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La inseguridad del empleo conduce a problemas de salud en los trabajadores en Estados Unidos, según un estudio de la UM

27/08/2009

ANN ARBOR, Michigan.— La persistente inseguridad del empleo es una amenaza importante para la salud de los trabajadores, de acuerdo con un nuevo estudio que publica la edicióna actual (septiembre de 2009) de la revista de evaluación por colegas Social Science and Medicine. El estudio usó datos de largo plazo de dos encuestas de muestras representativas nacionales de la población de EEUU para evaluar el impacto de la inseguridad crónica en el empleo aparte de la pérdida del empleo en sí misma.

“Los grandes cambios habidos en el mercado laboral de EEUU han debilitado los lazos entre empleadores y empleados y han alimentado las percepciones de inseguridad en el empleo”, dijo la socióloga de la Universidad de Michigan, Sarah Burgard, profesora investigadora asistente en el Instituto de Investigación Social (ISR) de la UM.

“El estudio proporciona las pruebas más firmes hasta la fecha de que la inseguridad persistente del empleo tiene un impacto negativo sobre la salud del trabajador. De hecho la inseguridad crónica del empleo fue un factor más fuerte para vaticinar los problemas de salud que el tabaquismo o la hipertensión en uno de los grupos que estudiamos”, añadió Burgard.

La investigadora y sus colegas Jennie Brand, de la Universidad de California en Los Ángeles, y James House de la UM, analizaron datos de más de 1.700 adultos recogidos en períodos de tres a diez años. Las entrevistas con las mismas personas en diferentes períodos permitieron que las investigadoras develaran la conexión entre la mala salud y la inseguridad laboral, y que cotejaran el impacto de la pérdida real del empleo y otros factores. Uno de los estudios se realizó entre 1986 y 1989 y el otro entre 1995 y 2005.

“Puede parecer sorprendente que la inseguridad del empleo crónicamente elevada esté vinculada de manera más fuerte con el deterioro de la salud que la pérdida real del empleo, o el desempleo”, dijo Burgard, quien está afiliada con el Departamento de Sociología y con la Escuela de Salud Pública de la UM. “Pero hay numerosas razones por las cuales esto ocurre. La constante ambigüedad acerca del futuro, la incapacidad para tomar acción a menos que ocurra de una vez el acontecimiento temido, y la falta de apoyo institucionalizado en relación con la inseguridad percibida, se cuentan entre esas razones”.

Para medir los sentimientos de inseguridad laboral, a los participantes en un estudio se les preguntó: “¿Cuán probable es que, durante los próximos dos años, usted pueda perder, involuntariamente, su principal empleo?”.

A los participantes en el estudio se les preguntó: “Si usted quisiera permanecer en su empleo actual ¿cuáles son las probabilidades de que lo mantenga por los próximos dos años?”.

En cualquiera de los períodos hasta el 18 por ciento de los encuestados expresó sentimientos de inseguridad acerca de sus empleos. Pero sólo alrededor del 5 por ciento de los participantes en la primera encuesta, y el 3 por ciento de los participantes en la segunda informaron que sentían ansiedad acerca de sus empleos en las dos fechas diferentes en las que fueron entrevistados.

Para reducir las probabilidades de que el pesimismo o la negatividad subyacentes fuesen responsables por el grado de inseguridad laboral que sentían los participantes, las investigadoras también hicieron controles por neurosis preguntando a los participantes en qué medida se describirían a sí mismos como personas de estado de ánimo voluble, con tendencia a preocuparse mucho, nerviosas o calmadas. También hicieron controles por grupo étnico, estado civil, educación, y características del empleo, incluido el empleo independiente.

Según Burgard las conclusiones del estudio tienen implicaciones potenciales tanto para políticas como para la intervención.

“Es poco probable que los programas diseñados para los trabajadores desempleados resuelvan los problemas que encaran las personas que siguen empleadas pero están, de manera persistente, inseguras acerca de su empleo”, señaló. “Cuando se toma en consideración que no es sólo el ingreso sino otros muchos de los beneficios importantes que dan a las personas en Estados Unidos cierta tranquilidad –incluidos los beneficios del seguro médico y la jubilación- los que están vinculados con el empleo para la mayoría de la gente es comprensible que la persistente inseguridad laboral sea tan estresante”.

“Necesitamos aprender más acerca de las condiciones que generan o cambian las percepciones del trabajador acerca de la seguridad de su empleo. Luego las organizaciones quizá deseen intervenir para reducir las percepciones de inseguridad, o quizá algunas medidas gubernamentales más amplias puedan ayudar a mitigar el grado de estrés vinculado con la inseguridad laboral percibida”, continuó. “ Las tensiones agudas y crónicas adicionales en el empleo y en otras áreas de la vida también podrían empeorar o mitigar el impacto de la inseguridad laboral a largo plazo”.

“Sin duda la inseguridad del empleo no es cosa nueva, pero los números de personas que experimentan una inseguridad laboral persistente podrían ser considerablemente más altos durante esta recesión global, de manera que estas conclusiones podrían aplicarse hoy de manera mucho más amplia que hace unos pocos años atrás”, concluyó.

Los investigadores recibieron para este trabajo apoyo de la Fundación Robert Word Johnson y el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano. Los investigadores usaron datos del estudio American’s Changing Lives, sustentado en parte por el Instituto Nacional del Envejecimiento, y del Estudio de Vida Adulta en Estados Unidos, financiado en parte por la Fundación John D. and Catherine T. McArthur.

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