Noticias

La obesidad infantil puede contribuir al comienzo tardío de la pubertad en los varones

01/02/2010


Estudio de la UM encuentra que el aumento de la grasa en los varones puede anunciar un comienzo tardío de la pubertad

ANN ARBOR, Michigan.—Las tasas crecientes de niños con exceso de peso y obesos en Estados Unidos puede estar contribuyendo a un comienzo más tardío de la pubertad en los varones, según investigadores de la Universidad de Michigan.

En un nuevo estudio publicado en la edición de febrero de la revista Archives of Pediatrics and Adolescent Medicine, los investigadores muestran que un índice más alto de masa corporal durante la infancia temprana y media en los varones está asociado con un comienzo más tardío de la pubertad. Éste es uno de los primeros estudios longitudinales en Estados Unidos que examina la vinculación entre el status de peso y las fechas de comienzo de la pubertad de los varones.

“Encontramos que el aumento de la grasa en el cuerpo está vinculado con un comienzo más tardío de la pubertad en los varones, al contrario de lo que hemos visto en las niñas, dado que las niñas con más peso tienden a desarrollarse más temprano en lugar de hacerlo más tarde. Nuestro estudio muetra que la relación entre la grasa corporal y el comienzo de la pubertad no es la misma para los varones y para las niñas”, dijo la endocrinóloga pediátrica de la UM, Joyce M. Lee, autora principal del estudio.

Las tasas de obesidad infantil han aumentado a más del doble en Estados Unidos en las últimas dos décadas, y se ha hecho cada vez más importante el comprender mejor la forma en que el exceso de grasa corporal pueda impactar el crecimiento y el desarrollo de un niño o una niña, añadió Lee.

“Aunque ha habido numerosos estudios longitudinales que han considerado el vínculo entre la grasa corporal y la pubertad en las niñas, se han hecho pocos esudios de los varones. Los resultados de nuestro estudio indican que el exceso de peso puede contribuir a un comienzo más tardío de la pubertad en los varones. Nuestras conclusiones tienen implicaciones importantes para entender las diferencias sexuales en los mecanismos fisiológicos d ela pubertad”, dijo Lee, profesora asistente en el Departamento de Pediatría y Enfermedades Contagiosas.

Para estudiar la relación entre el peso y el comienzo de la pubertad Lee y sus colegas observaron a 401 varones de diversos entornos socioeconómicos en 10 regiones de Estados Unidos, utilizando tatos de los Institutos Nacionales d eSalud y el Estudio de Desarrollo Humano de Cuidado de la Infancia Temprana y Desarrollo Juvenil. El estudio comprendió a niños, gestados únicos a término, nacidos en 1991 en 10 áreas geográficas y medidos por peso y altura entre las edades de 2 a 12 años.

El estudio dividió a los niños en trayectorias de índice de masa corporal (IMC) baja, intermedia y alta. Noventa y siete de los niños en el grupo de trayectoria de bajo IMC (el 7 por ciento) tuvieron un comienzo tardío de la pubertad. Entre los niños con trayctoria de IMC intermedio 196 (esto es el 13,3 por ciento) tuvieron comienzo tardío de la pubertad. Y entre los niños con trayectoria de IMC alto 114 (es decir el 14 por ciento) tuvieron un comienzo tardío de la pubertad.

La pubertad se mide por las etapas de los genitales en la escala Tanner. Hay cinco etapas de la pubertad en esta escala que observa el crecimiento de testículos y pene. Los varones que estaban en la Etapa 1, definida como la ausencia de desarrollo genital, a los 11 años y medio de edad, se definieron como los que pasaban por un comienzo tardío de la pubertad.

“Teniendo en cuenta la reciente epidemia de obesidad infantil, se necesitaban estudios adicionales que investigaran más el vínculo epidemiológico entre grasa e inicio de la pubertad, y la progresión en los varones como asimismo los mecanismos fisiológicos responsables”, añadió Lee.

Además de Lee los coautores son Danielle Appugliese, de la Escuela de Salud Pública en la Universidad de Boston; Niko Kaciroti y Julie. C. Lumeng, de la Universidad de Michigan; y Robert F. Corwyn y Robert H. Bradley de la Universidad de Arkansas.

El estudio se financió con donaciones del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano y la Asociación Cardiaca Estadonidense.

Contacto (español): Vivianne Schnitzer
Teléfono: 1-734-763-0368

Contacto (inglés): Margarita Bauza

Teléfono: (734) 764-2220