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Muerte repentina de los atletas a menudo está vinculada a una condición cardiaca

04/10/2010

La cardiomiopatía hipertrófica puede ser un asesino silencioso para los atletas pero, si se la trata de manera adecuada, pueden tener vidas activas, según una médico de la Universidad de Michigan

ANN ARBOR, Michigan.— Cada año hay informes de un atleta joven, aparentemente saludable, que muere en la pista o en el campo de juego.

“Ahora que entramos en la temporada atlética otoñal (hemisferio norte) y que se aproxima la temporada de maratones es posible que empecemos a escuchar acerca de muertes repentinas y muy trágicas entre los atletas”, dijo Sharlene Day, profesora asistente de medicina interna en el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan.

“A menudo los atletas sienten que son invencibles y que se cuentan entre los miembros más saludables de nuestra sociedad. Eso puede ser así, pero también pueden tener problemas cardiacos y deben reconocer que si algo no se siente bien tienen que prestar atención y tienen que hacérselo saber a sus médicos”, añadió.

La mayoría de las muertes repentinas por problemas cardiacos entre los atletas de más edad está relacionada con la enfermedad de las arterias coronarias del corazón. Entre los atletas jóvenes, sin embargo, una causa principal de la muerte cardiaca repentina es una condición cardiaca genética conocida como cardiomiopatía hipertrófica (CMH).

Este aumento del tamaño de los músculos que forman el corazón frecuentemente no se expresa en síntomas y por esto a menudo es un asesino silencioso. Pero el cuidado adecuado puede dar a los pacientes con CMH la oportunidad de una mejor calidad de vida y tranquilidad mental.

“El consejo más importante que puedo dar a los atletas, o a las familias de los atletas que entran ahora en la temporada de prácticas, o a los atletas de más edad que consideren su participación en una maratón este otoño, es que se sometan a un buen examen físico y obtengan un buen historial de parte de su médico de cuidado primario”, señaló Day, directora de la clínica de cardiomiopatía hipertrófica en el Centro Cardiovascular de la Universidad de Michigan.

“En el caso de los atletas más jóvenes esto debería incluir pruebas integrales, un examen físico y un historial antes de su participación en las prácticas”, agregó. “Si en algunas de esas observaciones surge algo que sea motivo de preocupación deberían realizarse más pruebas y análisis”.

Las pruebas adicionales típicamente comprenden un electrocardiograma y, quizá, un ecocardiograma o examen del corazón con ultrasonido.

Aproximadamente una de cada 500 personas sufre la CMH. El engrosamiento del músculo cardiaco puede causar varios problemas diferentes como que el músculo se torne rígido y sea más difícil que el corazón se llene de sangre con cada latido. También puede hacer que el paciente sienta que le falta el aliento, en particular cuando está haciendo un esfuerzo, y a veces causa en el pecho un dolor que se siente como una angina.

La CMH puede causar ritmos eléctricos cardiacos anormales que resultan en desmayos o en casos trágicos la muerte cardiaca repentina.

La Universidad de Michigan tiene una de las 19 clínicas de CMH que existen en todo el país. La dirigen cardiólogos pediátricos y de adultos y en ella trabaja un amplio grupo de especialistas incluidos cirujanos cardiacos, electrofisiólogos, un consejero genético a tiempo completo y una gerente de enfermería que coordina el programa.

Las opciones de tratamiento para la CMH son muy limitadas. No hay cura y la mayoría de los tratamientos apunta a aliviar los síntomas. Más allá de los medicamentos, una opción puede ser la cirugía.

La vida con CMH tiene sus restricciones. Las personas a quienes se les ha establecido un diagnóstico de CMH deberían abstenerse de participar en, virtualmente, todos los deportes competitivos excepto por golf y otros tipos de deportes con bajo nivel aeróbico.

Pero eso no quiere decir que los individuos tienen que restringirse de las actividades de recreación.

Timothy Wilkes, de 55 años y quien vive en Dearborn (Michigan), corrió su primera prueba de cinco kilómetros el otoño pasado después que sufrió una leve disminución de su salud. Durante quince años había sabido que padecía una condición cardiaca pero no fue sino hasta hace unos cinco años que empezó a experimentar los síntomas.

“Yo había sido bastante activo y había jugado softbol y básquetbol pero, mirándolo en el tiempo, podría decir que cuando dejé esas prácticas fue en relación con la condición de CMH”, dijo Wilkes. “Por un tiempo no estuve seguro si era, simplemente, porque me estaba poniendo viejo o si era parte de la CMH, y resultó que se debió principalmente a la CMH”.

Y mirando más atrás Wilkes dice que había indicios de problema ya en la familia: un primo había tenido problemas cardiacos y su padre había muerto por problemas del corazón. Wilkes se sometió a cirugía del corazón en el Centro Médico de la Universidad de Michigan en mayo de 2009 y en octubre participó en su primera carrera de calle en años.

“Desde la operación he notado mejorías pequeñas pero significativas”, señaló. “Puedo agacharme a recoger algo sin que tenga que hacer una pausa para aliviar el mareo. Puedo ayudar en la descarga de las compras del almacén desde mi automóvil. Eso, a mi esposa, le gusta mucho. Y participé en mi primera carrera de cinco kilómetros en años. No gané, pero corrí toda la distancia y tampoco terminé último”.

Contacto (español): Vivianne Schnitzer
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