ANN ARBOR, Michigan.— Más vale hacerse ver que pasar desapercibido en la multitud, al menos si usted es una avispa del papel en una colonia donde las peleas entre vecinos del panal determinan el estatus social. Ésta es la conclusión de un estudio de investigadores de la Universidad de Michigan que se publica esta semana en la revista Evolution.
“Conviene ser diferente, que se destaque una marca que anuncie su identidad”, dijo el estudiante Michael Sheehan, quien colaboró en la investigación con la bióloga evolucionaria Elizabeth Tibbetts.
En una investigación anterior Tibbett mostró que las avispas del papel (Polistes fuscatus) reconocen a los individuos por variaciones en sus marcas faciales y que se comportan de manera más agresiva hacia las avispas que tienen marcas desconocidas. El año pasado Tibbetts y Sheehan publicaron un artículo en Current Biology que demuestra que estas avispas tienen memorias sorprendentemente perdurables y que sustentan su comportamiento en lo que recuerdan de las interacciones sociales previas con otras avispas.
Esto es importante en una especie como P. fuscatus en la cual múltiples reinas establecen panales comunales y cuidan de las crías en forma cooperativa, pero también compiten para formar una jerarquía de dominación por linaje. Los individuos que recuerdan a cuáles otros han venido, y por cuáles otros han sido vencidos, se ahorran el gasto de energía en la repetición de encuentros agresivos y eso, presumiblemente promueve la estabilidad de la colonia al reducir las fricciones.
En su trabajo más reciente Sheehan y Tibbetts procuraron determinar si las avispas se benefician individualmente no sólo porque puedan reconocer a otros, sino porque son reconocibles ellas mismas. La mayoría de los estudios anteriores del reconocimiento individual —que ocurre no sólo en las avispas y abejas sociales, sino también en una variedad de criaturas incluidos los camarones, las salamandras, los pingüinos y los humanos— se han enfocado solamente en la presencia o ausencia de esa habilidad en una especie determinada. Pero es poca la investigación que se ha ocupado en el individuo que es reconocido.
Para investigar los pro y los contra de destacarse en el grupo, los investigadores alteraron las pautas faciales de las avispas y formaron grupos de cuatro avispas reinas no relacionadas, en las cuales tres avispas tenían aspecto similar y una era claramente diferente de las otras. Los investigadores luego registraron en vídeo los encuentros entre las avispas y revisaron las grabaciones para un registro y puntuación de todos los actos de agresión.
Encontraron que las avispas con marcas claramente distintivas tenían menos probabilidades de ser blanco de la agresión que las avispas de aspecto similar.
“Dado que el ser objeto de la agresión es costoso, en términos de lesiones o gasto de energía, estos resultados indican que el ser muy distinto tiene sus beneficios”, dijo Sheehan.
En su próximo trabajo los investigadores quieren estudiar los posibles sustentos genéticos de las variaciones faciales que ocurren naturalmente en las avispas y observarán con más atención la forma en que las sociedades enteras de avispas se benefician por la presencia de miembros distintos, fácilmente reconocibles.
“Hemos demostrado el beneficio de ser diferente”, dijo Sheehan. “Ahora queremos explorar los beneficios de la diversidad”.
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