ANN ARBOR, Michigan.— Un día Gisele Bigras era una estudiante universitaria a punto de completar otro año académico. Al día siguiente era una paciente de cáncer que enfrentaba una operación que le quitaría uno de sus dedos.
El diagnóstico: sarcoma epitelioide en su dedo medio. Bigras, de 19 años, se encontró conmovida y en pánico. Pero la música la calmó.
“La música siempre ha sido muy importante en mi vida. La terapia musical me ayudó a enfocarme en algo más que los acontecimientos traumáticos del diagnóstico de cáncer, y me ayudó a olvidar por una o dos horas, a irme a un mundo diferente por un rato”, dice.
Bigras es una de muchos pacientes que participan en la terapia musical en el Centro Integral del Cáncer de la Universidad de Michigan. La idea es usar la música para ayudar a que los pacientes lidien con los síntomas físicos, tales como el dolor, reduzcan su ansiedad y encuentren un canal para sus emociones.
“Nos dimos cuenta de que los pacientes tratan de lidiar con muchas cosas. Tratan de mantener todo bajo cierto control, y a veces si uno les proporciona un ambiente seguro y les da permiso para expresarse hay mucho que puede salir”, dice Megan Gunnell, terapeuta musical en el Centro Integral del Cáncer de la UM.
La terapia musical puede ser, simplemente, el escuchar música en vivo o grabada. O puede que sea tocar la guitarra, el piano, o simplemente sacudir una pandereta. Puede consistir en la composición de canciones o la discusión del significado de sus letras.
Para Gisele Bigras la terapia musical condujo a una oportunidad de escribir y grabar su propia canción. La canción titulada “Back on the Ground”, cubre tres etapas: la felicidad antes del cáncer, el caos del diagnóstico y la toma de conciencia, posterior, de que podía seguir adelante.
“Escuchar la canción me ayuda a darme cuenta de que estoy superando esto. Todo está bien, y puedo avanzar desde este punto”, señala.
La investigación de la terapia musical muestra que, además de ser una ayuda para la expresión emocional, la música ayuda en la reducción de la ansiedad y las percepciones del dolor. Los estudios hechos con control también muestran que los pacientes que reciben terapia musical muestran un mejoramiento en el funcionamiento de su sistema de inmunidad.
Gunnell señala que la música se remonta al útero donde los bebés escuchan la vibración de la voz de la madre, el latido de su corazón y el pulso natural de la vida.
“No es necesario que se tenga un antecedente musical para que se experimente la terapia musical”, añade Gunnell. “Uno puede participar porque todos somos naturalmente rítmicos. Ya hay muchos ritmos y melodías en el sistema de cada persona”.
Para empezar:
Éstas son algunas sugerencias firmes para disfrutar los beneficios calmantes de la música. Empiece con estas sugerencias:
- Escuche una música calmante, serena. El latido de su corazón cambiará para adaptarse al tempo de la música que escuche.
- Traiga un iPod o un aparato mp3 a las citas con su médico para ayudarle en el tiempo de espera y reducir la ansiedad.
- Escuche música en vivo. Busque actuaciones de músicos en su localidad.
- Analice las letras de una canción favorita y reflexione si ellas tienen algún significado para usted en este momento de su vida.
- Encuentre una música que se acomode a su estado de ánimo. La música puede darle sustento en una gran variedad de emociones.
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