ANN ARBOR, Michigan.— Cada otoño, con tanta puntualidad y certidumbre como la caída de las hojas de los árboles, la temporada de gripe desciende sobre nosotros. Cada primavera, y de forma igualmente predecible, la temporada concluye. Este patrón cíclico, común en las regiones templadas, es bien conocido, pero las fuerzas que lo causan han sido motivo de debate.
¿Es que las cepas de la gripe mueren en cada primavera y son reemplazadas por nuevas cepas de otras partes del mundo o es que durante el verano persiste una “cadena oculta de enfermedad” que siembra la epidemia de la próxima temporada? Un análisis genético llevado a cabo por Trevor Bedford, un doctorado de la Universidad de Michigan, y colegas de la UM, el Instituto Médico Howard Hughes y la Universidad estatal de Florida revela que en Estados Unidos no todas las cepas de gripe mueren al final de cada invierno, algunas se trasladan hacia América del Sur y otras migran aún más lejos. El artículo se publica el 27 de mayo en la revista de acceso abierto Public Library of Science Pathogens
“La opinión dominante que se ha desarrollado a lo largo de los últimos tres años más o menos es la hipótesis que se ubica afuera de los trópicos y sostiene que las cepas que causan cada temporada de gripe en regiones templadas se originan en China y el sudeste de Asia donde el virus de la gripe A es menos estacional”, dijo Bedford. Él y sus colegas pusieron a prueba esta hipótesis analizando las secuencias genéticas de virus de gripe A (H3N2) recolectados de pacientes de todo el mundo entre 1988 y 2009, y construyendo un “árbol genealógico” que muestra las relaciones entre los virus. El modelo matemático resultante da cuenta de los procesos de evolución y las tasas de migración.
“Encontramos que si bien China y el sudeste de Asia desempeñan el papel mayor en la red de migración de la gripe A, las regiones templadas, particularmente en Estados Unidos, también hacen contribuciones importantes”, dijo Bedford. En lugar de morir al término de una temporada de gripe, muchas cepas simplemente se trasladan a ambientes más favorables.
Los resultados tienen implicaciones para los esfuerzos de salud pública apuntados a combatir la enfermedad. Por ejemplo el nuevo conocimiento de que la gripe, frecuente, migra afuera de EEUU sugiere la conveniencia de una mayor cautela en el uso de fármacos antivirales que pueden promover el desarrollo de cepas resistentes a esos fármacos.
Si, como se pensaba antes, estas cepas murieran al término de la estación, no serían un problema, pero su capacidad recién descubierta de sobrevivir y circular significa que las cepas resistentes a los medicamentos pueden propagarse desde Estados Unidos a todo el mundo. Por otra parte, estas conclusiones también significan que los programas de vacunación afuera de China y del sudeste de Asia pueden ser eficaces para disminuir la propagación de la gripe.
Además un conocimiento creciente de los patrones de migración de la gripe eventualmente hará posible la adecuación de las vacunas a regiones particulares, dijo Bedford.
“Encontramos, por ejemplo, que América del Sur recibe casi toda su gripe desde América del Norte”, indicó. “Esto indicaría que, en lugar de dar en América del Sur la misma vacuna que se distribuye en todo el mundo, se podría producir de manera preferente vacunas de las cepas que estuvieron circulando en América del Norte en la temporada anterior. A medida que recolectamos más datos de otras regiones, esto podría hacerse para todo el mundo”.
La investigación también puede incorporarse a la vigilancia de esta enfermedad, señaló Bedford.
“Con este tipo de investigación tenemos una idea más clara de dónde procede, realmente, la gripe en el mundo. Sabemos que procede, mayormente, del sudeste de Asia pero también vemos que puede provenir de regiones templadas, de manera que nuestra vigilancia debe hacerse más global”, dijo.
Los coautores con Bedfor del artículo son la doctorada Sarah Cobey, el profesor Peter Beerli de la Universidad estatal de Florida, y Mercedes Pascual quien es Profesora Colegiada de la Dotación Rosemary en Ecología y Biología Evolucionaria e investigadora en el Instituto Médico Howard Hughes.
La investigación la financiaron el Instituto Médico Howard Hughes, los Institutos Nacionales de Salud y la Fundación Nacional de Ciencias.
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