ANN ARBOR, Michigan.— Numerosas especies de mamíferos de Michigan están extendiéndose rápidamente hacia el norte, aparentemente como respuesta al cambio climático, según indica un nuevo estudio. En el proceso estas especies, históricamente sureñas, van remplazando a sus contrapartes norteñas. Las conclusiones a las que llegaron los investigadores en la Universidad de Michigan, la Universidad estatal de Michigan, y la Universidad Miami, de Ohio, se publican en la edición del 14 de mayo de la revista Global Change Biology.
“Cuando uno lee acerca de los cambios en la flora y la fauna relacionados con el calentamiento climático, la mayor parte de lo que uno lee es de naturaleza predictiva –acerca de cosas que ocurrirán en el futuro- o se restringe a una especie que vive en ambientes extremos o remotos, como los osos polares en el Ártico”, dijo el autor principal Philip Myers, profesor de ecología y biología de la evolución en la UM. “Pero este estudio documenta cosas que ocurren ahora, aquí mismo”.
Myers y sus colaboradores analizaron la distribución y los registros de abundancia de las zarigüeyas (comadrejas) y ocho especies de pequeños roedores del bosque. Además de los datos recolectados de animales capturados vivos en los últimos 30 años, los investigadores usaron intensamente especimenes y notas en museos de investigación incluidos el Museo de Zoología de la UM y el Museo de la Universidad estatal de Michigan.
“No se han aprovechado como se debería las colecciones en los museos para el estudio de los efectos del cambio climático”, dijo Myers. “Tenemos la suerte en Michigan de contar con un recurso asombroso en la colección del Museo de Zoología de la UM que contiene registros muy buenos de miles de especies de Michigan, recogidos en cientos de lugares, con muestras tomadas en los últimos cien años”.
Hubo un área de estudios que resultó especialmente valiosa para las comparaciones de largo plazo. El Club Huron de Montaña, una franja de 7.285 hectáreas de bosque prístino en la Península Superior de Michigan, que pertenece a una asociación privada, incluye un sector de investigación de 2.590 hectáreas donde se permite que los científicos lleven a cabo trabajos de terreno.
La Fundación Huron de Vida Silvestre, un grupo sin fines de lucro, ha financiado tres censos de animales en esa región: la primera entre 1939 y 1942, la segunda entre 1972 y 1973, y la más reciente de 2004 a 2005, cuando la estudiante graduada de la UM, Allison Poor Haraminac, usó métodos de captura y cuadrículas como los empleados en los estudios anteriores.
Mediante la combinación de datos de captura en el Club Huron de Montaña y otros sitios con el material del museo y los informes de animales muertos en las rutas los investigadores acumularon un total de 50.000 registros, de los cuales 14.614 fueron acerca de las nueve especies de mamíferos en el estudio.
El análisis de estos registros mostró una imagen de mamíferos en marcha.
De las nueve especies de mamíferos examinadas, cuatro tienen áreas firmes donde se han establecido o donde ha aumentado su abundancia, en tanto que cinco han mermado. Las especies que muestran incrementos —el ratón de pata blanca, las ardillas voladoras sureñas, las ardillas listadas del este, y la comadreja común— son todas especies sureñas, en tanto que las especies que mostraron merma —el ratón ciervo del monte, el ratón del monte de lomo rojo, las ardillas voladoras norteñas, los ratones saltones del busque, y las ardillas listadas pequeñas— son todas especies norteñas.
Los patrones de expansión del sur al norte corresponden a lo que puede esperarse si el cambio climático es lo que causa el avance, pero ¿podría
haber otrs explicaciones tales como la regeneración forestal o la influencia humana?
“Claramente hay ahora mucho más bosque que a fines del siglo XIX y comienzos de la década de 1900, cuando la tala y los incendios destruyeron casi completamente los bosques en las regiones norteñas de los Grandes Lagos”, dijo Myers. “Pero esto no funciona como explicación para los patrones que vemos dado que las especies que se mudan y están incrementándose son, de hecho, las que medran mejor cuando los bosques son talados”. Además el cambio ocurre aún en los bosques nunca talados del Club Huron de Montaña.
Igualmente los incrementos en la población humana y los cambios en el uso de la tierra que la acompañan no pueden explicar completamente los cambios en la distribución y los patrones de abundancia de los mamíferos, dijo Myers. Por un lado los cambios en los mamíferos no se restringen a los hábitat que han sido trastornados por la habitación humana. Y por otro, esos cambios se aprecian tanto en la Península Inferior, donde la población humana ha aumentado en los últimos cincuenta años, y en la Península Superior, donde la tendencia ha ido en dirección opuesta.
Esto deja el cambio climático como causa probable. Pero ¿ha ocurrido realmente tal calentamiento en Michigan?
Para averiguarlo los investigadores recopilaron los datos de temperaturas diarias, máximas y mínimas, del Centro Nacional de Datos del Clima en 16 estaciones meteorológicas de la Península Superior, donde los cambios en la comunidad de roedores pequeños de los bosques han sido especialmente pronunciados. Luego calcularon los promedios mensuales de temperaturas mínima y máxima diarias para cada año entre 1970 y 2007, para cada estación meteorológica y para la región como un todo.
En los 16 sitios las temperaturas diarias promedio, mínima, anuales aumentaron significativamente en el período de 37 años. Las temperaturas diarias promedio, máximas, anuales también subieron, aunque no de manera tan notable.
Los resultados y las conclusiones obtenidos por el equipo investigador se asemejan a los de otros grupos que han documentado la expansión hacia el norte de especies particulares en Wisconsin y Notario, y un traslado de elevaciones bajas a más altas en el Parque Nacional Yosemite.
¿Cuál será el impacto último de los cambios en las comunidades de mamíferos de Michigan?
“No lo sabemos”, dijo Myers. “Estamos hablando de los mamíferos que son más comunes allí, mamíferos que tienen un considerable impacto ecológico. Ellos son los que dispersan las semillas, comen semillas, son los que comen los insectos que matan a los árboles, los que dispersan los hongos que crecen en las raíces de los árboles y que son necesarios para que los árboles crezcan, son la base de las presas para numerosos pájaros, otros mamíferos y reptiles carnívoros. Pero no sabemos lo suficiente acerca de sus historias naturales como para pronosticar si un reemplazo de especies norteñas con sus equivalentes sureñas pasará desapercibido o si será catastrófico. Podría resultar de cualquiera de las dos maneras. Lo que sí podemos decir es que existe el potencial de que ocurran cambios graves, y que sería muy inteligente de nuestra parte que tratemos de preverlo, aunque esto requerirá mucha investigación ecológica detallada y enfocada”.
Además de Myers y Haraminac, los investigadores involucrados en el estudio son Barbara Lundrigan de la Universidad estatal de Michigan, Susan Hoffman de la Universidad Miami, y la estudiante Stephanie Seto de la UM. La investigación tuvo apoyo de la Fundación Huron de Montaña de Vida Silvstre, el Departamento de Recursos Naturales de Michigan, la Universidad Miami, la Universidad estatal de Michigan, el Programa de Oportunidades de Investigación para Estudiantes No Graduados en la UM, la Escuela Racham de Graduados, y la Estación Biológica de la UM.
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