, investigador principal en el estudio. “El hecho de que el tabaquismo continúe disminuyendo entre los adolescentes es particularmente alentador porque un par de años atrás parecía que la larga disminución del tabaquismo juvenil estaba a punto de terminarse”.
En los tres grados combinados hubo una disminución estadísticamente significativa de la prevalencia mensual del tabaquismo del 13,6 por ciento en 2007 al 12,6 por ciento en 2008. Todos los grados mostraron este año alguna reducción, pero fue mayor en los grados más avanzados. Las disminuciones de este año también son más notables entre los varones y los estudiantes que indican que irán a la universidad.
El estudio ha rastreado, de hecho, la conducta de tabaquismo de los alumnos de duodécimo grado por un período considerablemente más extenso, que se remonta a 1975. Su tasa de tabaquismo hoy es la más baja en todo el período de 33 años.
Los investigadores señalaron que a comienzos de la década de 1990 volvió a ponerse de moda el fumar cigarrillos entre los adolescentes estadounidenses, un cambio sobre el cual el estudio MTF atrajo considerable atención pública. A continuación hubo numerosas respuestas gubernamentales e institucionales a esa amenaza creciente y quizá la más importante fue el acuerdo entre la industria del tabaco y las fiscalías generales de los estados.
Ese acuerdo produjo algunos cambios inmediatos en la propaganda de cigarrillos en el país, incluida la terminación de los avisos de Joe Camel, y puso en marcha la Fundación del Legado Estadounidense que ha patrocinado campañas nacionales de avisos contra el cigarrillo enfocados a la juventud en los años transcurridos desde el acuerdo. Asimismo obligó a que las compañías de tabaco aumentaran considerablemente el precio de los cigarrillos para cubrir el costo del acuerdo con el gobierno, y el aumento de precios resultó en un factor disuasivo para los jóvenes. En numerosos estados y algunas municipalidades los precios de los cigarrillos subieron aún más por la imposición de impuestos a la venta de tabacos.
Una razón importante para la disminución de las tasas de tabaquismo en los últimos 10 años es que cada vez menos estudiantes siquiera prueban el cigarrillo. La proporción de alumnos de octavo grado que ha fumado un cigarrillo ha bajado del 49 por ciento en 1996 al 21 por ciento en 2008, una disminución de casi seis décimas.
Actitudes acerca del cigarrillo
Algo que se ha demostrado que influye en la probabilidad de que los jóvenes usen una droga es su creencia acerca de si el uso representa un peligro para el usuario. En el caso de los cigarrillos ha habido desde 1995 un incremento sustancial en la proporción de adolescentes que ven el consumo de una cajetilla de cigarrillos por día como “un gran riesgo” para el fumador.
Y las proporciones de adolescentes que dijeron que “reprobaban” el fumar una cajetilla de cigarrillos por día empezaron a subir un año después y ha seguido aumentando en años recientes. Sin embargo el incremento en la percepción de peligro no se continuó en 2008; de hecho hubo una disminución significativa en esta medida en 2008 entre los alumnos de grado 12. El rechazo al consumo de cigarrillos, si bien sigue siendo bastante alto, parece haberse estancado en 2008.
La gran mayoría de los adolescentes hoy dice que prefiere “ennoviarse con personas que no fumen”: 83 por ciento, 80 por ciento y 75 por ciento de los alumnos y alumnas de octavo, décimo y duodécimo grado, y casi dos tercios de todos ellos piensan que “convertirse en fumador refleja una falla de criterio”.
Estas actitudes se generalizaron más después de mediados de los años 1990, pero no han crecido mucho más en los últimos años, excepto en el duodécimo grado donde los contingentes anteriores de alumnos de octavo siguen recorriendo el espectro de edades y traen sus actitudes de más rechazo al hábito de fumar cigarrillos. Los investigadores dicen que los adolescentes deberían darse cuenta de que convertirse en fumador les hace menos atractivo a la gran mayoría del sexo opuesto, lo cual es un alto precio por el vicio.
La disponibilidad de cigarrillos para los adolescentes
La proporción de adolescentes que dicen que pueden conseguir cigarrillos “con bastante facilidad” o con “mucha facilidad”, si quieren conseguirlos, ha estado bajando por algunos años especialmente entre los adolescentes más jóvenes. Hoy el 57 por ciento de los alumnos de octavo grado —que en su mayoría tiene 13 ó 14 años de edad— dice que podrían conseguir cigarrillos con bastante facilidad.
Por muy alto que sea este número, está considerablemente por debajo del 77 por ciento en 1996. La disponibilidad es más alta para los alumnos de décimo grado, como podría esperarse, pero menos de ellos dicen que podrían conseguir cigarrillos fácilmente en 2008 (77 por ciento) comparado con 1996 (91 por ciento). Al parecer los esfuerzos de muchos estados y comunidades para que las tiendas minoristas no ventan cigarrillos a fumadores menores de edad han tenido cierto éxito, señalan los investigadores. A pesar de eso, sin embargo, la mayoría de los adolescentes —aún los más jóvenes— todavía dice que pueden conseguir cigarrillos si quieren conseguirlos.
Tabaco de mascar
Al igual que con los cigarrillos la prevalencia de 30 días del “tabaco sin humo” o tabaco de mascar alcanzó una cima reciente a mediados de los años 1900 y luego ha disminuido. Los tres niveles de grado escolar mostraron una reducción de aproximadamente la mitad en sus tasas de prevalencia mensual desde aquellas cimas, pero las disminuciones parecen haberse detenido en todos los grados y el uso se mantuvo bastante parejo este año.
Actualmente las tasas de prevalencia de cualquier uso de tabaco sin humo en los 30 días previos a la encuesta son del 4 por ciento, el 5 por ciento y el 7 por ciento en los grados 8, 10 y 12 respectivamente. Esto significa que uno de cada quince alumnos de la escuela secundaria usa actualmente tabaco de mascar. Sin embargo, entre los varones que representan casi la totalidad del uso de tabaco de mascar entre los adolescentes, las tasas son considerablemente más altas; 6 por ciento, 8 por ciento y 12 por ciento. En otras palabras uno de cada ocho varones en el duodécimo grado es un usuario de tabaco de mascar.
“Claramente las redes informales de familiares y amigos desempeñan un papel mayor en la distribución de estos medicamentos de receta a los usuarios jóvenes”, dijo Johnston.
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