individuos de grupos vecinos para ampliar su propio territorio, según
un estudio realizado durante 10 años de una comunidad de chimpancés en
Uganda que proporciona la primera prueba definitiva de esta función de
su comportamiento, sobre la cual se ha sospechado por mucho tiempo. Las conclusiones a las cuales llegó el ecólogo de
conducta de primates John Mitani, de la Universidad de Michigan, se
publican en la edición del 22 de junio de la revista Current Biology. Durante una década de estudio los investigadores
observaron 18 ataques fatales y encontraron señales de otros tres
perpetrados por miembros de una extensa comunidad de unos 150
chimpancés en Ngogo, en el Parque Nacional Kibale. Luego, en el verano de 2009, los chimpancés de Ngogo
empezaron a usar el área donde ocurrieron dos tercios de esos
incidentes con lo cual ampliaron su territorio en un 22 por ciento.
Los chimpancés empezaron a trasladarse, a socializar y a alimentarse
con sus frutas favoritas en la nueva región. “Cuando empezaron a trasladarse a esta área no demoramos
mucho para darnos cuenta de que habían matado a muchos otros
chimpancés allí”, dijo Mitani. “Nuestras observaciones ayudan a
resolver cuestiones de larga data acerca de la función de la agresión
letal entre grupos de chimpancés”. Mitani es Profesor Colegiado de la cátedra James N.
Spuhler en el Departamento de Antropología. Sus coautores son David
Watts, un profesor de antropología en la Universidad Yale, y Sylvia
Amsler, disertante en antropología en la Universidad de Arkansas en
Little Rock. Amsler trabajó en este proyecto como estudiante de grado
en la UM. Los chimpancés, junto con los bonobos, son los primates
vivos más cercanos a los humanos. Los antropólogos han sabido por
largo tiempo que matan a sus vecinos y sospechaban que lo hacían para
apoderarse de sus territorios.
“Aunque algunas observaciones anteriores parecen
sustentar esa hipótesis hasta ahora no habíamos tenido pruebas claras
y definitivas”, dijo Mitani. Los incidentes ocurrieron cuando los primates estaban en
“patrullas limítrofes” subrepticias y rutinarias dentro del territorio
de los vecinos. Amsler, quien condujo el trabajo de terreno en este
proyecto, describió uno de los ataques que ella presenció en el
extremo nororiental del territorio Ngogo. Amsler y un colega seguían a
27 machos adultos y uno adolescente y una hembra adulta. “Habían estado de patrulla afuera de su territorio por
más de dos horas cuando sorprendieron a un pequeño grupo de hembras de
la comunidad que residía al noroeste”, señaló Amsler. “Casi de
inmediato después que hicieron contacto los machos adultos en el grupo
de patrulla empezaron a atacar a las hembras desconocidas, dos de las
cuales cargaban infantes dependientes”. Los patrulleros Ngogo capturaron y mataron a uno de los
infantes bastante rápido. Lucharon por unos 30 minutos para arrebatar
el otro infante a su madre pero no lo lograron. Los chimpancés de
Ngogo luego descansaron por una hora manteniendo a la hembra y su
infante cautivos. Y luego reanudaron el ataque. “Aunque nunca lograron arrebatar el infante a su madre,
obviamente el infante estaba malherido y no creemos que haya podido
sobrevivir”, indicó Amsler. En la mayoría de los ataques observados en este estudio
los chimpancés infantes resultaron muertos. Mitani cree que esto puede
ser porque los infantes son blancos más fáciles que los chimpancés
adultos. Los científicos no están totalmente seguros, todavía,
acerca de si el motivo último de los chimpancés es la captura de
recursos o de hembras, y no han desechado la posibilidad de que los
ataques puedan atraer nuevas hembras a la comunidad Ngogo.
Mitani dijo que estas conclusiones refutan las
sugerencias de que la agresión se debe a la intervención humana. Las
primeras descripciones de ataques letales las hizo la renombrada
primatóloga Jane Goodall quien, junto con otros observadores humanos,
usó comida para ganarse la confianza de los chimpancés. Algunos investigadores sugirieron que el alimentar a los animales
puede haber afectado su comportamiento. Los investigadores de Michigan
no usaron comidas.
Mitani asimismo aconseja que no se hagan conexiones de
este comportamiento de los chimpancés y la guerra entre los humanos, y
apunta en cambio que las conclusiones podrían arrojar luz acerca de
los orígenes del trabajo en equipo. “La guerra, en el sentido humano, ocurre por muchas
razones diferentes”, señaló Mitani. “No estoy convencido de que
estemos hablando acerca de lo mismo”. “Lo que hicimos al término de nuestro estudio fue poner
el asunto patas arriba, sugiriendo que nuestras conclusiones podrían
proporcionar una comprensión acerca de por qué, como especie, somos
tan inusitadamente cooperativos”, añadió. “La agresión letal entre
grupos que hemos observado es de naturaleza cooperativa en la medida
en que involucra coaliciones de machos que atacan a otros. En el
proceso nuestros chimpancés han adquirido más territorio y recursos
que después se redistribuyen a otros en el grupo”. El artículo se titula Lethal intergroup aggression leads
to territorial
expansion in wild chimpanzees”. La investigación la financian el
Instituto Zoológico de Detroit, el Zoológico de Little Rock, la
Fundación L.S.B. Leakey, la Sociedad National Geographic, la Fundación
Nacional de Ciencias, la Universidad de Michigan, la Fundación
Wenner.Gren para Investigación Antropológica y la Universidad Yale. Contacto (español): Vivianne Schnitzer
Teléfono: 1-734-763-0368 Contacto (inglés): Nicole Casal Moore
Teléfono: (734) 647-7087