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Los juegos de apuestas ofrecen alivio mental y distracción a los inmigrantes mexicanos indocumentados

02/03/2009

 

ANN ARBOR, Michigan.— Los inmigrantes mexicanos indocumentados que han vivido en Estados Unidos por más de ocho años a menudo han creado su estabilidad financiera, lo cual aumenta las probabilidades de que apuesten. Los juegos de apuestas ocurren con más frecuencia entre los inmigrantes indocumentados que dan cuenta de ingresos anuales de más de 10.000 dólares.

Un nuevo estudio de la Universidad de Michigan encontró que los inmigrantes que entraron a Estados Unidos y aquí han vivido después de 1996 tienen menos probabilidades de apostar si se les compara con los que han vivido en este país más tiempo.

“La estabilidad financiera, que puede incrementar con el número de años vividos en Estados Unidos, puede a su vez facilitar el comportamiento en lo que se refiere a las apuestas”, dijo Sandra Momper, autora principal y profesora asistente en la Escuela de Trabajo Social.

El estudio examinó la prevalencia y tipos de apuestas entre los inmigrantes mexicanos indocumentados en la ciudad de Nueva York. Esta población minoritaria es vulnerable y está expuesta a riesgos de problemas de juego dados su status inmigratorio y su bajo status socioeconómico, indicó Momper.

Los 431 participantes tenían edades entre 18 y 80 años. Más de la mitad de ellos (el 53,8 por ciento) indicó que había hecho apuestas alguna vez en su vida, y muchos de ellos de ellos (el 49,3 por ciento) habían adquirido boletos de loterías. Aproximadamente el 35 por ciento apostó hasta 100 dólares en efectivo en un solo día, y casi el 45 por ciento gastaba hasta 10 dólares en los boletos de lotería instantánea o loterías mayores.

Casi ocho de 10 hombres en el grupo estudiado, jugaban apuestas. “Esto puede reflejar el hecho de que los hombres continúan los papeles de género estereotípicos según los cuales la conducta arriesgada de los hombres, como en las apuestas, no sólo se tolera sino que puede alentarse como parte de lo que significa ser ‘hombre’”, dijo Momper.

Las probabilidades de que apuesten en algún momento de sus vidas son altas para los inmigrantes que dijeron que enviaban dinero a sus familiares o amigos en su país de origen. A menudo los inmigrantes envían una porción significativa de sus ingresos a sus familiares.

Los inmigrantes que dijeron que habían apostado también indicaron elevados niveles de integración lingüística y social en la cultura estadounidense.

Los investigadores encontraron asimismo que los inmigrantes que daban cuenta de una mala salud mental (estrés, depresión y problemas emocionales) eran los que tenían más probabilidades de jugar apuestas, aunque los que tenían los peores problemas de salud mental dieron cuenta de menos apuestas.

“Es posible”, dijo Momper, “que las personas que sufren depresión se vuelquen a las apuestas para escapar o para aliviar los síntomas de su trastorno”.

Momper hizo el estudio junto con Vijay Nandi y Danielle Ompad, de la Academia de Medicina de Nueva York; el profesor Jorge Delva, de la Escuela de Trabajo Social, y el profesor Sandro Galea, de la Escuela de Salud Pública.

Las conclusiones se publican en la edición de marzo de la revista Journal of Gambling Studies.

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