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Razones por las cuales voluntarios ayudan, impactan su salud

06/09/2011

ANN ARBOR, Michigan.— Las personas que dan y ayudan viven vidas más largas, según han demostrado varios estudios. Una nueva investigación muestra ahora que las razones por las cuales las personas se ofrecen como voluntarios son las que realmente cuentan, más aún que si se ofrecen como voluntarios.

Las personas que se ofrecen como voluntarios porque quieren ayudar a otros tienen vidas más largas que quienes nunca se presentan como voluntarios, según han determinado las investigadoras de la Universidad de Michigan. Pero quienes hacen trabajo voluntario principalmente por algún tipo de beneficio personal no viven, en promedio, más tiempo que los que nunca se ofrecen como voluntarios.

“Durante mucho tiempo hemos sabido que la labor voluntaria puede beneficiar no sólo a las personas que reciben la ayuda sino también a quienes brindan su tiempo y energía”, indicó Sara Konrath, autora principal del estudio y psicóloga social en el Instituto de Investigación Social (ISR) de la UM. “Superficialmente el voluntariado parece un comportamiento puramente altruista. Pero, de hecho, las personas se ofrecen como voluntarios por una amplia gama de razones, desde salirse de la casa y conocer otra gente hasta hacer algo bueno por quienes necesitan ayuda y los grupos que les apoyan”.

Para el estudio, que se publica en Internet en la revista comentada por pares Health Psychology, Konrath y sus colegas Andrea Fuhrel Forbis, Alina Lou y Stephanie Brown analizaron datos del Estudio Longitudinal de Wisconsin, que sigue una muestra al azar de graduados en 1957 de las escuelas secundarias de Wisconsin. Los datos usados en el análisis se recolectaron en 2004 e incluyeron a 3.376 hombres y mujeres de unos 65 años de edad en esas fechas.

En términos generales las investigadoras encontraron que el 57 por ciento de los encuestados daba cuenta de, al menos, algún trabajo voluntario en los diez años anteriores.

A los participantes se les contactó cuatro años más tarde, en el año 2008. Las investigadoras encontraron que sólo el 2,3 por ciento de los voluntarios había muerto, comparado con el 4,3 por ciento de quienes no habían hecho trabajo voluntario. Asimismo encontraron que también era relevante cuánto esfuerzo voluntario habían puesto las personas: sólo el 1,8 por ciento de quienes habían sido, regularmente, voluntarios, había fallecido, comparado con el 2,5 por ciento de quienes habían sido voluntarios ocasionalmente. El riesgo de muerte era aún más reducido por cada hora adicional que los adultos ancianos habían trabajado como voluntarios por mes.

Pero lo que realmente representó una diferencia fue el motivo por el cual las personas son voluntarias. Aún después de compensaciones por variables que pueden causar confusión y que podrían afectar la mortalidad, tales como la salud física, las investigadoras determinaron que los motivos del voluntariado tienen un efecto sobre la mortalidad.

Los participantes calificaron por importancia las varias razones de su trabajo voluntario, y cuanta mayor importancia asignaron a las razones orientadas hacia el prójimo, más probable resultó que siguiesen vivas después de cuatro años. Estas razones incluyen la compasión por las personas necesitadas o porque la tarea era importante para sus seres queridos.

Quienes dieron más relevancia a motivos relacionados con beneficios personales mostraron probabilidades marginalmente mayores de haber muerto después de cuatro años. De hecho quienes se ofrecieron como voluntarios por algún beneficio personal tuvieron tantas probabilidades de morir como quienes no hicieron trabajo voluntario en absoluto, señalaron las investigadoras. Estas razones incluían el ofrecerse como voluntario porque disfrutaban el contacto social, o para salirse de la casa, para escapar de sus propios problemas o para explorar su propio potencial.

“Nuestro análisis demuestra claramente la importancia de los motivos cuando se consideran los beneficios del voluntariado para la salud”, indicó Konrath. “Esta investigación no examinó por qué el motivo tiene tanta importancia, pero el trabajo hecho por mi coautora Stephanie Brown y otros ha demostrado que la preocupación por otras personas nos lleva a operar en el mismo sistema que opera con las madres y otras personas que brindan cuidado. Este sistema incluye un conjunto de pensamientos, emociones y circuitos neurológicos y psicofisiológicos que ayudan a desactivar las respuestas al estrés y activar hormonas, tales como la oxitocina, que restauran la función fisiológica. Básicamente, se amortigua el estrés de la persona que brinda cuidado y se promueve su bienestar”.

Las investigadoras planifican estudios futuros que examinen esta idea en relación con el voluntariado pero, mientras tanto, Konrath señala que las conclusiones obtenidas hasta ahora indican que quizá no sea una buena idea alentar a las personas a que hagan trabajo voluntario porque es bueno para ellas mismas.

“Cada vez más se promueve y recomienda el voluntariado en las escuelas y las organizaciones, en los medios, incluida la “Angel Network” de Oprah Winfrey, e incluso el presidente (Barack) Obama”, agregó. “Hay grupos que enfatizan que está bien que una quiera beneficios para sí misma, y que alientan a la gente a que piense en el voluntariado como un intercambio, un trueque más que en algo que un hace por otros que no son tan afortunados como una misma. Hay grupos que incluso enfatizan los beneficios de salud que se obtienen por hacer trabajo voluntario. Por supuesto es razonable que los voluntarios esperen algún beneficio para sí mismos. Pero es irónico que los potenciales beneficios de salud del voluntariado se reduzcan significativamente si el beneficio propio es el motivo principal de la persona”.

Konrath también está afiliada con el Centro Médico de la Universidad de Rochester. Fuhrel Forbis está afiliada con el Centro de la UM para Bioética y Ciencias Sociales en Medicina. Lou está afiliada con el ISR de la UM. Y Brown, quien llevó a cabo la investigación que estableció que las personas que brindan viven más tiempo mientras estaba en el ISR, está ahora afiliada con el Centro Médico de la Universidad Stony Brook.

Contacto (español): Vivianne Schnitzer
Teléfono: 1–734–763–0368

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