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Investigadores y estudiantes de la Universidad de Michigan estudian el medio ambiente en la Patagonia

14/05/2009

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Escrito por Sheryl James (Especial para la publicación Michigan Today)

Llaman a la región Patagonia, un nombre lírico que va a la par de su belleza de cuento de hadas. Como parte de Argentina y de Chile, tiene campos de hielo y glaciares en el sur y montañas que se elevan en la bruma grisazúl hacia el este. Las cautivadoras cascadas se vuelcan rugiendo desde los acantilados a ríos tan limpios que la gente bebe el agua directamente de su corriente. Los guanacos pastan en planicies vírgenes. La tierra es "prístina, inmaculada", según Mat Raubinger, un estudiante de la Universidad de Michigan, y la mayor parte esta ubicada en Chile, un país con tanta diversidad. "Hay pingüinos en el desierto y flamencos en el hielo".

Raubinger es uno de los 18 estudiantes que viajaron en abril a Chile. Otra es Mary Lemmer quien describe la experiencia como "fantástica, increíble, algo que te cambia la vida".

El viaje de 10 días a Chile es parte del curso "Desarrollo de energía sustentable en América del Sur", que dictan el profesor Steven Wright de la cátedra Thurnau de Ingeniería Civil y Ambiental en el Colegio de Ingeniería, y Sara Adlerstein, científica investigadora en la Escuela de Recursos Naturales y el Ambiente. La expedición cuenta con apoyo del Instituto Graham de Sustentabilidad Ambiental, que no financia el viaje a Chile por diversión sino para el estudio serio de asuntos ambientales en el mundo real.

Los estudiantes deben solicitar su participación en esta clase y se les admite como "Académicos Gram.". Los solicitantes provienen de todas las disciplinas académicas. Y esto no es accidental. El Instituto Graham se estableció en 2006, y Wright es su director de facultad, para financiar el trabajo multidisciplinario en sustentabilidad ambiental.

El Instituto, de hecho, tiene tres criterios para los cursos que financia: deben involucrar asuntos relacionados con la sustentabilidad ambiental, el enfoque debe ser multidisciplinario, y debe haber un contexto internacional para el estudio lo cual, según Wright, "es una de las partes atractivas para los studiantes. Pueden realmente ir de visita a sitios internacionales en torno a los cuales giran los cursos".

Esta clase en particular estudia las propuestas para la construcción de grandes represas en la Patagonia. Si bien es cierto que las represas podrían generar hidroenergía para Chile, los costos sociales y ambientales serán elevados. Wright dice que los estudiantes "tratan de comprender la situación" y determinar si "puede haber formas mejores de generar la energía que el país necesita".

Lemmer es una estudiante de primeros años que centra sus estudios en la administración de empresas en la Escuela Ross de Negocios. Complementa su curso académico con estudios ambientales.

"Una de las metas de mi carrera es la puesta en marcha de una firma de capital de riesgo para invertir en tecnología limpia en la región del Medio Oeste", dijo. "Lo que aprendí acerca de la sustentabilidad energética en desarrollo en América del Sur me ayudó a desarrollar mi comprensión de las implicaciones políticas, económicas y sociales en la ejecución de los proyectos energéticos".

Raubinger, un estudiante de grado avanzado, enfoca sus cursos académicos en ingeniería de operaciones mecánicas e industriales, y tiene también "una pasión por el ambiente", dijo. El estudiante tiene la esperanza de conseguir un empleo en el área de la energía alternativa. "Yo entiendo qué tipo de ingeniería se aplica en estos proyectos, pero el clima político, qué tipo de oposición a estos proyectos se encara desde diferentes grupos, todo ha sido diferente de lo que hubiera aprendido en una clase de ingeniería".

Otros alumnos en el curso estudian política pública, ciencias políticas, geología y economía, entre otras disciplinas. Estos antecedentes variados, combinados con la experiencia en el terreno en Chile, hacen casi imposible que algún estudiante se confíe en las viejas premisas o teorías de torre de marfil. La clase y sus propios compañeros de curso cuestionan cada concepto preconcebido.

Wright y Adlerstein desarrollaron el curso en 2008. "Nuestra meta", dice Adlerstein, quien nació y se educó en Chile, "era que los estudiantes comprendieran que los asuntos relacionados con el ambiente y el conflicto con aspectos económicos y sociales son complejos, y que es muy difícil llegar a alguna conclusión si uno mira las cosas desde una sola perspectiva".

El curso se divide, más o menos, en tres segmentos. Primero, por varias semanas, Wright y Adlerstein conducen clases o traen disertantes invitados que hablan sobre asuntos tales como ecosistemas de ríos, energía alternativa, política y leyes hídricas, principios, perspectivas de la organización no gubernamental, y aspectos básicos de la hidroenergía. Luego, los estudiantes, trabajando en grupo, también investigan y hacen presentaciones antes del viaje acerca de aspectos políticos, sociales y culturales de Chile. El segmento final consiste de más estudio y las presentaciones finales de los grupos de estudiantes.

El segmento medio, y el punto culminante de la experiencia de aprendizaje, es un viaje de 10 días a Chile donde los estudiantes visitan los sitios donde se han propuesto proyectos de hidroenergía, y el contacto con personas que representan todos los puntos de vista: gente de las empresas que proponen las represas, dirigentes de los principales grupos opuestos, personas de la industria turística, y chilenos comunes. Los estudiantes también toman clases en la Universidad de concepción.

Lemmer aprendió una lección crucial sobre política ambiental durante su viaje, según dijo. Después de escuchar a las partes principales, se dio cuenta de que "la compañía dice cualquier cosa que sea conveniente según la persona con la que estén hablando". Cuando se trababa de personas preocupadas por la intrusión de trabajadores en sus pueblitos "los presentantes de la compañía decían ‘Mantendremos a todos los trabajadores en campos alejados de ustedes’", señaló Lemmer. Pero a quienes les interesaba más el desarrollo económico se les decía que los obreros y otros empleados estarían activos en la ciudad y ayudarían a la actividad económica. "Y éstas son cosas muy contradictorias. Una no puede tomar lo que la gente dice solo en el aspecto superficial. Hay que ver lo que realmente dicen, qué significa lo que dicen, y lo que harán realmente. Y ésa fue una lección clave para mí".

Lemmer, quien dijo que la hermosura de Chile le recordó la serie "Planeta Tierra" de la BBC (a menudo se encontró preguntándose "¿De veras estoy aquí?") retornó simpatizando con los grupos de oposición y con la necesidad de hallar otras opciones para la generación de energía.

Raubinger, en cambio, no está tan seguro. "Fue duro, porque pude ver desde el punto de vista de la crisis energética que experimenta Chile que (el proyecto) sería muy beneficioso, aunque haya impactos negativos tales como el tamaño de los embalses que crearían estas represas. Pero son muy pequeños en comparación con otros proyectos que estudiamos. Pero también está el hecho de que la energía se generará tan lejos de los sitios donde se la use"—una distancia como la que separa a Georgia de Michigan en EEUU, "y eso hace que sea difícil justificarlo. Creo que, tomando todo en cuenta, no he decidido todavía si sería positivo o no".

Adlerstein expresó algo en lo que todos podrían estar de acuerdo. "Pienso que el viaje fue excelente cada día. Aprendimos cosas diferentes y conocimos gente distinta, vimos diferentes sitios, pero todos eran increíblemente bellos, la gente nos dio mucha información, y las discusiones fueron enriquecedoras".

El resultado final, añadió, fue especialmente impresionante. "No esperábamos que los estudiantes aprendieran cifras, o hechos o que recordaran nombres. Queríamos que vieran cómo todos los asuntos son tan interdisciplinarios. Que vieran que necesitan aprender sobre el impacto que estos proyectos tienen sobre la población, sobre el ambiente, la economía, y que llegarán a algunas conclusiones".

Este curso y otros como él, dijo Adlerstein, crearán "nuevos profesionales que integrarán la información de varios campos. ése es el tipo de personas que necesitamos para el futuro".

Sheryl James es periodista de Brighton, Michigan que ganó del premio Pulitzer

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