Los alimentos y bebidas ofrecidos en las máquinas pueden estar vinculados con la obesidad, la diabetes y la enfermedad de las arterias coronarias, según un estudio de la UM
ANN ARBOR, Michigan.— Los escolares que consumen alimentos comprados en las máquinas expendedoras son más propensos a habituarse a una dieta de mala calidad, y esto podría estar vinculado con el exceso de peso, la obesidad o el riesgo de problemas crónicos de salud tales como la diabetes y la enfermedad de las arterias coronarias, según la investigación realizada en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, UM.
El estudio también se ocupó de las comidas que se venden en las tiendas escolares, las golosinas y otros bocadillos y los productos de venta similares que compiten con el menú del programa de almuerzos del Departamento de Agricultura, y encontró que estos presentan los mismos peligros para la salud y la dieta en los niños de edad escolar.
“Los alimentos a los que están expuestos los niños temprano en su vida influyen en los patrones de sus hábitos de alimentación cuando sean adultos”, dijo la autora principal del estudio Madhuri Kakarala, disertante clínica en medicina interna en la Escuela de Medicina de la UM.
Otros estudios anteriores que han evaluado el valor nutritivo de los almuerzos escolares y el impacto que tienen sobre la salud de los niños en general han llegado a conclusiones similares, pero este estudio es el primero que analizó específicamente los alimentos y bebidas que compiten con esos almuerzos, esto es los bocadillos y golosinas o los que se venden en las máquinas expendedoras, en lugar de proveerse mediante el programa de almuerzos del Departamento de Agricultura.
Los investigadores analizaron datos de 2.309 niños y niñas desde primer grado al décimo segundo en escuelas de todo el país. Los entrevistadores usaron cuestionarios para obtener los datos de ingesta de alimentos durante 24 horas en un día escolar típico. También se obtuvieron de grupo de estudiantes los datos de ingesta de alimentos en un segundo día para tomar en cuenta la ingesta habitual día por día.
Entre los encuestados el 22 por ciento de los escolares consumía alimentos competitivos o vendidos en las máquinas en un día escolar. El consumo de estos alimentos fue más alto en las escuelas secundarias donde el 88 por ciento de las escuelas tiene máquinas expendedoras, comparado con el 52 por ciento de las escuelas intermedias y el 16 por ciento de las escuelas elementales. Los consumidores de alimentos y bebidas que compiten con los almuerzos del Departamento de Agricultura mostraron ingestas significativamente más altas de azúcar y más bajas en fibras dietéticas, niveles de vitamina B y hierro que los escolares que no consumen esas alternativas.
Las bebidas gaseosas y endulzadas representan más de dos tercios de las bebidas ofrecidas en las máquinas expendedoras y tiendas de las escuelas. Los postres y los bocadillos fritos son los productos expendidos de consumo más común entre los alumnos de escuelas primarias, y las bebidas que no son leche o jugos de frutas son los artículos más consumidos entre los estudiantes de escuelas intermedias y secundarias. Otros alimentos ofrecidos en las máquinas expendedoras y que son de consumo frecuente incluyen las golosinas, los bocadillos fritos, galletas saladas, galletas dulces, pasteles y helados.
Los resultados no mostraron diferencias significativas en el consumo que los estudiantes hacen de estos artículos relacionadas con el ingreso, la raza o el grupo étnico de los estudiantes.
Las conclusiones de este estudio se publican en la edición de septiembre de la revista Journal of School Health.
“El consumo de alimentos y bebidas que se venden actualmente en las escuelas de Estados Unidos va en detrimento de la calidad de la dieta de los niños”, dijo Kakarala. “La obesidad infantil que resulta de las malas opciones en la dieta, tales como las que se encuentran en este Studio, aumenta enormemente el riesgo de muchas enfermedades crónicas. Una dieta escolar sana puede reducir estos riesgos”.
Sobre la base de estas conclusiones los autores del estudio recomiendan que las administraciones escolares elaboren normas que restrinjan la oferta de alimentos y bebidas a la venta a aquellos que sean ricos en nutrientes y no tengan un alto contenido de energía. Adicionalmente, el personal que prepara las comidas escolares podría elaborar materiales para exhibirlos en los puntos de servicio que promuevan los alimentos más saludables como las frutas frescas, el yogurt, la leche con bajo contenido de grasa, los jugos y los emparedados.
“La educación sobre nutrición, bien enfocada para promover la importancia de los bocadillos saludables también se realza en la Ley de Nutrición Infantil, la ley federal principal que determina la política y los recursos sobre alimentación en las escuelas”, indicó Kakarala. “Éstas y otros tipos de políticas que se apliquen en las escuelas pueden ayudar en mucho para que los niños tomen decisiones más inteligentes sobre la comida durante toda la jornada escolar”.
Si no hay opciones más saludables de bocadillos disponibles en las máquinas expendedoras o las tiendas escolares los niños están expuestos a una mala nutrición cuando eligen esos productos en lugar del almuerzo provisto por el Departamento de Agricultura o la merienda preparada y empaquetada en la casa, dijo Kakarala.
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